Así lo señaló el investigador Ivan Briz i Godino en una entrevista, donde destacó que "el coronavirus es consecuencia de una dinámica de explotación global"
Por Gabriel Ramonet
Para el arqueólogo, historiador e investigador Ivan Briz i Godino, la pandemia de coronavirus es un indicador del final del «modelo de desarrollo neoliberal extractivista», mientras que la época actual posee una trascendencia histórica comparable a eventos como la caída del Imperio Romano o la llegada de los europeos a América, según explicó en diálogo con Télam.
Según el científico, el virus no debería ser catalogado como la causa, sino como la consecuencia de los acontecimientos actuales, derivada de un «capitalismo que se caracteriza por un crecimiento continuado, sin fin, en un planeta con recursos limitados», señaló.
«La dinámica actual de explotación de los recursos naturales implica necesariamente eliminación de biodiversidad. Además, el consumo industrial de combustibles fósiles genera una modificación global de las condiciones climáticas del planeta, y un acercamiento a los virus», asegura Briz i Godino, oriundo de Cataluña (España) aunque vinculado desde 1995 con Ushuaia, en Tierra del Fuego, donde investiga el rol de las estrategias de cooperación en los pueblos originarios de la zona en el Centro Austral de Investigaciones Científicas (Cadic) dependiente del Conicet.
Aunque se graduó y cursó estudios de posgrado en la Universidad Autónoma de Barcelona, y realizó gran parte de su trabajo en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, terminó convirtiéndose en investigador del Conicet para profundizar sus estudios sobre pueblos como los yámanas, e incluso para desarrollar métodos de simulación social que le valieron una beca en la Universidad de Harvard, en Estados Unidos.
¿Por qué utiliza el concepto de sindemia en lugar de pandemia para definir la situación actual?
-Ivan Briz i Godino: La pandemia puede entenderse como un fenómeno estrictamente sanitario. En cambio la sindemia incorpora el componente social que implica una situación pandémica. Es decir, no se trata solamente de la tragedia sanitaria que estamos experimentando, sino de todas las causas y consecuencias sociales vinculadas a ello. La idea de sindemia involucra todas las condiciones sociales, económicas, geopolíticas o sociopolíticas de esta época. Desde ese punto de vista, me parece que se está cometiendo un error cuando se entiende al coronavirus como una causa, cuando en realidad es una consecuencia.
¿Y cuál es la causa de la pandemia?
-IBIG: Yo creo que vivimos en un contexto de explotación de recursos naturales a unos niveles absolutamente demenciales, dentro de un espectro concreto como es la limitación que ofrece el planeta. Eso significa que estamos entrando en contacto con determinados elementos del ambiente con los que antes no habíamos entrado, lo que provoca situaciones nuevas. El coronavirus es consecuencia de esa dinámica de explotación global. Esa explotación está generando un nuevo contexto de la biodiversidad. Comúnmente se le denomina Antropoceno, aunque autores como Jason Moore de la Universidad de Binghamton prefieren acotarlo históricamente al capitalismo y lo denominan Capitaloceno. Nunca antes en la historia de la humanidad habíamos incidido de esta manera modificando el clima y la biósfera.
¿En otras epidemias o pandemias de la historia se pueden encontrar ese tipo de factores relacionados?
-IBIG: Por supuesto. Un ejemplo claro es la propagación de la llamada peste negra en Asia, Europa y África, que fue producto de la interconectividad del mundo urbano de finales del siglo XIII y principios del XIV, en base al comercio mediterráneo, sobre todo desde la ruta de la seda y el imperio chino. Esa conectividad que no existía en la alta edad media, es la que generó una dinámica de propagación. La Covid también es la consecuencia de un mundo globalizado e interconectado. Las epidemias surgen por un elemento sanitario o biológico, pero existen en un contexto social.
Usted compara esta pandemia con la caída del Imperio Romano o la llegada de los europeos a América. ¿Estamos realmente ante un cambio de época de esa magnitud?
-IBIG: Yo pienso que estamos ante el final de este modelo de desarrollo neoliberal extractivista. Esta dinámica de crecimiento continuado, característica esencial del capitalismo, choca contra la finitud de los recursos y plantea un problema indisoluble, inclusive desde el punto de vista de la física clásica, como muy bien indican investigadores como Antonio Turiel. Esta explotación sin límites ha generado, por ejemplo, el mal llamado cambio climático, que en realidad es calentamiento global. Hemos modificado tanto el ambiente, en una deriva imposible de parar de un día para el otro, que la consecuencia será un cambio completo de la forma de vida en el planeta. Ese es el cambio de época. Frente a esta deriva de crecimiento constante del vigente modelo, un futuro en base al decrecimiento económico es una perspectiva más que factible. Y eso tendrá, inevitablemente, consecuencias sociales.
¿Usted dice que se va terminar el capitalismo?
-IBIG: A terminar o a reconvertir. Una de las características del capitalismo es su capacidad «calamar». Constantemente está cambiando de color. Ahora aparecen propuestas de «capitalismo verde», por ejemplo. Son intentos de reinventarse para poder generar una continuidad a nivel de poder conseguir la mayor cantidad de beneficios posibles. No sé si va a acabar el capitalismo, pero seguro tendrá que cambiar a otro modelo.
¿Por qué la explotación exacerbada de recursos lleva a la aparición de virus?
-IBIG: Porque la dinámica actual de explotación de recursos implica necesariamente eliminación de biodiversidad. Y ello genera una modificación global de las condiciones climáticas del planeta. Son fenómenos complejos. Por ejemplo, el problema no es tan solo al aumento de temperatura y nivel del mar, sino que existe una relación entre las masas oceánicas y la atmósfera, que se retroalimentan. Ello genera modificaciones en la circulación de las mareas y las corrientes de aire o los regímenes de lluvia. Si cambian los regímenes de lluvia se modifican los aportes de agua dulce a determinados sectores, que en el caso de Argentina afectan, también, a los glaciares. Y así en una dinámica compleja de efectos concatenados. Por eso la biodiversidad se readecúa y cambian las condiciones de vida para los seres humanos. En una zona marítima como la costa de Tierra del Fuego, los efectos de estos cambios serán de gran relevancia.
¿Y cómo se llega a los virus?
-IBIG: De muchas formas. Por ejemplo ante el descongelamiento de distintos elementos en el permafrost en el hemisferio norte. Esos elementos siempre han estado ahí, pero ahora entran en contacto con nosotros. Así pueden aparecer virus con los que hasta ahora no habíamos contactado (o, como mínimo, no tenemos constancia histórica). Lo mismo con las profundas modificaciones que el cambio climático origina en diferentes biotopos con los que entramos o entraremos en contacto.
Usted se dedica a la investigación de pueblos originarios de Tierra del Fuego. ¿De qué manera esos estudios pueden relacionarse con la actual coyuntura de pandemia?
-IBIG: El pasado de nuestra especie es la única base de datos de la que disponemos respecto a como poder intentar trazar alguna respuesta de cara al futuro. Y eso incluye a los pueblos originarios, de los cuales podemos extraer grandes aportes para reconsiderar nuestra forma de relacionarnos entre las personas y con el resto del planeta. No disponemos de otra información sobre comportamiento humano. No hay ninguna otra. Nuestro pasado es nuestro gran yacimiento de información. Y estudiarlo nos permite comprender que procesos o comportamientos naturalizados en el presente, han sido de otras formas en el pasado. Un ejemplo clave en relación a los pueblos fueguinos: en el contexto actual se nos ha explicado como idea predominante, que la obtención de beneficios y el individualismo es la forma más eficiente de organización social. La frase típica: nunca antes se había generado tanta riqueza como en la era capitalista. La pregunta es bajo qué condiciones. El pasado humano nos ofrece todo un abanico de alternativas para poder replantearnos y reorganizarnos de otra manera, especialmente en contextos de crisis. Por ejemplo bajo dinámicas de cooperación social, que era un rasgo distintivo de los pueblos fueguinos.
¿Usted dice que esos cambios en la organización social nos ayudarían a superar este tipo de crisis?
-IBIG: Exacto. Voy a hacer una premonición, con mucho cuidado y respeto. Yo creo que aquellos grupos humanos, sean una sociedad, un Estado, un continente o una federación de países, que consigan implementar una dinámica de ayuda mutua y cooperación, van a disponer primero de herramientas más potentes para superar contextos de crisis.
¿Cómo estima que será el mundo en la post pandemia?
-IBIG: Es difícil calcula el nivel y profundidad de los cambios que se avecinan. Lo que sí sospecho que va a cambiar en poco tiempo es esta dinámica de capitalismo continuado y acelerado, porque sencillamente el mundo capitalista occidental será incapaz de mantener estos niveles de crecimiento y porque las limitaciones del planeta son las que son. A partir de ello deberá reinventarse el capitalismo como sistema. La bifurcación es muy simple. O tenderemos hacia una dinámica de mucho mayor desigualdad, con un peligroso incremento de las tensiones sociales, o comenzarán a surgir focos de planteamientos alternativos vinculados a la cooperación.