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Myanmar: abogados de Suu Kyi confirman que se encuentra «en buen estado de salud»


La depuesta dirigente civil se encuentra detenida hace semanas después del golpe de Estado

La depuesta dirigente civil de Myanmar, Aung San Suu Kyi, «parece encontrarse en buen estado de salud» a pesar de llevar semanas detenida tras el golpe de Estado en el país del sudeste asiático donde la junta militar profundiza la represión, mientras crece la presión internacional contra los golpistas.

Así lo informó, Min Min Soe, uno de los abogados que forma parte del equipo jurídico que defiende a la Nobel de la Paz Suu Kyi contra una serie de cargos penales, que habló con ella por videoconferencia antes de una audiencia prevista para mañana.

Ayer, la Asociación de Ayuda a los Presos Políticos (AAPP) denunció que al menos 510 personas, entre ellas numerosos estudiantes, adolescentes e incluso niños, murieron por disparos de policías y militares durante la represión desatada contra la ola de protestas prodemocráticas.

La ONG reiteró que el número de víctimas «es probablemente mucho mayor», sobre todo porque cientos de detenidos siguen desaparecidos. Ante el derramamiento de sangre, varias facciones rebeldes amenazaron ayer con tomar las armas contra la junta.

Si las fuerzas de seguridad «siguen matando civiles, colaboraremos con los manifestantes y tomaremos represalias», dijeron varios grupos armados en una declaración conjunta. Desde la independencia de Myanmar en 1948, multitud de grupos étnicos han entrado en conflicto con el Gobierno central para conseguir más autonomía, acceso a los numerosos recursos naturales del país o a una parte del lucrativo tráfico de drogas.

En los últimos años, el Ejército había acordado un alto el fuego con algunos de ellos e incluso había retirado al Arakan Army de su lista de organizaciones extremistas a mediados de marzo.

Pero este fin de semana, la junta lanzó ataques aéreos en el sureste del país, dirigidos a uno de los mayores grupos armados de Myanmar, la Unión Nacional Karen (KNU), después de que ésta tomara una base militar y matara a varios soldados.

Se trata de los primeros ataques de este tipo en la región en 20 años. Unas 3.000 personas huyeron de la violencia a la vecina Tailandia, según organizaciones locales. Los generales, desoyendo condenas y sanciones occidentales, continúan con su mortífera represión en un intento de frenar las protestas y huelgas que sacuden el país desde el derrocamiento del Gobierno civil de Suu Kyi.

Hoy se reunirá el Consejo de Seguridad de la ONU para abordar la situación en la antigua Birmania después de que este sábado murieran al menos 114 personas en la represión de las protestas, informó la agencia de noticias Europa Press. Reino Unido pidió la convocatoria de una sesión a puerta cerrada, según informaron fuentes del propio Consejo de Seguridad.

El pasado 11 de marzo el Consejo ya condenó la violencia del Ejército y pidió la puesta en libertad inmediata de las personas detenidas, pero el texto tuvo hasta ahora poco efecto. La represión de este sábado, que coincidió con la celebración del Día de las Fuerzas Armadas, fue condenada contundentemente por las principales potencias mundiales.