La cantante oriunda de Casilda fue elegida por el talentoso director teatral para integrar el elenco de "Infierno blanco", su nueva obra que realiza en Buenos Aires
Por Mario Luzuriaga
El talento santafesino nuevamente se destaca a lo grande. En esta ocasión, la cantante casildense Aldana Moriconi fue seleccionada para formar parte del elenco de la obra «Infierno blanco», un musical dirigido por Pepe Cibrián Campoy.
La trama aborda la historia de Bertil Olafson (Lautaro Calzona), un narcotraficante que es un personaje ambiguo y sin escrúpulos. Es un criminal para la sociedad moderna y, al mismo tiempo, un joven completamente indefenso y solitario. Por otra parte, su antítesis, Charly Sommerset (Luis Machuca), es un joven centrado, honesto y soñador, que cae en sus planes de seducción a raíz del abandono de su pareja Patrick Salisbury (Maximiliano Areitio), lo que da lugar al comienzo de una historia de amor entre dos personajes de universos distintos.
En un mano a mano con CLG, Aldana contó el proceso de selección y su experiencia al trabajar con el reconocido director.
—¿Cómo es para un artista regresar después de un tiempo tan largo?
—Vuelvo con muchas ganas y de eso me di cuenta cuando estaba arriba del escenario. Se me abrió un mundo visual en donde por fin pude ver enfrente mío. Compartir ese momento con el público y con el elenco fue impagable. Fueron dos años sin hacer nada, salvo una fecha que hice para el Ministerio de Cultura y que salió vía streaming. Ya nos juntarnos el baterista, el guitarrista y yo, y nos empezamos a mirar con cariño y compartir este momento.
—¿Quién te convocó para «Infierno blanco?
—Quedé en un casting que realizó Pepe Cibrián Campoy en plena pandemia. Me anoté y mandé mi material, luego por Zoom se realizaba el proceso de casting. Todos los días fueron de pruebas extremas y una exigencia que no te puedo explicar.
—¿Es muy riguroso Pepe a la hora de seleccionar?
—Es muy exigente y tenés que estar muy concentrado y al pie del cañón. Empezamos a juntarnos de lunes a lunes, entre 6 y 7 horas; y él te brindaba todas sus obras, algunos diálogos y sus canciones. Entonces él abría el Zoom, eligiendo al tanteo y pidiendo a los pre-seleccionados que interpreten algo. Viendo entrevistas de otros artistas que trabajaron con él y que superaron todas esas instancias, quedás preparada para cualquier tipo de espectáculo.
—Imagino que te sirvió y servirá para futuros espectáculos que armes de aquí en más.
—Con todo, fue una masterclass y un entrenamiento increíble.
—Decías que te brindó todas sus obras para que las aprendas, ¿cuál fue la que más te impactó?
—Me gusta mucho «La importancia de llamarse Wilde», en la que la música te cala mucho; es de una profundidad tremenda. Y otra que me encanta es «El hombre de la Mancha», que tiene ese halo español y me vuela la cabeza.
—¿Qué nos podés contar de «Infierno blanco»?
—Trata de un narcotraficante que vive en Noruega, súper controversial, y ve a dos hermanos, Charly y Diana, que son dos chicos de la alta sociedad que quedaron huérfanos. Diana es adicta a la cocaína y Charly quiere ayudarla; a la vez ellos caen bajo la influencia de este hombre. Y ahí es donde entra mi personaje, Marcia, que fue una gran amiga de los padres de Charly, llega a brindar luz a toda esta oscuridad.
—¿Nunca pensaste tener un rol así en tu carrera?
—Para nada, nunca lo había pensado. El casting me salvó en muchos aspectos, ya que muchos colegas cayeron en la depresión por no poder tocar. Por suerte estuve con ganas y mantuve «el fuego sagrado», no bajé los brazos. Después de terminar los castings presenciales, Pepe me agarró de las manos y me dijo que iba a interpretar a Marcia, y me quedé dando vueltas.
—¿Qué se te pasó por la cabeza en ese momento?
—Quedé totalmente en shock y después me entré a emocionar, porque le puse todo a las audiciones y realmente me lo merecía. Cada vez que algo lindo me pasa estoy un día entero llorando (risas). Ahora me siento con una responsabilidad muy grande porque Pepe confió en mí para este personaje difícil.
—Ahora es todo un desafío para vos, no sólo cantar sino también actuar.
—Es un desafío tremendo y tuve la suerte de refugiarme en Gloria Piñero, una gran actriz rosarina, y ella me dio muchas herramientas para construir el personaje.