Por José Odisio
Por José Odisio
El inicio de torneo está a la vuelta de la esquina. Falta muy poco para ver nuevamente a Newell’s en cancha. Y es inevitable que la expectativa crezca, más allá de la desconfianza lógica que el hincha usa como defensa a sus expectativas luego de varias decepciones recientes.
Fernando Gamboa abre interrogantes en cuanto a lo táctico, en especial por sus últimas experiencias en el banco. Pero en la previa parece haber logrado el primer objetivo, cambiar un poco el ánimo de un plantel golpeado y bajoneado futbolísticamente.
Dos amistosos de pretemporada no son referencia firme de nada, pero se ve un cambio de actitud y una mejor postura en cancha, que ahora debe confirmarse cuando los partidos tengan el valor de los puntos.
Dos goles de Scocco ante San Lorenzo son una buena señal. Cuesta encontrar algo positivo en el último semestre de Nacho, donde incluso vio muchos partidos desde el banco. Su jerarquía no se discute. Si el físico mejora y el ánimo cambia -parece ir por buen camino- puede ser una gran noticia, o como dijo Bernardi, un gran refuerzo interno.
Newell’s va a jugar a lo Newell’s, fiel a su historia. Eso no asegura ganar, pero al menos entusiasma un poco más. El desafío será que la tenencia de pelota no se transforme en pases intrascendentes que invitan al bostezo. Y que los resultados lleguen rápido para calmar ansiedades y creer un poco más.
La vara del hincha está baja. La credibilidad es desconfianza. El Newell’s de Gamboa tiene un desafío enorme: volver a enamorar a la gente. No será fácil, pero al menos parece que lo quiere intentar.