El empeño del presidente de Bolivia Evo Morales de buscar un cuarto mandato consecutivo, a pesar de que tal opción fue rechazada en 2016 en un referéndum, abrió un nuevo foco de tensión con la Iglesia católica.
«Si el pueblo en un referendo, promovido por el gobierno, dijo No (a la repostulación de Morales), si se escucha al pueblo, hay que aceptar esa decisión, sin buscar triquiñuelas para ver si se puede deshacer esa decisión», dijo el viernes el influyente obispo Jesús Juárez, de Sucre (sureste).
Es que ignorando el resultado del referéndum, en noviembre de 2017 el Tribunal Constitucional dio luz verde a una nueva candidatura de Morales para las elecciones de 2019, invocando el respeto a sus derechos humanos.
El resultado del plebiscito es el caballo de batalla de la oposición para proclamar que Morales viola la Constitución de 2009 -reformada por el mismo mandatario- y desconoce la democracia, al insistir en ser candidato en las elecciones del próximo año.
«Lo que se está pidiendo es que se cumpla la Constitución Política del Estado», dijo Juárez, considerado uno de los pesos pesados entre los obispos bolivianos.
Sus palabras están en línea con la posición de la Conferencia Episcopal de Bolivia, que sostuvo en 2017 que el cuestionado fallo del Tribunal «abre el camino al totalitarismo y al dominio del más fuerte», lo que causó el malestar oficial.
La Iglesia y el gobierno han tenido roces en los últimos 10 años, por las críticas de los prelados a la lucha antidrogas, la intención de despenalizar el aborto, los niveles de corrupción e incluso el pago de un doble aguinaldo que provocó una pesada carga salarial en las entidades caritativas católicas.
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– «Que deje la sotana»-.
Tras las críticas del obispo, el ministro de Defensa, Javier Zavaleta, salió al paso: «Si ese monseñor ha dicho eso, lo que tiene que hacer es dejar la sotana y ponerse el traje de político y lo vamos a recibir como político y vamos a discutir como políticos», dijo.
«Ha quedado claro dentro de la Iglesia católica que hay dos vertientes de pensamiento: los que siguen viviendo como hace 200 o 300 años y creen que Bolivia no ha evolucionado en términos culturales y términos políticos y hay los sacerdotes de avanzada que saben que ya no hay monopolio de la Iglesia sobre asuntos políticos», remachó.
También contraatacó el ministro de Desarrollo Productivo, el aymara Eugenio Rojas, quien afirmó que los «padres (curas) aymaras y quechuas que han nacido en Bolivia, ellos están de acuerdo con el presidente Evo Morales».
El obispo no se amilanó con las reacciones de los ministros y declaró: «sí, me gusta defender la verdad y la Constitución».
«Los insultos bajos y los amedrentamientos no están en mi lenguaje pastoral, porque éstos demuestran la calidad y altura moral o la bajeza de la persona», remató.
Según el gobierno, el flamante cardenal indígena Toribio Ticona apoya al presidente izquierdista aymara.
El gobernante Movimiento Al Socialismo ha definido que Morales y su vicepresidente Álvaro García sean sus candidatos en los próximos comicios para el periodo 2020-2025.
Los discursos oficiales machacan la estabilidad política del país, el crecimiento económico y los planes de industrialización de los hidrocarburos.
Morales, quien asumió el poder en 2006, forjó férreas alianzas con Cuba, Venezuela e incluso Irán (bajo el gobierno de Mahmud Ahmadinejad) y se volvió ácido crítico de Estados Unidos.
Hasta ahora Morales es el único en carrera para las elecciones de 2019.