Por Daniel Arroyo, ministro de Desarrollo Social de la Nación
Cada vez que llego o termino mi jornada de trabajo en el Ministerio veo la imagen de Evita, impactante sobre la 9 de Julio. Esa imagen típica frente al micrófono que amplificaba su voz para millones de argentinos y argentinas que esperaban una palabra de contención, de esperanza; la misma voz que se metía en las casas de los más humildes a través de la radio para mostrarles que ella hablaba para ellos, porque para ellos y por ellos trabajaba todos los días.
Evita es un símbolo de la Argentina, su legado es eterno. Siempre vinculada a las y los trabajadores, sensible ante las necesidades de las clases populares, atenta a las injusticias, a la falta de derechos; firme en la acción para conseguir lo necesario para su pueblo.
Por eso hoy, hablar de su legado, a 102 años de su nacimiento, es una obligación y un compromiso, porque tenemos la certeza de que, en estos tiempos, más que nunca, debemos recoger sus banderas y llevarlas a lo más alto.
Eva Perón está más allá de la grieta: es mirar siempre a los que menos tienen, es que te duela el dolor del otro, es trabajar por la ampliación de derechos, es gobernar generando trabajo para que la movilidad social ascendente sea una certeza y no una de las tantas historias que nos llegan de nuestras personas mayores, aquellas que tuvieron la dicha de ser parte de ese pueblo que se agolpaba en la Plaza de Mayo para escucharla junto a Perón.
Quienes somos parte de este Gobierno cada día nos levantamos con la esperanza de ser mejores en lo que nos toca y así aportar a que su pueblo tenga un futuro digno y esperanzador.
Yo pienso en Eva cada vez que voy a un barrio y me encuentro cara a cara con esos hombres y mujeres, que forman la extensa red social que nos acompaña para contener los efectos de la crisis económica heredada y de la pandemia.
Pienso en Eva en cada decisión que tomamos para que en ningún hogar de la Argentina falte un plato de comida. La pienso también cuando a través del potenciar trabajo le damos herramientas a hombres y mujeres para poder avanzar en sus proyectos. La pienso, principalmente, cuando el presidente Alberto Fernández nos dice que gobernemos pensando en los últimos para llegar a todos.
Por eso cuando la miro resplandeciente sobre la 9 de Julio, sé que en la figura de Eva Perón tenemos un faro que nos guía por el camino de la justicia social.