Participantes de la primera edición del programa Bienvenidos a Mi Pueblo destacaron la posibilidad de participar de esta iniciativa que convoca a familias emprendedoras de zonas urbanas para que se establezcan con un emprendimiento propio y sustentable
(Por Hugo Lucero)
Joana Ojeda, una artesana que confecciona alpargatas, y Víctor López, un obrero de la construcción, dejaron las ciudades de Santa Fe y Rosario respectivamente para instalarse con sus familias en la población de Colonia Belgrano en la primera edición del programa Bienvenidos a Mi Pueblo, que propone el arraigo en localidades rurales, y ahora aseguran que pudieron desarrollar sus emprendimientos y oficios, ahorrar e iniciar «una nueva vida, menos acelerada».
Ojeda y López, participantes en la prueba piloto del programa ideado por la fundación suiza Es Vicis en el pueblo de 2.500 habitantes en el centro-oeste santafesino, contaron sus experiencias a Télam y destacaron la oportunidad que representó la iniciativa para ellos y para sus familias.
Joana Ojeda, de 35 años, vivía con su esposo e hijas en la ciudad de Santa Fe, donde confeccionaba alpargatas artesanales para bebés que vendía en ferias locales para ayudar a mantener a su familia; mientras Víctor López, de 48, residía en Rosario con su esposa e hijo y trabajaba en el rubro de la construcción.
«Una vez que me inscribí en el Programa, pude acceder a herramientas de capacitación para hacer calzado de bebés no caminantes. Esto me ayudó a fomentar el negocio y vivir ciento por ciento de mi emprendimiento», contó Joana a Télam.
Como no tenía conocimientos para emprender un negocio, dijo que resultó «clave» para ella, que le enseñaran a «armar un plan de negocios y un estudio de mercado, que la verdad nunca había escuchado».
Tras radicarse con su familia en Colonia Belgrano, también recibió capacitación en ventas on line y detalló que, ahora, «toda la mercadería la distribuyo por Correo Argentino».
El crecimiento del negocio de Ojeda fue tan rápido como vertiginoso dado que, de diez pares de zapatos de bebés que vendía por semana, pasó a vender un mínimo de mil y actualmente comercializa para 200 locales de todo el país. El más lejano, de Ushuaia.
Cuando llegó a Colonia Belgrano contaba con una máquina para producir sus calzados; hoy tiene seis, amplió su local y se asoció con otra artesana que también multiplicó su producción y ganancias.
A Víctor López también le cambió la vida inscribirse en el programa en 2016, cuando se convocó a personas con algún oficio e intenciones de radicarse en un pueblo del interior.
El hombre contó que con su esposa tenían la idea de emigrar, «pero no nos animábamos, porque era un desafío muy grande; hasta que conocí el Programa de la Fundación en una red social», y explicó que, además de su conocimiento en la construcción, se especializó «en el tema plomería y gas».
López llegó con su familia al pueblo en enero de 2017, donde inició «una nueva vida, menos acelerada y con la ventaja de tener trabajo, ahorrar y mantener a la familia. Pronto noté que si bien la población era poca, había una buena demanda para mi especialidad laboral».
López detalló luego que «el boca a boca y recomendaciones de vecinos» provocaron que se hiciera conocido en Colonia Belgrano y localidades vecinas, donde consiguió más clientes.
«No paré de trabajar desde que llegué, hay mucha demanda porque hay menos competencia que en las grandes ciudades», añadió; y destacó que también descubrió «un nicho de mercado» en los tambos porque «requieren mucho mantenimiento por el tema de sus cañerías e instalaciones, que cubro con mi especialidad de plomería».
López tiene su propio emprendimiento, le da empleo a otras tres personas del pueblo, y también a su hijo que, desde Colonia Belgrano, estudia a distancia en la Universidad Nacional del Litoral.