Cinco personas murieron y cerca de 40 resultaron heridas por múltiples tiroteos el pasado domingo en Chicago, en el noreste de Estados Unidos, en una ola de violencia tildada por la policía como «totalmente inaceptable». Un niño de 11 años se encuentra entre los heridos.
La Policía de la ciudad aseguró que una parte de las balaceras tienen relación con el conflicto entre pandillas, informó Fred Waller, funcionario de la mismo.
Vecinos de la ciudad escucharon múltiples tiroteos durante la noche del sábado al domingo, hasta diez en el espacio de tres horas, según el canal de televisión CNN. Los disparos iban contra grupos de personas, incluidos los participantes en un funeral, afirmó la Policía.
Chicago sufrió en 2016 su índice de muertes violentas más alto en casi veinte años, un problema que la ciudad ha reprochado regularmente al presidente estadounidense, Donald Trump.
Sin embargo, según Waller, desde el comienzo de este año, los tiroteos han disminuido en más del 30% y el número de asesinatos ha caído un 25%.
Las autoridades se incautaron de más de 5.500 armas ilegales en la calles de la ciudad, agregó el responsable policial.