Por Leo Ricciardino
Los exportadores de soja y carne hacen grandes diferencias, triangulan toneladas y kilos a través de Paraguay y Uruguay, respectivamente y luego ponen el grito en el cielo cuando el gobierno les pide un mínimo de orden en sus operaciones para poder aliviar el bolsillo de los argentinos. Que la Mesa de Enlace se ponga de punta con un lock out patronal por la suspensión de las exportaciones de carne que dispuso el presidente Alberto Fernández por 30 días, puede ser comprensible para los exportadores. Pero los productores primarios deberían empezar a tener otra mirada. De lo contrario es como aquel legendario “Todos somos Vicentin”, aún de los propios estafados. Muchas, pero muchas cosas se van a solucionar en Argentina cuando se entienda que el Estado está para equilibrar las cargas, no para ponérselas todas al pecho a los que se quedan siempre con la parte del león.
Los pequeños y medianos de cualquier rubro deberían saber que su existencia sería penosa sin el Estado como socio necesario, pero los grandes y concentrados saben que compiten con el Estado al que siempre hay que arrancarle alguna concesión. La glotonería insaciable de la política neoliberal ya está enfrentando su escarmiento en Colombia y Chile, esta última una economía que los referentes del establishment argentino adoraban y recomendaban para nuestro país. Pues bien, las urnas chilenas están diciendo otra cosa como las calles colombianas.
El presidente Alberto Fernández está tomando decisiones y cuando las toma, el círculo rojo brama “lo ganó el kirchnerismo”, “Cristina le impone las políticas públicas”. Para pegarlo a un costado del peronismo donde creen que resulta más fácil desgastarlo. Es más, muchos se convencen de que la pandemia sólo le resta imagen al gobierno cuando en realidad la zozobra, el miedo y la desesperación de la gente dispara cuestionamientos a toda la política y en ese marco es difícil ver a un pescador -por más hábil que resulte- obteniendo ganancias en semejante río revuelto. El panorama electoral es más que incierto, pero en ningún modo se ve a la oposición sacando ventaja en los sondeos.
La gestión de la pandemia le está haciendo ver a Fernández que la firmeza en algunos postulados es el único camino. Que no hay especulación posible en medio del desastre y que lo mejor siempre es ir de frente en defensa del más débil. Es posible que es no obtenga reconocimientos varios, pero esa es la esencia misma de la política. Para los aplausos, hay que dedicarse a otra cosa