Entre marzo y abril de 2020 hubo una parálisis total en el Palacio Legislativo, y luego se iniciaron las sesiones remotas
La pandemia de coronavirus generó una parálisis total entre marzo y abril en el Congreso, pero con la puesta en funcionamiento del sistema de sesiones remotas la reactivación se sintió, con varias leyes ligadas al coronavirus.
En el paquete de leyes para dar respuestas concreta a las dificultades inherentes a la pandemia se encuentran la «ley Silvio» de protección a los trabajadores de la salud, la ley de teletrabajo, la normativa que regula la compra de vacunas contra el Covid-19, la ley de recetas digitales, donación de plasma, educación a distancia y el sostenimiento a la actividad turística que dio marco al ambicioso plan de venta «pre viaje».
El 21 de mayo pasado el Senado convirtió en ley por unanimidad el proyecto denominado «Ley Silvio» que apunta a que el personal médico, de enfermería, limpieza, y de todos los rubros que se desempeñan en establecimientos de salud tengan los materiales de prevención para evitar los contagios en sus ámbitos de trabajo.
Según admitió el propio Gobierno, la ley que regula la fabricación y adquisición de compras de vacunas contra el Covid- 19 nació de una exigencia del laboratorio multinacional Pfizer, que pidió cláusulas de prórroga de jurisdicción a favor de tribunales extranjeros y la renuncia del Estado a oponer la defensa de inmunidad soberana.
También el Ejecutivo cedió al incluir en la ley cláusulas de indemnidad patrimonial respecto de indemnizaciones relacionadas a las vacunas elaboradas por laboratorios extranjeros, y acuerdos de confidencialidad en los contratos.
Sin embargo, pese a aprobar la ley, la negociación con Pzifer se cayó y no llegaron vacunas de ese laboratorio.
La forzada masificación del trabajo remoto por la necesidad de readecuar las tareas laborales a las nuevas condiciones que impuso la cuarentena llevó al Congreso a apurar un debate que venía aletargado y que debía haberse regulado mucho antes, producto de las transformaciones en el mundo del trabajo. .
La iniciativa, que quedó aprobada en ambas cámaras a mediados del año, debió enfrentar un fuerte lobby de cámaras empresariales que acudieron a las audiencias del Congreso para trabar el tratamiento, pero fue insuficiente.
Sin embargo, luego de la aprobación, continuaron las trabas y la prueba es que la ley recién fue reglamentada el pasado 21 de enero.
Entre otros aspectos, la normativa propuesta señala que la prestación laboral a distancia es voluntaria, no puede ser impuesta por el empleador y por lo tanto es reversible.
Además, consagra el «derecho a la desconexión digital» del empleado remoto cuando se encuentre fuera de su jornada laboral o durante los períodos de licencias, al tiempo que el empleador tiene prohibido «remitirle comunicaciones por ningún medio» en esos períodos.
El 27 de julio de 2020 el Senado convirtió en ley el proyecto dispone la creación de una campaña nacional para la promoción de la donación voluntaria de plasma sanguíneo, proveniente de pacientes recuperados de la coronavirus de todo el país.
También ese día quedó sancionada definitivamente la ley de receta electrónica como alternativa a la prescripción con puño y letra, así como la regulación de la llamada «teleasistencia» de salud a través de plataformas digitales, siendo el Estado el garante de las de la protección de los datos de los pacientes en estas consultas virtuales.
La ley de educación a distancia surgió a partir de la decisión de suspender las clases presenciales y reacomodar el sistema pedagógico a través de la modalidad virtual.