Por Enrique Genovar
Jugó como nunca, ganó como siempre ocurre en la última parte de la historia. Un partido para recordar por varios años, un técnico que ganó un partido de esos que marcan a los entrenadores. Central se volvió a quedar con el Clásico de la ciudad y lo hizo de gran manera. Fue por tres goles, pero pudieron ser al menos un par más. El rendimiento que tuvieron los jugadores fue alto y eso hizo que el desempeño colectivo sea imposible de contrarrestar por Newell’s.
De principio a fin impuso condiciones. Y cuando el rival intentó convertir se chocó con un Broun de muy buena forma. El equipo del Kily fue amo y señor de todo lo que pasó en la cancha. Es que doblegó a su rival de siempre y por momentos hizo que varios de los futbolistas del Mono Burgos entraran en un laberinto lleno de nerviosismo del que no pudieron salir después del primer gol.
Fue Marco Ruben otra vez el que abrió el camino. El goleador marcó por quinta vez en un Clásico y su definición ante el bueno de Aguerre fue una demostración más de su jerarquía. El planteo del Kily funcionó a la perfección. El hecho de haber mantenido a ocho de los que fueron titulares ante San Lorenzo fue un gran acierto. Es que desde el inicio del encuentro las intenciones del Canalla estuvieron claras y las pudo llevar adelante.
El partido de Luciano Ferreyra fue extraordinario. El Pupi ridiculizó a sus marcadores y obligó a que el técnico rival tuviese que sacar a Nadalín en el entretiempo. Pero no solamente fue el Ferreyra de la mitad de la cancha que hizo un gran partido, es que el Ferreyra de la defensa no se quedó atrás y hasta se dio el lujo de emular a Herrera y meter un gol de taco.
Los defensores solamente sufrieron en un par de ocasiones cuando Newell’s aprovechó las subidas de Negri y la rapidez de Cingolani. Pero como Central fue un gran equipo cuando erraron a la hora de la marca apareció en toda su dimensión Fatura.
La mitad de la cancha fue uno de los puntos más altos que tuvo el Central del Kily. Es que más allá de muy buen partido del Chaqueño, Zabala jugó como lo había hecho ante San Lorenzo y el doble cinco se entendió a la perfección. Ojeda hizo un partido bárbaro y Vecchio fue el jugador más inteligente de todos. De sus pies se inició la jugada del primero y en sus pies tuvo la pelota cuando el partido así lo indicaba.
Arriba Gamba fue un actor de reparto muy interesante. Participó de manera activa en la apertura del marcador y fue un dolor de cabeza para Cabral. De Ruben, nada más que agregar. Llegó a 84 goles con la camiseta auriazul y sigue demostrando en cada Clásico lo importante que es y cómo le sienta esta clase de partidos.
Martínez Dupuy fue el que liquidó la historia. El mexicano definió con mucha autoridad la pelota que le dio Pupi y se reencontró con el gol, nada más y nada menos que en un Clásico.
Una goleada merecida. Un partido muy bueno en todas las líneas. Un cuerpo técnico que acertó en la previa y en el durante. Un Kily González que debutó como entrenador en un Clásico y su equipo superó sin fisuras al rival de toda la vida. Una gran noche fue la que tuvo Central en su casa. Una de esas veladas que quedan en la historia y esta no solamente quedará en ella por el resultado, sino también por las formas en que lo logró. Central rubricó las escrituras de dueño deportivo de la ciudad como viene sucediendo en los últimos años.