La luz es una de las bases para el cuidado de la salud y una pieza clave para combatir la depresión, regular el ciclo de sueño y controlar las funciones metabólicas.
En la actualidad, con la exposición a la luz artificial y más precisamente con la exposición nocturna a televisores, celulares y tablets, se pueden experimentar disminuciones en las funciones del cuerpo, en el comportamiento de las neuronas y el sueño.
En condiciones normales, el reloj biológico está sincronizado con la luminosidad externa y recibe información directamente a través de la retina, según explicó a través de un comunicado Philips Lighting, que destacó que «la iluminación está en el corazón del cuidado de la salud gracias a que repercute en la regulación del reloj interno del cuerpo humano».
Para la compañía, la luz artificial es complemento de la solar y por lo tanto, apuesta a tecnologías de última generación como la iluminación LED para controlar los niveles de luminancia, la temperatura del color y la dirección de la luz ayudando a que sea lo más natural posible.
La luz influye de forma primordial en el modo en que las personas se despiertan y se duermen.
Un nivel de luz más bajo durante la noche y cuando se está preparando para ir a dormir influye en la producción natural de melatonina, la hormona que ayuda a conciliar el sueño.
En línea con esto, la luz blanca de alta calidad es similar a la luz del día natural y ayuda a las personas a enfocarse, sentirse más alerta y poder relajarse por la noche.
Mientras que la luz fría permite a las personas una mayor concentración y una sensación de mayor actividad, siendo la aliada ideal para espacios como una cocina o un escritorio de estudio; la luz cálida está asociada a los momentos de relajación y sueño siendo la indicada para el living o la habitación.