La Estación Misionera y el Centro Comunitario “María Madre de la Esperanza” continúa día a día dando amor y ayuda en el barrio de Empalme Graneros. CLG dialogó con una de las referentes
Por Sofía Dalonse
La Estación Misionera y el Centro Comunitario “María Madre de la Esperanza” es una comunidad misionera que fundó la hermana María Jordán y trabaja hace más de 25 años en colaborar con los que menos tienen del barrio de Empalme Graneros. A poco de cumplirse un año de su fallecimiento, la fundación busca seguir creciendo y se pone al servicio de los más necesitados.
El próximo 9 de agosto, a un año de su partida, realizarán una misa en su homenaje que se celebrará en la Parroquia “Nuestra Señora de Guadalupe” a las 18.30 (French 5699).
Cecilia Gorosterrazu, Perla Calcamuggi y Fabiana Kochnowicz son quienes forman parte de la actual comisión directiva y trabajan a diario en impulsar este proyecto solidario.
«Yo soy de Buenos Aires. Me vine el 20 de julio del año pasado, cuando se agravó la salud de la hermana María. Estaba haciendo los trámites para armar la Fundación Hermana María Jordán, y le prometí quedarme a trabajar acá, como ella me lo había pedido desde hace años», contó Cecilia y reafirmó que mantienen los objetivos iniciales que consisten en «promover al ser humano mediante la educación, el trabajo digno y la transmisión de valores humanos y cristianos».
Por otra parte, relató que las necesidades de la gente del barrio fueron cambiando: «En sus inicios, la hermana Jordán se encontró con un extenso basural donde vivían algunas familias originarias de Chaco, en una situación de extrema pobreza y de peligrosa situación sanitaria. Hubo entonces que cubrir necesidades urgentes como la alimentación, la salud y las condiciones habitacionales, entre otras cosas.»
Gracias a su tarea y a la colaboración de los rosarinos, ese “basural” se convirtió en un barrio de calles limpias, bien delineadas, con rellenado y mejorado de los terrenos para evitar los anegamientos, con agua potable, un comedor para niños desnutridos, consultorios médicos y con asistencia legal para los indocumentados. Posteriormente un jardín de infantes.
Cecilia reivindicó la figura de María Jordán de impulsar el trabajo comunitario al servicio de los que menos tienen, llevando educación, alegría, fe y esperanza. «Mi compromiso ahora es este trabajo hermoso, aunque extraño a mi hijo, mi familia y amigos, quienes me apoyan incondicionalmente», aseguró.
Actualmente funciona en el predio del Centro Comunitario “María Madre de la Esperanza” (Cabal 1400 bis) una escuela en crecimiento (radial de la escuela Madre Teresa de Calcuta) con: jardín de infantes (salitas de 3, 4 y 5 años) y primaria (1er., 2º y 3er. grado), donde los niños reciben desayuno y almuerzo.
Los días sábado un grupo de jóvenes rugbiers concurren para entrenar a los chicos del barrio y, para las nenas, prácticas de hockey. Se trata de un espacio para que pueden desarrollar sus capacidades deportivas y aprender sobre los valores de la amistad, el respecto, la tolerancia y los beneficios del trabajo en equipo.
Además, en el edificio del Centro de Formación, ubicado en la calle San José 2600, tienen un espacio dedicado a “apoyo escolar, contención y recreación”, tres veces por semana, donde los niños pueden hacer sus tareas, leer, pintar, jugar al futbol o al golf y tomar una merienda.
En ese mismo edificio, se llevan a cabo los cursos del Programa Santa Fe Más. Este año iniciarán en el mes de agosto los cursos de peluquería, costura y computación.
Los días sábados por la tarde dan catequesis, preparando a los niños para su primera comunión y para la confirmación. Y todos los domingos, a las 11, se celebra la Santa Misa en el predio del Centro Comunitario.
También, gracias a un programa provincial, ofrecen un espacio para alfabetización destinado a todos aquellos adultos que no tuvieron la oportunidad de aprender a leer y escribir.
En la Estación Misionera (Lavardén 5672) funciona Cáritas, entregando bolsones de alimentos, ropa, calzado, útiles escolares a los vecinos que acuden con necesidades. Allí también se realiza la logística para el envío de donaciones a otras instituciones o provincias.
Cecilia comentó sobre las dificultades que se presentaron durante la pandemia para llevar a cabo las distintas actividades aunque destacó que lograron «encontrarle la vuelta» para reanudarlas y destacó que no tuvieron casos de coronavirus en el lugar y que mantienen estrictos protocolos para la prevención.
«Los chicos se han atrasado muchísimo a nivel escolar porque las posibilidades de que se conecten es nula. La mayoría no tiene internet. Algunos hasta olvidaron cómo agarrar el lápiz. Creo que fue lo peor de la pandemia», aseguró.
Entre los proyectos de la fundación se destacan los siguientes:
- Construcción de la Capilla María Madre de la Esperanza
- Terminar la construcción de la escuela, con sus aulas hasta 7° grado
- Secundaria y Terciario
- Polideportivo
- Huerta comunitaria
- Vivero para los alumnos
- Proyecto de Energías Renovables (calefón solar, reciclaje y arbolado de las calles del barrio)
- Puesta en funcionamiento del taller de panadería
- Taller de arte y música para niños y jóvenes
¿Qué necesitan?
- Padrinos que, por ejemplo, puedan comprometerse con el pago de la provisión de carne mensual para el comedor de la escuela, la provisión de leche, la compra de los tubos de gas.
- Donaciones: la provisión de pintura para las aulas del Centro de Formación, un horno convector eléctrico de 8 bandejas, para el taller de panadería, alimentos no perecederos, calzados, útiles escolares, juguetes, donación en efectivo (se puede transferir a la cuenta bancaria de la Institución y se entregará el recibo oficial).
- Voluntarios: un profesor de educación física, de música, de danzas y todo aquél que desee dar un testimonio de amor y de servicio a quien no sabe, no tiene y no puede.