La presentación oficial será este jueves en el Centro de Exposiciones de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
A Cristina Fernández de Kirchner. A Sergio Massa. Al juez de la Corte Horacio Rosatti. Al Papa. En su libro Primer tiempo, el expresidente Mauricio Macri mostró su resentimiento con buena parte de las figuras de la política y hasta de la religión. Y las cuestionó a todas: a CFK la trató de loca; a Massa, de ventajista; a Rosatti, de fallarle en contra pese a que lo llevó a la Corte; y a Jorge Bergoglio, de ser opositor. Defendió a su exjefe de Gabinete Marcos Peña y aseguró que nunca financió trolls en las redes y que nunca espiaron a nadie. El lanzamiento del libro que colecciona recuerdos, enojos y (poca) autocrítica será una plataforma política del ex mandatario: será en un acto el jueves en el Centro de Exposiciones, con transmisión en vivo. Lo acompañarán los principales referentes de Juntos por el Cambio y se promete algún que otro saludo internacional, como el de Mario Vargas Llosa.
El libro fue escrito por el ex secretario de Cultura Pablo Avelluto y por el ex asesor presidencial Hernán Iglesias Illa. Avelluto contó que estuvieron meses entrevistando al ex mandatario y luego dándole forma al libro al que Macri le pondría su firma. Su título sugerente, Primer tiempo, plantea que fue una primera batalla «contra el populismo» y el libro finaliza hablando del segundo tiempo de esa batalla, que sería en 2023.
Avelluto fue uno de los encargados de promocionar la salida del libro, con un tuit que despertó muchas burlas dado que mostraba la foto del ex presidente junto a la de las cámaras de seguridad de una librería: eran las de ladrones.
A partir de hoy, en todas las librerías. #PrimerTiempo pic.twitter.com/uLcgd8xBlz
— Pablo Avelluto (@pabloavelluto) March 17, 2021
Negación
Pero se hace una autocrítica: «Cometí un gran error cuando dije que Quintana y Lopetegui eran ‘mis ojos, mis oídos y mi inteligencia’. Me arrepentí porque con esa frase les di un protagonismo y una relevancia que generaron un contraataque inevitable, dentro y fuera del gobierno». Curiosamente, Macri olvida que debieron irse en medio de la crisis económica que signó los últimos dos años de su gobierno. Y que los sacó para no aceptar la exigencia del establishment: que echara a Marcos Peña. En el libro, de hecho, lo reivindica a Peña al mismo nivel que a Horacio Rodríguez Larreta y a María Eugenia Vidal, aunque no parecería tener la misma gravitación en la política nacional.
Sobre Santiago Maldonado, Macri dice: «Cuando apareció el cuerpo y se hizo la autopsia, me dio mucha pena por Maldonado y por su familia, pero también sentí alivio de poder finalmente tener una certeza sobre el caso. Y la satisfacción de haber tomado la decisión correcta al no apresurarme a la hora de echar o sancionar a los gendarmes. El episodio sirvió para restablecer la confianza de la sociedad en las fuerzas federales«. Sobre el espionaje sobre la familia que le daba pena, no hace comentario alguno.
Sobre cómo mintió en campaña sobre la continuidad de Fútbol para Todos para luego darlo de baja, Macri reconoce: «En la campaña había tenido que realizar malabares para hablar sobre el tema, a pesar de que sabía que la situación fiscal del Estado argentino no daba en absoluto para seguir subsidiando el fútbol profesional». Dice que Fútbol para Todos le resultaba «inmoral». No aclara qué pensaba sobre mentir en campaña.
Como lo hizo en los diversos reportajes que dio tras su mandato, Macri intenta convencer(se) en el libro de que dejó un mejor país que el que encontró. De hecho, sobre las condiciones económicas al final de su gobierno, más que una autocrítica hay una crítica a sus votantes: «Aunque querían un cambio político, no todos querían un cambio económico”.