Desde el comedor Ojitos Felices de Villa Gobernador Gálvez impulsaron esta campaña solidaria. CLG diálogo con María Angélica Maccagno, referente del comedor
Con la llegada del invierno se encienden las máquinas de la solidaridad. Cada centro barrial, comedor, merendero o asociación civil se las ingenia para poder contrarrestar las bajas temperaturas para los más vulnerables y así la rueda de humanidad comienza a rodar. En tiempos de pandemia crecieron más las necesidades y las ayudas se vieron tocadas por las restricciones sanitarias. Y es por ello que desde las instituciones tuvieron que reinventar cada campaña solidaria para poder seguir cumpliendo con su labor. El claro ejemplo es el merendero «Ojitos Felices», ubicado en el corazón del barrio Coronel Aguirre de Villa Gobernador Gálvez, que doblegó sus esfuerzos y quiere aportar en su lucha contra el frío y además, apostar a un mejor Día de la Niñez.
Así nació Zapateando el Día del Niño, una idea que une las campañas contra el invierno y de regalos para el Día de la Niñez. «Por las dificultades que genera la pandemia las unimos ya que en julio buscamos zapatillas y abrigo y, en agosto, juguetes», dijo a CLG María Angélica Maccagno, referente del comedor, y agregó: «Resolvimos que es más importante la cuestión del frío y unificamos los proyectos».
Ojitos Felices lleva seis años realizando distintas campañas como la recolección de útiles escolares, Pascuas o Reyes, Navidad y las mencionadas contra el frío y para el Día de la Niñez. Sin embargo, en esta oportunidad buscaron agilizar la solidaridad. «Siempre tenemos un éxito muy grande porque la gente es solidaria y se suma, pero las dificultades se han sentido», expresó.
En Ojitos Felices hay 300 chicos pero de todas formas, contó María Angélica, se unen a dos centros sociales más, como Renovación Social de Alejandra Nader y Caritas Felices de Marcela Franchini, y «le dan una mano» también al barrio Pasaje 7 de Villa Gobernador Gálvez, por lo que en total son unos 1.000 niños y niñas a quienes intentan ayudar. En esta oportunidad se está pidiendo ayuda con calzados, pero también se pueden donar ropa de abrigo y frazadas.
Lo novedoso es que Ojitos Felices propone una donación particular: «La campaña consiste en enviar un mail. Asignamos a cada persona el nombre del niño, edad y talle de zapatillas. No es necesario que sean nuevas, sino que estén en buen estado». Escribiendo a ojitosfelicesvgg@hotmail.com (con un teléfono de contacto), quien se ofrezca a colaborar conocerá el destino de su solidaridad.
Además el plan tiene otro propósito: «Se lo damos al padre o madre y que sean ellos quienes lo entregan para que no quede enmarcado como un objeto de caridad».
«Es mucho más exitoso que una persona se comprometa con alguien en particular que pedir cosas en forma genérica», detalló María Angélica y añadió: «La gente, a veces, si sólo le pedís zapatillas te quiere mandar un buzo, medias y otras cosas. Cuando es un nombre en particular, por más que no sea una cara, te imaginás a una persona con sus necesidades particulares. Eso despertó mucho más la solidaridad».
Antes de la llegada del coronavirus a la Argentina, Ojitos Felices organizaba un evento con bandas y payasos donde se «producía una energía muy linda» y la pandemia relegó esta actividad. Es por ello que desde el merendero fijan el 25 de julio como fecha para recibir las donaciones en el Mercado del Patio, de 10 a 13, en la terraza del local Churrasquito. De todas formas, aclaró Maccagno, también hay diez direcciones disponibles (detalladas en el mail de la asignación del menor) entre Rosario y Villa Gobernador Gálvez para que los interesados puedan acercar sus donaciones.