"Propusimos la construcción de una central grande", aseguró el embajador ruso en Buenos Aires, Dmitry Feoktistov
Rusia fue el primer país que llegó un acuerdo con Argentina para la adquisición de vacunas, cuando el país atravesaba dificultades para poder cerrar otros contratos. El presidente Alberto Fernández le agradeció recientemente el gesto a su par ruso Vladimir Putin. Sin embargo, el periodista Jorge Lanata en su programa Periodismo para Todos (PPT) aseguró que la buena predisposición tiene un motivo de fondo.
Lanata manifestó que la intención de Moscú es instalar centrales nucleares de alta potencia en el país. Se trata de un proyecto que nació hace dos décadas, pero las negociaciones se afianzaron a partir de la necesidad del gobierno de Alberto Fernández de conseguir el antídoto contra el virus cuando otras puertas se fueron cerrando por motivos no del todo claros.
«Propusimos a la Argentina la construcción de una central grande, una segunda opción es que la construcción de reactores medianos y como tercera opción una central nuclear flotante. Rusia es un país de altas tecnologías y desde hace varias décadas está en el mercado de la energía. Nuestras centrales son muy seguras y eficaces, como Sputnik», aseguró el embajador ruso en Buenos Aires, Dmitry Feoktistov.
La comparación que utiliza se explica bajo un concepto conocido como «La diplomacia de vacunas» en las relaciones internacionales. El ex embajador Diego Guelar explica: «Es algo que pueden hacer pocos países en el mundo y funciona de la siguiente manera: yo te doy algo y vos me das algo a cambio».
Más allá del costo que Argentina pagó por las dosis, la contraprestación sería un contrato a largo plazo para habilitar la construcción y mantenimiento de centrales nucleares, como también algunas condiciones beneficiosas para su instalación.
La teoría explica, a su vez, las reuniones que mantuvo el ministro de Economía, Martín Guzmán, en Moscú recientemente con autoridades de la empresa estatal Rosatom, principal generadora de energía y representante del Estado ruso en los negocios nucleares que el Kremlin quiere expandir por el mundo.
El secretario de Energía durante el gobierno de Néstor Kirchner, Daniel Cameron, reconoció que esto planes no son nuevos. En 2008 se firmó un acuerdo para el desarrollo de una central nuclear. El fallecido ex presidente pretendía que la operación quede a cargo del Estado, por lo que nunca pudo concretarse el entendimiento. De todas maneras, las bases del contrato continúan vigentes como para hacerse operativas.
La estrategia rusa no apunta únicamente a Argentina, sino que busca aprovechar las consecuencias de la pandemia en América Latina. La Venezuela de Nicolás Maduro es un claro ejemplo de su influencia en sus procesos políticos y económicos en la región.