El gesto se interpretó como un intento de mostrar unidad en el seno de la familia real justo el día que el reino cumple su primer centenario
El príncipe Hamza de Jordania hizo este domingo su primera aparición en público desde que fue puesto bajo arresto en el palacio real la semana pasada, en la que se lo vio recitar versículos del Corán junto al rey Abdullah II ante la tumba de sus antepasados.
El gesto se interpretó como un intento de mostrar unidad en el seno de la familia real justo el día que el reino cumple su primer centenario, luego de que Abdullah II acusara a su medio hermano de intento de «sedición».
El rey ha intentado desde entonces reafirmar que la situación ya está bajo control.
Pero las imágenes del evento de hoy no permitieron disipar de manera inequívoca las dudas de que el rey y el popular príncipe Hamza hayan superado sus diferencias.
El conflicto se ha convertido en la disputa pública más seria dentro de la familia real en muchas décadas, pese a que el rey afirma que la «sedición» fue frustrada y a que Hamza rechaza las acusaciones.
El medio hermano del rey participó, junto a otros miembros de la familia, de un acto por el centenario del establecimiento del Emirato de Transjordania, un protectorado británico que es el germen del actual Reino de Jordania.
En un video y varias fotos difundidas por el Palacio, se ve a la familia real ornado juntos en el mausoleo de Amán, la capital, donde están enterrados los tres reyes que gobernaron el país durante el último siglo, incluyendo las del rey Hussein, padre de Abdullah y Hamza.
Ante las tumbas del rey, los asistentes pronunciaron en voz alta el versículo coránico conocida como Faitha, que se recita frente a los lugares de sepultura de las personas, informó la agencia de noticias jordana Petra.
Fue la primera vez que se lo vio en público a Hamza desde que fue puesto bajo una forma de arresto domiciliario en el palacio real el 3 de abril pasado luego de acusaciones de que había participado de un «complot malicioso» para desestabilizar el reino.
En comunicados filtrados a la prensa, Hamza, quien se ha reunidos varias veces con líderes tribales críticos de la monarquía, negó las imputaciones y acusó a su vez al gobierno del reino de corrupción e incompetencia, y dijo que actuaba por amor a su país.
La semana pasada, la cadena británica BBC difundió una grabación en la que el príncipe le grita al jefe de las Fuerzas Armadas jordanas cuando llega a comunicarle que desde ese momento quedaba bajo arresto en el palacio.
Días más tarde, el rey Abdullah dijo que las autoridades ya habían frustrado el intento de sedición, que involucraba a su medio hermano y a otras 18 personas, y que el Ejército estaba anonadado.
Abdullah también dijo que Hamza estaba «con su familia en su palacio bajo mi cuidado», que la sedición había terminado y que el príncipe rebelde estaba comprometido con los intereses del país.
Incluso antes del drama palaciego, Jordania ya atravesaba serios problemas económicos exacerbados por el coronavirus, con una desocupación del 25%.
Quejas de larga data de corrupción y mala gestión derivaron en esporádicas protestas callejeras en meses recientes.
Al mismo tiempo, el panorama estratégico regional está cambiando.
Las monarquías árabes del golfo Pérsico están entablando relaciones más estrechas con Israel, lo que podría socavar el rol que Jordania ha tenido en el proceso de paz entre los israelíes y palestinos.
Estados Unidos y los aliados regionales de Jordania han apoyado al rey en la disputa.
Tras morir el rey Hussein en 1999, Abdullah había nombrado a Hamza príncipe heredero, pero luego le sacó el título en 2004 y se lo dio a su hijo mayor.