Por Gisela Gentile
Stella Maris Gómez es conocida como “Lita”, su nombre se hizo conocido por ser la mamá del Mono Suárez, uno de los tres chicos acribillados en Villa Moreno. El caso del triple crimen ocurrido el 1 de enero de 2012, fue emblemático para la ciudad de Rosario. El mismo se tomó como referencial en una ola de violencia que azotó los barrios rosarinos.
El narcotráfico y el incremento de bandas disputándose el territorio hizo que Rosario nunca volviera a ser la misma. Lita es un claro ejemplo de lucha, siempre se destacó por no tener pelos en la lengua y denunciar lo que ocurría en su barrio. Movilizaciones, acampes y todo lo que tuvo a su alcance lo hizo para conseguir la tan esperada justicia por su hijo.
Es increíble pensar el poder de resiliencia de esta mamá que luego de perder a lo más preciado, siguió adelante y quiso ayudar a los pibes de su barrio en Villa Moreno.
El comedorcito como lo llama ella, se encuentra ubicado en Moreno 3924, entre Quintana y Doctor Riva. Con una infraestructura precaria, pero con mucho amor por brindar, una pequeña piecita de la casa de Lita ya está a disposición de los chicos.
Con la gente dialogó con ella con el fin de dar a conocer esta maravillosa obra, que comenzó silenciosamente para darle una mano a los más vulnerables.
“No sabía que en mi barrio había tanta necesidad, pusimos un comedor al cual asisten aproximadamente 120 chicos, el mismo es precario y se fue armando con diferentes donaciones. Recibimos una olla, después un cucharon, mechero y otros artefactos que fueron dándole forma al lugar”, indicó.
Este lugarcito les otorga a los vecinos un punto de encuentro barrial y la seguridad de contar al menos con un plato al día de comida.
En cuanto al servicio que brindan agregó; “servimos la cena y las chicas también llevan lo que cocinamos a algunas casas. Esto está recién arrancando, pero queremos si o sí poder brindar aparte de un plato al día, la copa de leche”.
El intenso verano está siendo complejo para aquellos que no cuentan con demasiados recursos: “En enero hemos parado por las altas temperaturas, pero en febrero queremos arrancar nuevamente y agregar merendero. El problema radica en que el comedor es una piecita de mi casa que me ayudaron a techar con chapas. Por lo cual necesitaríamos algún ventilador para poder brindarles a los niños un lugar más cómodo”, añadió Gómez.
Esta luchadora incansable es sin lugar a duda una luz para un barrio olvidado y repleto de promesas incumplidas, cuando le preguntábamos sobre lo que significa llevar a cabo este proyecto, enfatizó: “Yo lo llamo un comedor de corazón porque ni piso tiene, pero igualmente vamos a seguir porque el barrio lo necesita”.
En sus palabras plagadas de amor y convicción, Lita hace un pedido a la sociedad para poder seguir adelante; “queremos darle la copa leche a los chicos, hay mucha necesidad en Villa moreno. Por eso pedimos encarecidamente a todas las personas que quieran colaborar con nosotros que lo hagan. Estamos necesitando ollas, utensilios para servir lo que cocinamos, algún mechero, y lo más complejo sería un horno, algo ideal para poder hacerle a los pequeños otras cosas aparte de guiso, para de esa manera variar un poco la comida”.
Para concluir Stella Maris reflexionó sobre la compleja realidad que atravesamos todos los argentinos día a día, “me parece que la gente tiene más necesidades que antes, el gobierno nos está metiendo la mano en los bolsillos a todos. Las necesidades son muy grandes, ya que mucha gente se quedó sin trabajo o le han sacado plata de la asignación. Pareciera que no les importa nada, hasta con los jubilados se han metido”, concluyó Lita.
En nuestra ciudad día tras día nos llegan noticias que muchos comedores están cerrando sus puertas o se encuentran en una situación desesperante. Dentro de sus posibilidades, los mas humildes no dudan en ayudar a un vecino con lo que tienen a su alcance, un gesto que debería imitar la sociedad en su conjunto.