Por José Odisio
El equipo está demasiado desestabilizado para que diez días de trabajo del Mono Burgos puedan cambiar algo. Sin ideas futbolísticas arraigadas, con un estado físico deplorable y con una carga alta de vulnerabilidad se hace difícil remontar. Ni siquiera estar en ventaja con un rival sin vuelo como Atlético de Tucumán alcanzó para conseguir la primera victoria del año. Pero al menos el amor propio que impone el entrenador generó un empate agónico que dejó una sensación no tan mala, menos desesperanzadora.
Burgos dejó a Scocco en el banco. Una señal de autoridad del DT y de compromiso de los referentes. Pero está claro que los problemas de Newell’s no pasan por los kilómetros que puedan correr Nacho o Maxi, que tampoco están para correr una maratón, sino más bien para darle fútbol a un equipo que carece de buen juego. El DT priorizó una vez más poner en cancha un equipo de mayor aptitud física, sabiendo que futbolísticamente iba a estar huérfano de juego. Pero no alcanzó. Si bien hubo una ventaja inicial que ilusionó, esta vez, a diferencia del partido con Unión, la Lepra se mostró inestable en defensa. La línea de 3 o 5 confundió a los defensores y Aguerre la pasó mal. Y fue tal la confusión que, estando en ventaja, el rival empató en una jugada donde Lotti quedó mano a mano con 30 metros de terreno para estudiar cómo definir.
Burgos no puede hacer magia. Por eso pregona la entrega como premisa, como principal argumento, es su Biblia, su Corán, su Torá, es su mandamiento básico para intentar llegar a esa victoria tan postergada, de la que no tiene ninguna responsabilidad.
No hay dudas que Burgos ve que la tarea no es sencilla. Por eso un lateral a favor pasó a ser un intento de jugada de riesgo, y eso que Bíttolo está lesionado. Ver a Lema y Capasso subir en cada lateral ofensivo cercano al área muestra las limitaciones que encuentra el DT a la hora de idear argumentos para lastimar al rival. Pero con ese poquito, entrega, pelota parada y amor propio, alcanzó para sacar adelante un partido que tenía pinta de derrota.
Saber cuándo va a ganar Newell’s es complicado. Pero al menos empezó a sacarse ese peso de perder que ya parecía costumbre. Parece conformarse con poco, peor es nada.