Por Diego Añaños
Por Diego Añaños
Martín Guzmán partió el miércoles de la semana pasada con destino a Venecia para participar de la cumbre de ministros de Finanzas y presidentes de bancos centrales del G-20. La agenda de Guzmán gira alrededor de cinco ejes fundamentales: la reunión con la directora gerente del FMI, la búlgara Kristalina Georgieva, la cruzada por la reducción de las sobretasas en los préstamos de organismos internacionales, el destino de los U$S4.350 millones que recibirá la Argentina en el marco de la emisión extraordinaria de los Derechos Especiales de Giro del Fondo, la discusión de un nuevo impuesto a las corporaciones destinado a cubrir los gastos extraordinarios ocasionados por la pandemia, y el debate de una nueva agenda verde.
Sacachispas, como lo apodó el incalificable Eduardo Feinmann, llega a Italia con una reciente victoria en sus valijas: la postergación del pago de U$S2.400 millones del vencimiento con el Club de País que debían pagarse a fines de julio. Sin embargo, no hay que olvidar que el ministro, con un perfil extraordinariamente bajo para el hábito político vernáculo, viene sumando goleadas sin levantar demasiado el avispero. Recordemos que la exitosa negociación con los fondos buitres significó un ahorro de U$S37.000 millones en un período de 10 años, así como un importante reducción de la carga de los intereses, que bajaron de un 7 a un 3%.
También deberíamos decir que Guzmán viaja con algunas preocupaciones, más vinculadas al frente interno. Sin dudas la inflación es el tema número uno. Particularmente porque en la primera mitad del año quedó claro que el objetivo propuesto en la Ley de Presupuesto era inalcanzable, pero especialmente porque desde Alberto Fernández para abajo, todos los funcionarios del gobierno nacional sostienen que en 2021 los salarios le ganarán al índice general de precios. En ese contexto, era inminente que los sindicatos pusieran sobre la mesa la necesidad de revisar las paritarias. El puntapié inicial vino de parte de UPCN. Los trabajadores estatales habían acordado en mayo un 35% de aumento salarial en seis tramos, más el monitoreo y revisión del acuerdo en noviembre. Ante la aceleración de los precios, que dejó desfasado el incremento obtenido, lograron acordar con el gobierno nacional un adelantamiento de la revisión paritaria para el 19 de agosto. El acuerdo, que lleva la firma del ministro de Trabajo, Claudio Moroni; la secretaria de Gestión y Empleo Público de la Nación, Ana Castellani; y el titular de la Unión del Personal Civil de la Nación, Andrés Rodríguez, se alinea con un nuevo objetivo inflacionario que se plantea el gobierno, y que según las versiones ronda el 40%.
Incluso el titular de la Unión Industrial Argentina, Daniel Funes de Rioja, hizo referencia a la necesidad de revisar los aumentos acordados en paritarias a comienzos de año. En el encuentro virtual de la Junta Directiva de la UIA se admitió que “se corrió el techo” de las discusiones salariales. Desde ese punto de vista, es evidente que la organización empresaria comparte la visión del gobierno que sostiene que no hay reactivación posible si la inflación le gana a los salarios. A primera vista parece una verdad de Perogrullo: si los precios van más rápido que los salarios, la capacidad de compra de los consumidores se resiente, y las empresas venden menos. Es tan espantosamente evidente que a veces da un poco de pudor tener que explicarlo.
Por otro lado, la UIA parece haber evaluado el impacto negativo que tuvieron los enfrentamientos internos y con el gobierno nacional, por lo cual prefieren bajarle un poco el tono a las confrontaciones, ya que como dijo declaró el CEO de una importante empresa “no le conviene a nadie eso”. Sobre el fin del encuentro, Pablo Dragún, titular del Centro de Estudios Económicos de la entidad, presentó los últimos tres informes elaborados, y que muestran que 10 de los 16 sectores de la industria analizados, muestran incrementos con respecto al primer cuatrimestre de 2019.
Los datos van en consonancia con los registros de reactivación que viene mostrando la economía argentina. Según el último reporte de la Fundación para el Desarrollo Eléctrico el consumo eléctrico creció 14,2% interanual en mayo, recuperando los niveles registrados en 2019 previos a la pandemia y al aislamiento obligatorio. Paralelamente la Asociación de Fabricantes de Cemento Portland informó que los despachos de cemento registraron un crecimiento de 20,6% en junio, lo cual también ya lo ubica alrededor de 7.000 toneladas por encima de los registros pre pandemia. Evidentemente la inversión ha comenzado a crecer nuevamente, pero será necesario un shock de consumo, a través de la reapertura de paritarias, para consolidar el proceso de recuperación económica.