Desde que se ejecutó el golpe murieron al menos 54 personas, decenas fueron heridas y más de 1.700 fueron detenidas
Un nuevo manifestante murió este viernes en Myanmar en las protestas contra el golpe de Estado militar, mientras que la enviada especial de la ONU para el país pidió una acción urgente del Consejo de Seguridad, al destacar que más de 50 personas murieron y decenas resultaron heridas esta semana, en las peores represiones desde que los militares tomaron el poder el mes pasado.
La escalada de violencia ha presionado a la comunidad internacional con llamados a aplicar un embargo de armas contra los militares que dieron el golpe el 1 de febrero al derrocar al gobierno electo de Aung San Suu Kyi, la Premio Nobel de la Paz de 1991, cuyo lugar de detención se desconoce.
Pese al temor a las represalias, el país asiático vivió una nueva jornada de movilizaciones en Naipyidó, la capital, y otras ciudades.
Centenares de ingenieros se manifestaban por su parte en las calles de Mandalay, en el centro del país y su segunda ciudad , al grito de «¡Liberen a nuestra líder!», en referencia a Suu Kyi. Un hombre de 26 años que ayudaba a mantener las barreras erigidas en la ciudad para frenar a las fuerzas de seguridad murió tras recibir un disparo en el cuello, informó a la agencia de noticias AFP el personal médico.
Mientras, una muchedumbre se congregó en Mandalay para el funeral de Kyay Sin, una joven de 19 años muerta ayer que se convirtió en un símbolo en el país
En una foto tomada poco antes de que un disparo la matara, se la puede ver con una remera con un mensaje que se volvió viral en las redes sociales: «Todo va a ir bien».
«No habrá perdón para ustedes hasta el fin del mundo», coreó la gente, reunida en torno al féretro cubierto de flores.
Además, los generales golpistas buscan impedir la difusión de las informaciones sobre la represión, multiplicando los cortes de internet nocturnos y prohibiendo Facebook, la red social más popular.
Pero hoy padecieron una medida similar, después de que YouTube anunciara el cierre de cinco canales administrados por el ejército de Myanmar por violar sus pautas.
A nivel internacional, la enviada especial de la ONU para el país asiático, Christine Schraner Burgener, dijo ante el Consejo de Seguridad, que la unidad de sus miembros es fundamental «para presionar por el cese de la violencia y la restauración de las instituciones democráticas de Myanmar».
Según la ONU, desde que se perpetró el golpe murieron al menos 54 personas, entre ellas cuatro menores, decenas fueron heridas y más de 1.700 fueron detenidas.
“Debemos denunciar las acciones de los militares”, dijo Schraner Burgener y destacó que «es fundamental que este consejo sea resuelto y coherente en poner en aviso a las fuerzas de seguridad y apoyar firmemente al pueblo de Myanmar, en apoyo de los claros resultados electorales de noviembre».
Cualquier tipo de acción coordinada en el Consejo de Seguridad, el máximo órgano de decisión de la ONU, será difícil ya que es probable que no la aprueben dos miembros de los cinco con poder de veto, China y Rusia, que consideran la crisis en Myanmar como un «asunto interno».
De hecho, el Consejo de Seguridad no pudo hasta ahora emitir una declaración común.
Estados Unidos anunció ayer nuevas sanciones comerciales, consistentes en un control de sus exportaciones, en respuesta a la «mortal violencia contra los manifestantes», según el secretario de Estado, Antony Blinken. Estas medidas se suman a las sanciones financieras impuestas a los generales golpistas.
«Continuaremos tomando medidas contra la junta», advirtió el portavoz de la diplomacia estadounidense, Ned Price.