La relación entre Rusia y Ucrania ha sido históricamente tensa, desde el inicio de la URSS
El ejército ruso comenzó a retirarse de la frontera con Ucrania, donde sus fuerzas militares estaban desplegadas desde hace semanas, en maniobras que avivaron la tensión con Estados Unidos y la Unión Europea (UE), anunció este viernes el Ministerio de Defensa.
«En este momento, nuestras unidades y nuestros militares se dirigen hacia las estaciones de tren y los aeródromos, cargan los barcos, las plataformas ferroviarias y los aviones de transporte militar», dijo el ministerio en un comunicado, citado por la agencia de noticias Ria Novosti.
Según las mismas fuentes, citadas por la agencia Interfax, la retirada comenzó en Crimea, península de Ucrania anexada por Rusia en 2014, un día después de unas maniobras que reunieron a unos 10.000 militares en la zona.
«El 23 de abril, las fuerzas del distrito militar del sur y las fuerzas aerotransportadas que participan en las maniobras de verificación comenzaron a regresar a sus bases permanentes», según el texto del ministerio que también reproduce la agencia de noticias AFP.
La relación entre Rusia y Ucrania ha sido históricamente tensa, desde el inicio de la URSS. Pero el último capítulo más conflictivo se inició en febrero de 2014 cuando, tras meses de masivas protestas apoyadas por Estados Unidos y la Unión Europea, el entonces presidente y aliado de Moscú fue derrocado y asumió un Gobierno tecnócrata aliado de las potencias occidentales.
Este giro desató un levantamiento separatista en la estratégica Península de Crimea, donde Rusia mantuvo su principal base naval aún después de la independencia ucraniana y, con la ayuda de un desembarco camuflado de militares rusos, esta región fue anexada por el Kremlin apenas un mes después.
Esta anexión desató un enfrentamiento diplomático con las potencias occidente y una lluvia de sanciones contra Rusia que aún continúan hoy.
En medio de este contexto de tensión, dos provincias del este ucraniano, lindantes con el oeste del territorio ruso, se levantaron en armas e intentaron también unirse a Rusia. Pero esta vez Moscú no lo apoyó, aunque sí declaró legítimos sus reclamos contra el nuevo Gobierno ucraniano, que hoy pide ingresar a la alianza militar occidental de la OTAN.
Desde entonces, partes de esas provincias siguen en manos de separatistas prorusos y el conflicto sigue, aunque los combates son más esporádicos.
La movilización de tropas rusas el mes pasado a esa zona fronteriza hizo temer en Estados Unidos, Europa y en Ucrania una reactivación del conflicto armado.
Sin embargo, el ministro de Defensa ruso, Serguei Shoigu, anunció ayer el inicio de la retirada, que se prolongará hasta el 1 de mayo, de todas las tropas desplegadas en Crimea y en el oeste del país.
En tema es uno de los tantos que genera cortocircuitos entre Rusia y Estados Unidos, que apoya a Ucrania en esta crisis, y afirmó que esperaba «acciones» y no solo «palabras» por parte del Kremlin.
Ahora, Moscú y Washington están discutiendo sobre la celebración de una posible cumbre en un país neutral para tratar este y otros asuntos.
Por otro lado, Putin rechazó ayer la propuesta de su homólogo ucraniano de negociar una solución para la guerra de forma bilateral.
Según el presidente ruso, Zelenski debe negociar directamente con los líderes separatistas de las repúblicas autoproclamadas de Donetsk y Lugansk.
Pero el mandatario ucraniano se niega a hacer eso, pues, como los países occidentales, considera que esos dirigentes son «marionetas» del Kremlin.