Por José Odisio
Por José Odisio
Fernando Gamboa vuelve al Parque. Tras 13 años de su paso anterior como entrenador, el Negro tendrá una nueva chance en el banco leproso. Y si bien hay dudas por sus fallidos pasos posteriores como entrenador, no hay ninguna duda que el hincha mira con expectativa esta llegada como nuevo DT.
Los detractores de Gamboa la tienen fácil a la hora de encontrar argumentos para cuestionar su elección. Tras aquel buen paso por el Parque en 2008, las experiencias posteriores del Negro como entrenador fueron decepcionantes. Apenas algún buen pasaje en Chacarita y Agropecuario en el ascenso, el resto fue pobre, sin ningún tipo de vuelo.
Pero también hay buenos argumentos para los que confían, para aquellos que creen que Gamboa es una buena elección de Bernardi y la dirigencia. Y en esa línea, el primer punto que se destaca es el temperamento, la personalidad. Desde hace tiempo Newell’s necesita un entrenador con carácter, alguien que pegue un cimbronazo en un vestuario donde hay buenos jugadores pero parece faltar una voz de mando con autoridad. Y Gamboa, más allá de su récord negativo como entrenador, puede aportar ese cambio de ánimo que es fundamental para reconstruir al equipo.
El Negro también conoce la idiosincrasia del hincha. Nadie tiene que explicarle qué es Newell’s, como se vive en la calle, lo que siente la gente cuando gana o pierde. No hace falta que le cuenten que perder un Clásico duele en el alma y que ganarlo es una felicidad infinita. Y llevar eso en el cuerpo -y en la sangre- es algo que suma, sin dudas.
Gamboa llega con muchas miradas de reojo, de desconfianza. Es una apuesta fuerte de Bernardi en su primera decisión como Gerente de Fútbol, y también de la dirigencia, que sabe que lo que suceda con el Negro y el equipo puede sumar o restar a la hora del voto en unas elecciones que por ahora están postergadas.
Tendrá que sacar rápido una radiografía del equipo, entender que lo físico es el mayor déficit pos pandemia, y trasladar sus ganas y su empuje a un equipo que llega golpeado y perturbado tras un semestre lleno de fracasos. A Gamboa siempre le gustó tomar riesgos, lo hacía como defensor y salió tres veces campeón con la Lepra. Por eso esta situación no debería asustarlo, y tener a un valiente en el banco puede ser un buen punto de partida.