La historia recuerda que las tropas de este acuerdo, firmado el 14 de mayo de 1955, fueron convocadas durante los levantamientos populares de Polonia y Hungría, un año después, así como en la sublevación de la ex Checoslovaquia en 1968
Treinta años después de la disolución del Pacto de Varsovia el 1 de julio de 1991, creado para competir con la Organización del Atlántico Norte (OTAN), Rusia ha vuelto a enfrentarse con la Alianza Atlántica, liderada por Estados Unidos, como en el reciente caso de un buque británico en el Mar Negro.
La historia recuerda que las tropas de este acuerdo, firmado el 14 de mayo de 1955, fueron convocadas durante los levantamientos populares de Polonia y Hungría, un año después, así como en la sublevación de la ex Checoslovaquia en 1968.
Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945, Alemania fue dividida en cuatro zonas bajo control de los aliados: EEUU, la extinta Unión Soviética, Reino Unido y Francia.
Berlín, la capital alemana, continuó separada en dos bloques, uno de ellos bajo control soviético.
A continuación se creó la OTAN, el 4 de abril de 1949, por lo que el líder soviético Nikita Kruschev sugirió la firma del Pacto de Varsovia durante un encuentro llevado a cabo en la capital de Polonia.
El Pacto de Varsovia fue suscripto por la República Democrática Alemana (RDA), la ex Checoslovaquia, Hungría, Bulgaria, Albania, Rumania y Polonia, además de China en calidad de observador.
En 1961 se retiró Albania, pero China ya lo había hecho unos años antes.
El bloque comunista, disuelto tras la caída de la Unión Soviética en 1991, tenía el derecho de intervenir en un país cuando hubiese una amenaza para cambiar su sistema político.
Tras la la caída del Muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989, comenzó a desmoronarse la estrategia de Moscú de concretar una alianza militar con dichos países para enfrentar a Estados Unidos, y así muchos de ellos empezaron a sumarse a la Unión Europea (UE).
Con el fin del comunismo soviético, la posibilidades de guerra con la OTAN desaparecieron, y comenzó una era de cooperación, aunque Moscú trata actualmente de mantener su hegemonía en la región.
Hay hechos que 30 años atrás hubieran resultado inimaginables, como la gigantesca maniobra llamada «Sea Breeze» (brisa marina) en las que participa Ucrania en el mar Negro bajo el liderazgo de Estados Unidos, con la asistencia de la mitad de los 29 países que forman la OTAN.
El malestar de Rusia por estas operaciones militares se hizo evidente durante el incidente con un destructor británico «HMS Defender», el 25 de junio, tras violar supuestamente la frontera rusa en el mar Negro.
Los rusos trataron de disuadir al destructor británico que pretendía navegar por aguas ucranianas en la península de Crimea, utilizando granadas y bombas que estallaron en las inmediaciones del buque de guerra.
El barco del Reino Unido viajaba desde el puerto ucraniano de Odessa hacia Georgia. Moscú, por su parte, dijo que Londres y Washington buscan desatar un conflicto en la región.
Rusia, desde la anexión de la península de Crimea en marzo de 2014, también reclama aguas territoriales ucranianas circundantes como propias, en contra del derecho internacional, según EEUU.
Desde el fin de la Guerra Fría en 1991, fue la primera vez que Rusia utilizó las armas contra el ejército de la OTAN.
Hubo un momento en que un grupo de buques de guerra estadounidenses supuestamente se dirigían al Mar Negro.
Entonces la Cancillería rusa les advirtió que se alejaran «por su propio bien», según informes de la cadena BBC.
Pero el Ministerio de Defensa ruso insistió en que sus movimientos fueron en respuesta a los ejercicios «amenazantes» de la OTAN en Europa.
A fines de abril, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, instó a su par ruso Vladimir Putin a calmar las tensiones con Ucrania, mediante el retiro efectivo de las tropas rusas que aún se encuentran en la frontera de ese territorio.