Política y Economía

Especialista advirtió que «la economía argentina está bailando al borde de un acantilado»


"Ante el riesgo de un recrudecimiento de las restricciones sanitarias a raíz de la segunda ola de Covid, un cambio en las condiciones externas y los problemas estructurales de siempre, nuestro país se encuentra transitando un segundo año consecutivo muy crítico", señaló Natalia Motyl

La economía argentina está «bailando al borde de un acantilado, sujeta a un montón de riesgos», y el problema es que el Estado «gasta más de lo que le ingresa, por lo que se encuentra en extrema vulnerabilidad», advirtió una especialista.

«Ante el riesgo de un recrudecimiento de las restricciones sanitarias a raíz de la segunda ola de Covid, un cambio en las condiciones externas y los problemas estructurales de siempre, nuestro país se encuentra transitando un segundo año consecutivo muy crítico», señaló Natalia Motyl, de la Fundación Libertad y Progreso.

Para la especialista, la irrupción de la pandemia y las malas decisiones tomadas en materia político-económica explicaron la caída de la actividad del 9,9% durante el 2020.

A esto se sumó la «pérdida de productividad en el mercado laboral, la informalidad y el desempleo, además del deterioro de la calidad y bienestar de vida de los argentinos».

«Según el INDEC, 4 de cada 10 argentinos se encuentran en situación de pobreza; más de uno de cada 10 argentinos en indigencia; 6 de cada 10 niños son pobres; 7 de cada 10 hogares tiene un jefe que recibió prestaciones implementadas a partir de la pandemia; 5 de cada 10 recurrió al uso de sus ahorros o venta de bienes para afrontar la crisis», señaló.

Asimismo, agregó: «Cuatro de cada diez argentinos se endeudó para enfrentar la crisis, más de 41.000 pymes cerraron, dos de cada diez locales cerraron, hay 14,2% de desempleo, una inflación del 36,1% anual que nos dejó entre los diez países con el costo de vida más alto, una deuda total de más del 100% del PBI, la más alta de la región, y un PBI per cápita a niveles del 2006».
Motyl dijo que este año se espera que por arrastre estadístico el rebote económico sea cercano al 8%.

No obstante, advirtió que «la situación de los argentinos no va a mejorar, ya que las tasas de desempleo van a mantenerse cercanas a los niveles actuales, las más altas de los últimos diez años».

Indicó que esto se suma a «una inflación que atrofia los salarios de los argentinos y superará holgadamente la meta del 29% proyectada por el gobierno, cerrando 2021 con más de siete puntos porcentuales por arriba de la inflación del 2020.

«A esto cabe agregarle que nuestro país tiene un nivel de endeudamiento del 104,5% del PBI, el más alto de la región.
Este es un punto a tener en cuenta, ya que la deuda en porcentaje del Producto se incrementó con fuerza el último año, al pasar del 88% en 2019 al 104,5%, la más alta observada desde el 2004, cuando había sido del 118,1% del PBI», dijo.
Consideró que esto «suma más presión a una crisis de la deuda que podría generarse en el mediano plazo».

«Los riesgos de sobreendeudamiento y falta de cumplimiento de las obligaciones son muy altos y esto se refleja en los principales indicadores de riesgos que evidencian la falta de confianza de los mercados en que la Argentina pueda resolver los problemas de deuda en los próximos años, estimó.

«Obviamente, 2020 fue un año de tasas de interés bajas a nivel global; no obstante, una eventual suba de tasas de interés a lo largo de los próximos años podría provocar mayores presiones sobre los riesgos potenciales a futuro», advirtió.

También pidió «no olvidarse de que un cambio brusco de las expectativas de los inversores tanto a nivel local como regional, podría generar una salida de capitales mayor que la observada en 2020, que desestabilizaría al mercado financiero».

«Otro de los puntos a tener en cuenta son los precios de los productos básicos que vendemos afuera y de los que depende, principalmente, la entrada de los dólares que tanto necesitamos», señaló.

Destacó que los mismos se encuentran en niveles muy altos y, por ejemplo, la soja ha tocado un máximo de los últimos 7 años.
«Por ahora, parece que se estabilizaron en esos niveles, pero todavía quedan sujetos al riesgo de nuevas olas de pandemia, y por lo tanto nuevas restricciones futuras que ralenticen la recuperación económica a nivel mundial», señaló.

Explicó que «por el momento los mismos han sido favorecidos por una menor oferta de la región y una mayor demanda de China, que ha presentado un crecimiento robusto en los últimos meses.

Sin embargo, la inseguridad alimentaria a raíz del Covid-19 del último año parece que va a seguir hasta, inclusive, 2022, por lo que es posible que los precios se estabilicen a partir de ese año», indicó.

«No habrá que confiarse en que el viento de cola dure por mucho tiempo», advirtió.

La economista consideró que «otro de los riesgos a tener en cuenta es que muchas de las políticas aplicadas para proteger los flujos de efectivo de las empresas podrían mantener a flote algunas compañías inviables y conducir a una asignación ineficiente del capital y la mano de obra, que lastraría el crecimiento a mediano plazo».

Por lo tanto, consideró que «muchas de las posibles políticas que se lanzarían este 2021 podrían desfavorecer un crecimiento sostenido en los próximos años».

Además, dijo que «el aumento del gasto en las prestaciones sociales en medio de un año electoral, podría agravar las cuentas fiscales del gobierno que, tras dos meses de superávit fiscal, en marzo volvió a mostrar un rojo».

De acuerdo con su evaluación, «más allá de la recuperación de los ingresos, no serían suficientes para bajar un déficit fiscal del 8,4% del PBI del último año, y generarían mayores presiones al gobierno, que deberá salir a buscar plata fresca vía endeudamiento con tasas más altas o inyectar pesos en la economía, lo que agravaría el problema inflacionario de nuestro país».