El Movimiento Democrático Brasileño (MDB), el partido del impopular presidente de centroderecha Michel Temer, lanza este jueves en Brasilia la candidatura del ex ministro de Hacienda Henrique Meirelles, partidario de recortes a rajatabla, para los inciertos comicios de octubre.
Meirelles, de 72 años, ex presidente mundial del Bank Boston, tiene menos de 2% de intenciones de voto, pero la campaña del MDB, una de las principales fuerzas del Congreso y con mejor implantación territorial, contará con una buena porción de fondos oficiales y de minutos de televisión para tratar de sumar votos y llegar a la segunda vuelta.
Y para tratar también de hacer olvidar que es una de las fuerzas políticas más afectadas por los escándalos de corrupción que desde el inicio de la investigación Lava Jato, en 2014, puso contra las cuerdas o llevó a la cárcel a sus principales dirigentes.
El propio Temer fue objeto de dos acusaciones, que hundieron su escasa popularidad y le hicieron desistir de la idea de presentarse a los comicios para prolongar un mandato que se inició en 2016, cuando reemplazó a la presidenta de izquierda Dilma Rousseff, destituida por el Congreso bajo la acusación de manipular las cuentas públicas.
En las redes sociales, Meirelles trata de mantener una difícil distancia con Temer y sus incómodos pero indispensables padrinos políticos. Un tuit enumera sus virtudes: «No es candidato profesional – Salvó a Brasil de dos crisis económicas – Su prioridad es garantizar empleo para todos».
Una forma de recordar que en 2017, cuando era ministro de Hacienda, Brasil salió de dos años de recesión, y de que calmó los temores de los mercados cuando en 2003 Luiz Inácio Lula da Silva lo puso al frente del Banco Central, cargo en el que permaneció durante los dos mandatos del mandatario de izquierda, hasta 2010.
Pero difícil de digerir en un país donde sus recortes del gasto se reflejaron en un despuegue tímido y que tiene aún 13 millones de desocupados.
La apuesta de Meirelles choca además con el afianzamiento de otro candidato de centroderecha, el exgobernador de Sao Paulo Geraldo Alckmin, y con las divisiones del MDB, cuyos caudillos negocian apoyos a sus reelecciones como legisladores o gobernadores sin tener demasiado en cuenta las consignas de la dirección nacional.
Tanto es así, que Temer mandó una carta a los afiliados del MDB pidiendo que apoyen a Meirelles.
Para Thiago Vidal, politólogo de la consultora Prospectiva, «la tendencia es que Meirelles tenga poco apoyo partidario y que dependa única y exclusivamente de recursos propios», que por la ley están limitados.
«Eso sumado a la impopularidad del gobierno federal y de Temer, dificultará que tenga un buen desempeño», agrega.