La rosarina, medallista olímpica de oro en Río 2016, se apresta para debutar en los Juegos Olímpicos y además portar la bandera en la ceremonia inaugural
Por Marcos González Cezer – Télam
La rosarina Cecilia Carranza Saroli, quien ganó junto con Santiago Lange la medalla de oro en la clase Nacra 17 de vela en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, admitió estar «confiada en hacer un buen papel en Tokio»; resaltó las fortalezas de su equipo, del que dijo «hizo un trabajo extraordinario» en el último año de entrenamientos, y admitió que la falta de competencias previas «generará cierta incertidumbre».
«Yo estoy confiada en que podemos hacer un buen papel en Tokio. Repetir el oro de Río obviamente que va a ser difícil. Llegar a un podio en los Juegos Olímpicos es difícil, de una complejidad enorme. El trabajo más duro e importante lo hicimos», afirmó Carranza Saroli en declaraciones a Télam.
«Hicimos verdaderamente un trabajo extraordinario. Cada uno de nosotros se siente orgulloso del equipo que pertenece, por la entrega absoluta que hicimos en todo este tiempo. Ahora hay que competir. Es un trabajo muy difícil rendir en los Juegos Olímpicos. Pero para eso nos preparamos. Tenemos que terminar nuestra puesta punto y confiar en todo el trabajo que hicimos como equipo», aseveró.
La dupla argentina ganó en 2016, en la bahía de Guanabara, la primera medalla de oro de la vela argentina en los Juegos Olímpicos; en segundo lugar quedaron los australianos Jason Waterhouse y Lisa Darmanin, y los austríacos Zajac-Tanja Frank lograron la presea de bronce.
Carranza Saroli, de 34 años y ganadora de la medalla de oro en los Juegos Panamericanos Guadalajara, México, 2011 en la clase Laser Radial, disputará sus cuartos Juegos Olímpicos luego de los Beijing 2008 (12ª), Londres 2012 (21ª) en clase Laser Radial y Río 2016.
—Se entrenaron durante meses con los equipos de Inglaterra, Italia y Austria, que serán rivales en Tokio y son potencias mundiales. ¿Qué análisis hiciste de esa experiencia?
—Entrenar con equipos de tanto nivel fue algo extraordinario, excepcional. Como deportista me hizo crecer muchísimo; hizo correr mis límites tanto mentales como físicos. Si bien soy consciente de la fortaleza mental que tengo para aguantar un ritmo muy alto de entrenamientos, lo que hicimos fue verdaderamente excepcional. Y fue gracias a ellos porque nos marcaron el ritmo. Siempre estuvimos un pasito más abajo que los ingleses y los italianos y nunca bajamos los brazos. Es muy duro salir a entrenar todos los días con rivales que te ganan; fue como salir a correr regatas de un mundial. Y eso hay que poder aguantarlo durante un año y nosotros lo aguantamos. Cuando ellos descansaban nosotros entrenábamos porque los teníamos que alcanzar. Hoy me siento más confiada, siento que hicimos un paso adelante en nuestro rendimiento y que estamos mucho mejor que hace tres meses. Estamos muy contentos con el trabajo realizado.
—En julio del año pasado manifestaste «muchas veces vuelvo del agua frustrada y me digo a mí misma que estoy dentro de las cinco mejores del mundo». ¿Eso vale a la hora de que empiecen las regatas en Tokio?
—La complejidad que tiene entrenar todos los días con los rivales más fuertes, los mejores del mundo que hay en la flota, muchas veces te genera una gran frustración. Cuando llegamos ellos ya tenían dos meses de entrenamientos encima. Y empezamos varios escalones más abajo. Y hasta que llegamos a igualarlos hubo que hacer un trabajo enorme, sin descanso, entregándolo todo. Esa experiencia vale mucho por la fortaleza mental que te genera nunca bajar los brazos y seguir peleando para no estar entre los cinco mejores si no ser la mejor es muy grande. Tenemos que pararnos en nuestras fortalezas, respetando, con humildad a los rivales, que son muy fuertes. Y una de las fortalezas más grandes que tiene nuestro equipo es la mental, la capacidad de trabajo, entrega absoluta. Eso fue lo que hicimos en todo este tiempo y son puntos muy importantes a la hora de preparar unos Juegos Olímpicos.
—Esta vez, a diferencia de los que ocurrió en Río 2016, llegaron a los JJ.OO con muy pocos días previos antes de la primera regata. ¿Eso influirá?
—Claro que sí. Es un fuerte nuestro tener la capacidad de irnos de casa, dejar todo y entregarnos a la campaña olímpica. Y eso no lo tienen todos deportistas y rivales. Si hubiéramos tenido la oportunidad de llegar antes a Japón, hubiéramos conocido el campo de regatas muchísimo más de lo que podrían hacerlo los rivales, como lo hicimos en Río de Janeiro. Esta vez no pudimos. Esa era un parte muy fuerte de nuestra preparación.
—Disputaron el último torneo internacional en octubre del año pasado. ¿Qué genera la ausencia de competencia real?
—La falta de competencias oficiales, claramente, provocará que lleguemos con cierta incertidumbre, algo que también les pasará a los rivales. De saber dónde está parado cada uno. Nuestro grupo de entrenamiento es el que menos se juntó con el resto. Todos los otros se fueron juntando, haciendo regatas, aunque no hayan sido oficiales, y nosotros nos quedamos un poquito aislados, haciendo nuestro trabajo sin ver a los rivales desde la última competencia oficial. Eso va a hacer que sea un Juego Olímpico muy especial. Vamos a ver con qué nos encontramos. Acá va a depender mucho de quien acertó en el método de entrenamiento, en la manera de trabajar en todo este tiempo. Nosotros como equipo nos sentimos muy confiados en el trabajo que hicimos. Ahora tendremos que ver los resultados.
—Hace unas semanas expresaste: «nos sentimos capaces de estar bien arriba». ¿En qué lo fundamentás?
—En el gran trabajo que hicimos. Nos sentimos confiados. Hicimos verdaderamente un trabajo extraordinario. Cada uno de nosotros se siente orgulloso del equipo que pertenece, por la entrega absoluta que hicimos en todo este tiempo. Cuando estemos en Japón veremos si hay rivales mejores que nosotros. Eso puede pasar. Pero nosotros como equipo mejoramos mucho, fuimos viendo los resultados y eso nos genera confianza.
—¿Será difícil será repetir el oro de Río de Janeiro 2016?
—Yo estoy confiada en que podemos hacer un buen papel en Tokio. Repetir el oro de Río obviamente que va a ser difícil. Llegar a un podio en los Juegos Olímpicos es difícil, de una complejidad enorme. El trabajo más duro e importante lo hicimos. Y estoy muy confiada en todo lo que hicimos. Ahora hay que competir. Es un trabajo muy difícil rendir en los Juegos Olímpicos. Pero para eso nos preparamos. Tenemos que terminar nuestra puesta punto y confiar en el todo el trabajo que hicimos como equipo.