Opinión

¿Por qué erradicar los malos tratos hacia niños y niñas se constituye en una verdadera urgencia?


Por Alejandra Perinetti, directora nacional de Aldeas Infantiles SOS Argentina.

En Argentina 7 de cada 10 niños sufre algún tipo de violencia a diario en su hogar. El 25 de abril es un día para reflexionar y tomar conciencia: es el Día de Lucha contra el maltrato hacia los niños, una problemática que no distingue clases sociales ni géneros y que supone graves consecuencias en el desarrollo físico y emocional de niños, niñas y adolescentes.

La violencia contra niños, niñas y adolescentes puede tomar distintas formas: el maltrato físico, el abuso sexual, el maltrato psicológico, entre otras. Puede suceder en la escuela, en el hogar, en el mundo virtual. El común denominador es que todas ellas tienen un enorme impacto en el desarrollo y la salud mental de niños, niñas y adolescentes, generando consecuencias negativas a corto y largo plazo. Estas consecuencias pueden incluir problemas conductuales, trastornos depresivos, trastornos de ansiedad, alteraciones cognitivas, entre muchas otras. Además, haber sufrido violencia en la infancia aumenta dramáticamente las posibilidades de sufrir violencia en la adultez.

Si bien no es el único, el ámbito familiar continúa siendo el principal entorno en el que se ejercen estas violencias. Los datos así lo indican: en 2020, casi el 100% de las denuncias registradas fueron por violencias hacia el interior de las familias. En el 70% de los casos, el agresor fue el padre o el padrastro. Al problema transversal de las violencias ya existente, se sumó el grave impacto de la pandemia de COVID-19. Medidas como el aislamiento y la pérdida de los lazos comunitarios en el marco de una crisis económica que se sigue profundizando, generaron un incremento de la tensión en las familias, lo que redundó en un aumento significativo de las situaciones de violencia al interior de las familias.

Aunque las causas por las que se producen los malos tratos son múltiples, una de las principales es la antigua consideración de que niños y niñas son objetos de los adultos. Idea que continúa vigente en muchos discursos que consideran la crianza como una tarea íntima y que avala los malos tratos como práctica posible en la tarea de educar. A pesar de contar con una legislación que prohíbe explícitamente el uso de castigos corporales y tratos humillantes en las crianzas, aún tenemos mucho camino por recorrer para generar el cambio cultural que se adecúe a lo que nuestras leyes nos indican.

Históricamente los malos tratos contra la niñez fueron vistos como un problema privado. Hoy entendemos que se trata de un problema social, que requiere de un compromiso y una responsabilidad compartida para afrontarlos. Desde Aldeas Infantiles SOS Argentina promovemos la formación y la capacitación en Crianza Positiva, fortaleciendo las capacidades de cuidado de las familias para que puedan relacionarse desde la afectividad, la puesta de límites sin violencia. Propiciando de este modo entornos seguros y protectores donde niñas y niños puedan tener garantizados sus derechos y lograr desarrollarse integralmente.

El Estado y las organizaciones sociales tenemos la importante y urgente tarea de sensibilizar, transmitir información y herramientas concretas para mostrar que criar sin violencia es posible. Nuestra tarea es cambiar la historia de malos tratos, criando a niños y niñas con respeto y empatía; como seres humanos con derechos que deben ser garantizados. Nuestra tarea es también exigir al Estado que se comprometa con la realidad de los niños, niñas y adolescentes, desarrollando políticas públicas y estrategias de abordaje en todo el país, junto con la inversión de un presupuesto acorde al impacto de esta problemática. Necesitamos que se implementen más y mejores mecanismos de detección y respuesta frente a situaciones de violencia. No podemos permitirnos llegar tarde.

Luchar contra el maltrato contra niños, niñas y adolescentes es responsabilidad de todos.

Que las infancias puedan crecer en entornos seguros y protectores es posible y depende de nosotras/os.