A sólo dos semanas del puntapié inicial, hoy es una incógnita el certamen. ¿Será toda en Argentina? Se viene horas decisivas
A dos semanas de su partido inaugural, la Copa América 2021 ingresó en momentos decisivos para su organización, que es evaluada en detalle por el gobierno argentino, objetada desde distintos sectores de la política nacional, criticada por los propios actores del fútbol y resistida por un sector de la sociedad frente al riesgo de albergarla en medio de la segunda ola de contagios de coronavirus.
En medio de una creciente expectativa por conocer las características finales de la competencia, la ministra de Salud, Carla Vizzotti, avisó este domingo que el torneo de selecciones nacionales de la Conmebol «no está definido 100%» y que las autoridades encargadas de la decisión están «en el último tramo de análisis» de los protocolos y procedimientos de prevención por la emergencia sanitaria.
La funcionaria anticipó que el desenlace de la controvertida Copa América «será en estos días», agotado el estudio de variables como las «concentraciones, entrenamientos, traslados, periodistas y aglomeración de personas».
«En el Ministerio de Salud de la Nación estamos generando hace meses protocolos y articulaciones con otros sectores, Interior, Migraciones, Transporte, ANAC, Defensa…, en relación a los controles», explicó la ministra en Ezeiza al regresar de una gira por México y Cuba.
«Un grupo muy importante de personas está trabajando hace tiempo en relación a los protocolos, que además de todas las medidas para ingresar al país y todas las recomendaciones que deben cumplir las personas que están en Argentina, por supuesto que se suman protocolos específicos. Ese trabajo se está haciendo como si se hiciera la Copa América y la decisión final será en estos días», adelantó.
Frente a la consulta de aval a la organización del torneo, Vizzotti aclaró: «Desde el Ministerio de Salud, como lo hemos dicho en reiteradas oportunidades, analizamos que cantidad de personas que puede movilizar la organización del evento no es un número tan importante. Cumpliendo con los protocolos y siguiendo las recomendaciones se puede implementar».
«No es lo mismo -diferenció- una selección nacional que va a estar concentrada y no va a salir del hotel que lo que pasa en los torneos locales, donde los jugadores de fútbol vuelven a sus casas. Esa es la gran diferencia en relación a la posibilidad de infectarse en un área de circulación importante. Las selecciones van a estar en un lugar sin salir», remarcó.
El presidente Alberto Fernández mantuvo el jueves pasado una reunión con el titular de la Conmebol, el paraguayo Alejandro Domínguez, en la que le presentó un exigente protocolo para asumir la organización completa del torneo luego de la baja de Colombia como país coorganizador hace nueve días.
El secretario general adjunto del ente rector del fútbol sudamericano, el argentino Gonzalo Belloso, destacó la predisposición de las autoridades argentinas, expresó la intención de cumplir con las exigencias del gobierno argentino pero abrió un compás de espera sobre el futuro del torneo frente a la posibilidad de sumar a Chile como sede alternativa, lo que permitiría jugar algunos partidos con público en los estadios, algo imposible en el país por la realidad epidemiológica.
Las estadísticas de la pandemia en Argentina durante los últimos 9 días, en los que se tensaron las restricciones de circulación, provocaron el levantamiento de distintas voces contrarias a la idea de organizar la Copa, en simultáneo al avance de la Conmebol para sumar nuevas sedes en la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires.
Los estadios de Vélez Sarsfield, Boca Juniors, Estudiantes y el municipal Ciudad de La Plata, por caso, recibieron inspecciones para incorporarse al programa de partidos, que de momento tiene confirmados el Monumental de River Plate, el Mario Alberto Kempes de Córdoba, el Malvinas Argentinas de Mendoza y el Estadio Único Madre de Ciudades de Santiago del Estero.
Los funcionarios de Salud bonaerense plantearon de inmediato sus objeciones. El ministro Daniel Gollan, pidió tiempo para analizar los «números objetivos» de la pandemia, vencidas este domingo las medidas impuestas en el último decreto presidencial, al tiempo que el número dos de la cartelera, Nicolás Kreplak, admitió que el actual «no es el mejor momento» para la celebración de la competencia.
El jefe de gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, se pronunció partidario a «restringir cualquier actividad que pueda general riesgo de contagio» cuando anunció el pasado 20 de mayo las medidas que acompañaron el último confinamiento estricto.
El sindicalista Hugo Moyano, vicepresidente segundo de la AFA y titular de Independiente, llamó directamente a «evitar la Copa América» en Argentina cuando se postergaron las semifinales de la Copa de la Liga Profesional que finalmente tendrán lugar mañana en San Juan.
Los propios actores del fútbol tampoco parecen muy convencidos en jugarla dentro del contexto actual de la pandemia en la región. Luis Suárez, máximo referente del seleccionado uruguayo, admitió que «llama la atención» la intención de seguir adelante con la Copa y su socio de ataque Edinson Cavani, otro referente de la «Celeste», lamentó que los futbolistas no tengan «ni voz ni voto» para ese tipo de decisiones.
El último en sumarse a la polémica anoche fue el expresidente Mauricio Macri -titular de la Fundación FIFA-, quien subrayó la «incoherencia» del gobierno de Argentina al analizar la posibilidad de asumir la organización total del evento.
En respuesta, Belloso condenó su oportunismo: «Preside la Fundación de la FIFA y boicotea la organización de la Copa América sólo para hacer daño a sus rivales políticos. Desconocer que el fútbol se ha jugado y se juega con porcentajes bajísimos de contagios, con extremas medidas de salud y vacunados, además de ignorante, es malicioso».
En ese escenario convulsionado, al que se suma una resistencia popular del 70 por ciento, según una encuesta, la Copa América se definirá en las próximas horas con Argentina como sede exclusiva o bien con Chile como plaza alterna, lo que obligaría a una reestructuración deportiva para que sus eventuales organizadores -hoy protagonistas del partido inaugural- no compartan el mismo grupo.