Reconoció el impacto de las manifestaciones opositoras pidiendo la renuncia y el juicio político del presidente
El bolsonarismo admitió el impacto de las manifestaciones opositoras que el sábado colmaron las calles de las principales ciudades de Brasil para pedir la renuncia y el juicio político del presidente Jair Bolsonaro y considera que de esta forma se diagrama el escenario de polarización con el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, favorito en las encuestas para los comicios de 2022.
«Por el escenario de hoy, Bolsonaro no se reelige, pero el año que viene con recuperación económica que está ocurriendo, podrá ganar la elección, fácilmente. No veo cómo el año que viene no sea fantástico para Brasil», dijo al diario Valor el senador Ciro Nogueira, presidente de Progresistas (PP), partido de centroderecha que es el principal aliado del Gobierno y que se ha convertido en un dique parlamentario contra los pedidos de juicio político. Para Nogueira, «no hay partido más odiado en el país que el Partido de los Trabajadores (PT) y Lula traerá el PT de nuevo con su candidatura».
El PP fue aliado de Lula y de Dilma Rousseff y es el partido más involucrado en la corrupción en Petrobras, pero desde el año pasado comanda la Cámara baja y es el principal motor de la agenda económica de privatizaciones de Bolsonaro.
El líder del gobierno en la Cámara de Diputados, Ricardo Barros, del PP, admitió que las manifestaciones, que fueron mayores que las oficialistas, consolida la polarización entre Bolsonaro y Lula. «La polarización está consolidada, la tercera vía tendrá muchas candidaturas que se están diluyendo y por eso la tendencia es ese escenario Lula vs Bolsonaro en la seguna vuelta»,dijo Barros.
Es la primera vez que el bolsonarismo admite el actual momento popular contrario, que según la encuesta Datafolha otorga una victoria de Lula en primera y segunda vuelta. El sondeo arrojó que Bolsonaro tiene el 24% de apoyo, el nivel más bajo de su gestión.
La ultraderechista Carla Zambelli, presidenta de la comisión de constitución y justicia de Diputados, dijo que el juicio político depende de la política y no de la manifestación en las calles. Sostuvo que las marchas tuvieron como objetivo «levantar la imagen del difunto», como llama a Lula.
El hijo del presidente Eduardo Bolsonaro, diputado, dijo que «la máscara de la izquierda cayó» porque participaron de aglomeraciones en la pandemia como le critican al bolsonarismo. En la izquierda, la principal figura emergente de los actos fue Lula pero el organizador y orador en la manifestación de San Pablo fue Guilherme Boulos, el filósofo del Movimiento Sin Techo y excandidato presidencial del Partido Socialismo y Libertad (PSOL). «Hay que seguir manifestando, con uso de barbijo, distanciamiento, a favor del impeachment contra el genocidio sanitario que está revelando la comisión del Senado. No hay que esperar a 2022», dijo Boulos.
Para la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, los actos fortalecieron las articulaciones políticas a favor de Lula de cara a 2022 y la lucha por el juicio político de Bolsonaro. «Debemos sentarnos para evaluar los pasos a seguir», dijo Hoffmann.
El Partido Democrático Laborista (PDT) del precandidato presidencial Ciro Gomes afirmó que la manifestación no le dio un aval a Lula, sino que fue en contra de Bolsonaro. «Que Lula aparezca como emergente es lo que quieren los bolsonaristas para el escenario del año que viene», dijo el presidente del partido, Carlos Lupi, que rompió con el PT.
Lula no convocó ni se manifestó abiertamente a favor de las manifestaciones, que tuvieron presencia en más de 200 ciudades. La presencia en las calles en forma masiva de la oposición abrió un nuevo panorama en el país teniendo en cuenta que el bolsonarismo argumentaba que su fuerza radicaba en las manifestaciones callejeras de apoyo al presidente, como las caravanas de motocicletas recientes.