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Berazategui

Silencio y dolor en la despedida de la policía Lourdes Espíndola


 

En medio de un respetuoso silencio, sólo quebrado por los llantos de su madre, los restos de la joven policía bonaerense Lourdes Espíndola, asesinada el sábado pasado por un delincuente que le robó su arma reglamentaria, fueron inhumados este mediodía en el Cementerio Municipal de Berazategui.

La joven fue despedida por una gran cantidad de policías con uniformes de gala, además de allegados y vecinos, que acompañaron al cortejo fúnebre desde la casa mortuoria en la que se llevó a cabo el velatorio.

Antes de la inhumación de la joven de 25 años se leyó un responso en el que un sacerdote pidió que «Dios la recompense» por haber ofrendado su vida al servicio de los bonaerenses, después que se leyera su ascenso postmorten a subteniente de la fuerza.

Al funeral asistió el jefe de la Policía Bonaerense, el comisario Fabián Perroni, que fue el encargado de entregar la gorra del uniforme de gala de la joven a su padre, Juan Espíndola.

La madre de Lourdes, Silvana Jofre, debió ser asistida al estallar con un doloroso sollozo en el momento en el que sonaba la diana y debió seguir el féretro a su última morada en una silla de ruedas, mientras era trasladado por una guardia de honor.

Poco antes de que el cortejo integrado por varias patrullas saliera de la casa velatoria de Mitre al 2200, también en Berazategui, el comisario Perrone, interpelado por un hombre que parecía ser veterano de la Policía y que le reclamó que los delincuentes sean protegidos, le aseguró que el crimen de Lourdes «no va a quedar en la nada».

Al mismo tiempo, entre los policías se escuchó algunos reclamos de Justicia cuando el cortejo emprendía el último viaje del cuerpo de Lourdes.

Con antelación, el viudo de la joven aseguró que zanjó diferencias con el jefe de la fuerza y le pidió disculpas, ante críticas que le había hecho, al igual que por los insultos a la gobernadora de la Provincia, María Eugenia Vidal, y al presidente Mauricio Macri.

Según el propio Altamirano, cuando Perrone asistió al hospital en el que agonizaba su esposa, lo interpeló y le dijo si «así protegía a su personal», a lo que el comisario le había contestado «¿Qué te pasa pibe?».

Después, siempre según su relato, cuando el hombre recientemente viudo se acercó a entregar su credencial de policía, Perrone se la rechazó y le pidió que se comportara «como un hombrecito».

«Tuve una charla con el jefe de policía. Aclaramos las cosas sucedidas. Me pidió disculpas, le pedí disculpas. Les pido disculpas también al presidente de la Nación y a la gobernadora de la provincia, María Eugenia Vidal. Había estado caliente todo el día y con bronca», dijo Altamirano este lunes.

Lourdes Espíndola, tenía un hijo de seis años con una pareja anterior y según su familia soñaba con ser policía de pequeña.

El sábado alrededor de las 18:30 se encontraba en una parada de colectivos de Ituzaingó cuando fue abordada por delincuentes que se movilizaban en un auto y que la abordaron para robarle el arma reglamentaria.

En medio de un forcejeo y a pesar que tenía el chaleco antibala puesto, recibió un disparo en el cuello.

Los delincuentes escaparon y la oficial envió un mensaje por la red Whatssap a su esposo en la que le alcanzó a decir que le dispararon y que se «estaba muriendo».

Enseguida fue trasladada al Hospital Posadas, de Haedo, donde a pesar de los esfuerzos realizados por los médicos, el domingo último le declararon la muerte cerebral e irreversible, mientras que su familia autorizó la ablación de los órganos.

Por el crimen fue detenido ayer un hombre de 37 años llamado Jorge Pablo con antecedentes por portación ilegal de arma de guerra que databan de noviembre último.

Al detenido se le secuestró una escopeta del tipo tumbera con capacidad para cartuchos 12,70, uno de los cuales estaba colocado; un revolver Taurus calibre 357 con cinco cartuchos y una vaina, y tres cartuchos nueve milímetros.