Por Oscar Laborde*
La Argentina se retiró del Grupo de Lima y fue una decisión correcta. Ese grupo tenía como objetivo exclusivamente hostigar al gobierno de Venezuela y había sido planteado al comienzo como una confluencia de gobiernos para colaborar con la situación de ese país, pero finalmente, como era previsible, terminó siendo un organismo de presión.
La Argentina participó desde el comienzo del gobierno de Alberto Fernández -en 2017 Mauricio Macri se había incorporado de manera muy eufórica- y en el principio de su gestión hubo un momento en el que había que resolver si el nuevo gobierno argentino continuaba en el Grupo de Lima.
Y creo que fue correcto en ese momento mantenerse dentro para ver si se podía colaborar con un diálogo y con algunas propuestas de solución a la crisis venezolana, de convocatoria al gobierno y la oposición venezolana.
Eso no pudo ser así, pese a todos los esfuerzos, y de la misma forma que estuvo bien en aquel momento plantear quedarse para demostrar que había esfuerzos de colaboración, fue interesante que en estas horas el Gobierno decidiera retirarse ante lo irreversible de las posiciones en el Grupo de Lima.
Esto tiene que ver con el endurecimiento que posee el nuevo gobierno de los Estados Unidos de Joe Biden para con Latinoamérica, con la ratificación de Luis Almagro al frente de la OEA (Organización de los Estados Americanos), y tiene que ver también con que la Argentina encuentra nuevos socios para poder llevar adelante su política exterior enfocada a preocuparse por la región.
La asunción de la presidencia pro tempore de México en la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños); el regreso de la democracia y el triunfo de un partido afín como el MAS en Bolivia; la posibilidad cierta de un triunfo de Andrés Arauz en Ecuador y el camino que está transitando Brasil, donde el ex presidente Luis Inacio «Lula» Da Silva está reivindicado efectivamente como una víctima y su victimario, el ex juez Sergio Moro, está quedando en el rol que le correspondía que es el de un farsante.
Son todos procesos que se están dando en estos momentos en nuestra región y ante esta situación la Argentina puede ahora empujar otros espacios de diálogo, como el Grupo Internacional de Contacto (GIC) sobre Venezuela, y también hacerlo dentro de América latina.
Todo esto empieza a mostrar a la Argentina como protagonista en el continente y yo creo que nuestro gobierno puede ayudar a solucionar una crisis en Venezuela, que efectivamente debe ser tratada.
*Presidente del Observatorio de la Democracia del Parlasur