En la Semana Mundial de la Lactancia Materna, las especialistas Ana Quiroga* y Guillermina Chattás**, directora y subdirectora de la Especialización en Enfermería Neonatal de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral, se expresaron sobre la importancia del «amamantamiento como la base para una buena salud para toda la vida de los recién nacidos y sus madres».
La Semana Mundial de la Lactancia Materna se celebra cada año por iniciativa de la Alianza Mundial pro Lactancia Materna, entidad que trabaja conjuntamente con la Organización Mundial de la Salud y Unicef.
El lema de este año es “Lactancia materna: fundamento de la vida” y se centrará, en el amamantamiento como la base para una buena salud para toda la vida de los recién nacidos y sus madres.
La lactancia materna es el mejor modo de proporcionar al niño los nutrientes que necesita, previene el hambre y la malnutrición en todas sus formas y asegura la alimentación, incluso en momentos de crisis y pobreza.
La evidencia científica avala la superioridad de la leche materna para la alimentación del recién nacido sano o con complicaciones, durante los primeros seis meses de vida, y hasta los dos años en forma complementaria. En neonatos, tanto sanos como enfermos, el inicio precoz de la lactancia materna debe ser una prioridad.
En el caso de un recién nacido sano, es recomendable que antes de la hora de vida pueda tener contacto y prenderse al pecho.
En los neonatos que presentan complicaciones, y no puedan alimentarse, la leche materna es parte esencial del tratamiento de recuperación. Los profesionales de enfermería tenemos un rol fundamental no sólo en la promoción de la lactancia precoz, sino también en la colaboración en la extracción de modo manual o mecánico, conservación y fraccionamiento de la leche materna. Así, la lactancia se convierte en un medio para favorecer el rol maternal de aquella madre que se encuentra separada de su hijo durante esta etapa.
Los recién nacidos prematuros, que reciben más del 50% del aporte nutricional de leche materna en las primeras dos semanas, tienen un riesgo menor de enfermedades asociadas a la prematurez. Nuevas investigaciones sugieren que solo la aplicación de leche humana en los neonatos que nacen antes de tiempo, en pequeñas cantidades en la boca, en forma tópica, disminuye la infección tardía en estos pacientes. Además, la nutrición durante las primeras dos semanas de vida del prematuro es factor predictivo para un mayor crecimiento cerebral y una maduración acelerada de la sustancia blanca.
En la región de las Américas, menos del 32% de los bebés son amamantados exclusivamente en los primeros seis meses de vida. Solo 23 países en el mundo, en los que se excluye a Argentina, registran índices de lactancia materna en los primeros seis meses por encima del 60%, según un informe de la OMS y UNICEF del año 2017.
En Argentina, la situación de lactancia materna se refleja a través de la Encuesta Nacional que lleva adelante el Ministerio de Salud de la Nación, cuya última edición tuvo lugar este año -aún sin datos publicados-, la cual permite conocer la situación de lactancia materna en la población de niños que demandan al sistema público de salud, comparar los datos obtenidos con años anteriores, describir los patrones de lactancia materna en función de variables sociodemográficas y de salud, e identificar el tipo de leche consumida cuando no hay lactancia materna o cuando la misma no es exclusiva.
Es importante informar a la población sobre los beneficios de la lactancia materna, disponer de políticas públicas respecto al tema dentro las agendas de los países, promover el trabajo conjunto y en red, de personas individuales y organizaciones a favor de este tipo de alimentación y desarrollar estrategias de difusión y de apoyo a la lactancia materna.
*Directora de la Especialización en Enfermería Neonatal de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral
**Subdirectora de la Especialización en Enfermería Neonatal de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral