El compositor, bajista y cantante aseguró que lo que siempre le gustó es "formar parte de una banda”
Por Adrián Mouján – Télam
El bajista, compositor y cantante Marcelo “Corvata” Corvalán, quien tras la disolución de Carajo y un fugaz proyecto solista ahora impulsa el grupo de metal alternativo Arde la Sangre, aseguró que eso es lo que le da «ganas de hacer» y que lo que siempre le gustó es «formar parte de una banda”.
“Tuvimos un año a puertas cerradas gestando este proyecto que gracias a Dios está funcionando. Pudimos arrancar mostrando cuatro canciones y fue todo laburo desde mitad del 2020 en adelante hasta ahora con la esperanza de cuando el mundo vuelva a tomar un poco el ritmo o la normalidad uno estar preparado para seguir haciendo lo que le gusta, en este caso salir de gira, tocar en vivo y seguir creciendo como banda”, anunció Corvalán durante una entrevista con Télam.
Luego de arrancar el 2020 con el final de Carajo, el músico formó el proyecto solista Coverx, con el que editó algunas canciones pero luego convocó a Tery Langer, guitarrista de Carajo y al baterista Nacho Benavides y le pidió al productor y guitarrista Luciano Farelli que se quedara a su lado y empezó a tomar forma Arde la Sangre.
En las zapadas comenzaron a surgir canciones que eran más duras que las de Corvex, un heayv metal alternativo, tamizado por máquinas y con un gran despliegue de guitarras para acompañar letras con las temáticas que siempre preocuparon a “Corvata” como el medioambiente, el materialismo y las guerras.
Desde esa impronta, Arde la Sangre grabó una sesión en vivo con cuatro canciones disponibles en tiendas digitales y ahora termina de producir un álbum con 10 temas nuevos.
—¿Cuándo decidiste que se armara Arde la Sangre? ¿En qué momento de la etapa de Corvex surgió el nuevo proyecto?
—En realidad son dos cosas totalmente diferentes. Por más que yo esté involucrado o no, lo de Corvex la verdad que fue como una oportunidad que se me presentó en plena pandemia y después de haber formado 18 años Carajo, bajar de golpe tan brusco me dio esa oportunidad de hacer algo personal, más introspectivo y quizás que no tiene nada que ver con lo que fue siempre mi carrera más profesional o más laboral dentro de bandas del palo duro, del metal y el rock pesado. Eso está paralelo, de juntarse con amigos y tengo algunas composiciones y cosas que son muy personales y muy distintas a la banda donde toco. Fue un lindo momento para mostrarla y hacer cosas con amigos. Pero además lo que me da ganas de hacer y lo que siempre me gustó es formar parte de una banda y bueno, tuvimos un año a puertas cerradas gestando este proyecto que gracias a Dios está funcionando. Pudimos arrancar mostrando cuatro canciones y fue todo laburo desde mitad del 2020 en adelante hasta ahora con la esperanza de cuando el mundo vuelva a tomar un poco el ritmo o la normalidad uno estar preparado para seguir haciendo lo que le gusta, en este caso salir de gira, tocar en vivo y seguir creciendo como banda.
—Ustedes son muy obsesivos del sonido, de arriesgar ¿Cómo se tradujo eso en Arde la Sangre?
—Sí, es verdad y esto todavía nos entusiasmó mucho más, porque hay mucha más tela para cortar y todas las ideas están buenas. Tuvimos esa suerte y en apenas seis meses de 2020 armamos 14 canciones. De muchas ideas, fueron 14 que pasamos en limpio y es lo que hizo que comenzáramos. Elegimos cuatro para el EP que se llama “El Comienzo” y otras 10 las estamos grabando.
—Siempre es un desafío iniciar un nuevo proyecto…
—Eso se dio de una manera muy dinámica porque cada uno ya sabe, ya conoce, lo que funciona, lo que nos gusta, entonces se puede hacer más rico el intercambio de ideas y no perdemos tanto tiempo como antes que buscabas el sonido o no te convencía. Cuando fuimos a ensayar la primera vez los primeros ensayos no estuvieron buenos y recién después del cuarto empezamos a sonar porque era la primera vez que tocábamos juntos y los temas eran complicados y Nacho era el único que se sabía todos los temas de memoria. Él nos corregía, nos guiaba a todos, es muy loco porque desde la batería todo el tiempo estaba escuchando la música, no es que estaba concentrado solo en qué fuerte le iba a pegar o cuantos rulos le iba a meter. Nos sorprendió a todos, se ganó automáticamente nuestro respeto. Aunque sean cosas que se componen en la guitarra las tenía incorporadas mejor que nosotros. Fue muy fácil, aprovechamos esa dinámica y esas cosas lindas que tienen las primeras veces cuando conocés a las personas y hasta el momento todo son risas y cosas divertidas. Estuvo buenísimo que esa buena energía esté plasmada en las canciones.
—¿Cómo te influenció a vos todo lo que se generó durante el confinamiento y la pandemia?
—La verdad que esto a mí lo único que hizo fue confirmarme muchas cosas que yo siempre escribía, tanto en A.N.I.M.A.L. como en Carajo, un poco este espiral hacia abajo en el cual viene moviéndose la humanidad. Entonces, uno siempre intenta cerrar el mensaje con una última palabra de aliento y tiene que ver con eso. Agarrás cualquiera de las viejas canciones y todavía pueden funcionar con lo que está pasando. Tomás “El Nuevo Camino del Hombre” y la letra tranquilamente podría ser escrita ahora, o “Sacate la Mierda” y esa más que nunca, es todavía más obvia. Yo, si vamos a hablar de fuerzas o de designios, creo que busco una fuerza superior comúnmente llamada Dios y pongo ahí mi esperanza y pongo ahí mi fracaso, siento que es en el único lugar donde puedo tener una comunión, solamente con Dios mano a mano.
—¿Dónde te parás en este contexto?
—Es un momento muy difícil del mundo donde reina la violencia, el miedo, la confusión y la sobreinformación pero en el que se despierta yo creo esta rebelión o esta intención de no quedarse con las manos cruzadas y por lo menos manifestarse de alguna manera, ya sea artísticamente con un grito o con el arte para hacer nuestra catarsis de todo esto que nos duele.