Se debate suspender los derechos en las patentes "hasta que haya una gran vacunación a escala global y la mayoría de la población mundial esté inmunizada"
El debate por la exención temporal de las patentes de las vacunas contra el coronavirus en la Organización Mundial del Comercio (OMC) expone como en ningún otro lugar el doble discurso de los países ricos que, lejos de impulsar una distribución solidaria, priorizan sus intereses financieros y el de los grandes grupos farmaceúticos, mientras las naciones de ingreso bajo y medio luchan de forma desigual para acceder a fármacos en medio de la pandemia.
La iniciativa fue presentada en octubre del año pasado y, más de cinco meses después, esta semana volvió a ser discutida con muy escasos avances a pesar de que su aprobación facilitaría intercambiar conocimientos y multiplicar los sitios de fabricación de productos médicos urgentes, como las vacunas y los test.
Concretamente, plantea suspender los derechos en las patentes «hasta que haya una gran vacunación a escala global y la mayoría de la población mundial esté inmunizada».
Más de 100 países respaldan la exención propuesta originalmente por Sudáfrica e India, pero como las decisiones en la OMC se toman por consenso alcanza la oposición de la Unión Europa (UE), el Reino Unido y Estados Unidos para no llegar a un acuerdo.
La postura de la UE, sede de los laboratorios BioNTech y AstraZeneca, es que la propiedad intelectual «es un factor clave» para que las empresas puedan celebrar convenios de transferencia de tecnología y exportación de vacunas, y que el acceso equitativo ya está garantizado mediante el instrumento Covax de la Organización Mundial de la Salud (OMS), indicó a Télam una fuente en Ginebra, ciudad suiza donde funciona la OMC.
Este posicionamiento está lejos del discurso de los líderes europeos frente a las cámaras, como el que realizó la canciller alemana Angela Merkel en el Foro de Davos el mes pasado, cuando pidió «una repartición justa» de las vacunas e instó a «optar por la vía multilateral y no por el proteccionismo» para su acceso.
El bloque extendió además esta semana el mecanismo que controla la exportación de vacunas contra el coronavirus fabricadas en su territorio y que ya impidió la salida de un cargamento con destino a Australia.
Pese a esto, unas 34 millones de dosis desarrolladas en la UE fueron vendidas a otros países, de acuerdo a documentos citados por el diario The New York Times, a diferencia del Reino Unido, que administró en su país todas las que fabricó e importó y que en la OMC también defendió los derechos de propiedad intelectual al asegurar que fomentan la investigación y la innovación.
La isla ya inoculó a más de 23 millones de personas, mientras otros países pelean por obtener dosis, lo que tampoco se condice con las palabras del primer ministro, Boris Johnson, en la última cumbre del G7: «No tiene sentido que vacunemos a nuestras poblaciones por separado. Tenemos que asegurarnos de que todo el mundo está vacunado».
La propuesta del premier británico para mejorar el acceso es donar el excedente de dosis una vez que terminen de inmunizar a toda su población, lo mismo que dijo que hará Canadá, que ya garantizó una provisión de casi nueve dosis por habitante, y que en la OMC dilató cualquier definición al pedir más datos sobre los beneficios que traería la exención de las patentes.
Una postura similar asumió Estados Unidos, sede de los laboratorios Moderna y Johnson & Johnson, que flexibilizó levemente su posición respecto a la que tenía bajo la presidencia de Donald Trump, para pasar de un rechazo total a suspender los derechos intelectuales a instar a debatir cómo eso repercutiría en el combate contra el coronavirus.
Los pedidos para que el mandatario actual Joe Biden respalde la iniciativa presentada por India y Sudáfrica llegaron desde el ala progresista de su propio partido: los legisladores demócratas Bernie Sanders y Jan Schakowsky instaron públicamente a la Casa Blanca a hacerlo.
No sólo los países desarrollados salieron en masa y de forma corporativista a respaldar la propiedad intelectual de las vacunas: Brasil, uno de los más golpeados en el mundo por la pandemia y con más de 1.500 muertos en promedio por día este mes, también ratificó su oposición a la exención de patentes, preciso a esta agencia una fuente que siguió el debate.
Otros Estados de la región como Chile, Colombia y El Salvador tampoco apoyaron expresamente la propuesta, confió la misma fuente, con posturas que se acercan más a instar a un diálogo para acercar a las partes.
Del otro lado, en el pedido a favor de la suspensión de patentes quedaron más de un centenar de países, incluyendo a China, hogar de las empresas Sinopharm, Sinovac Biotech y CanSino que desarrollan algunas de las vacunas contra la Covid-19 que hoy se administran.
También lo respalda la OMS, cuyo director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, instó en un nota de opinión publicada en el diario británico The Guardian a que los países ricos abandonen un enfoque del «yo primero».
«Estamos viviendo un momento histórico excepcional y debemos estar a la altura del desafío. Ya sea que se trate de compartir dosis, transferencia de tecnología o renunciar a los derechos de propiedad intelectual», manifestó.
Organizaciones humanitarias como Amnistía Internacional (AI), Oxfam y Médicos Sin Fronteras (MSF) también respaldan la iniciativa.
La OMC ya debatió esta cuestión en al menos ocho oportunidades, contando reuniones formales e informales, y el próximo encuentro sobre las patentes está pautado para junio, aunque ante la emergencia los países se comprometieron a seguir con las negociaciones a mitad del mes próximo.