La Universidad de San Martín y el Conicet continúan trabajando en un fármaco que ayude a terminar con la pandemia
La Universidad de San Martín y el Conicet avanzan en el desarrollo de una vacuna contra el coronavirus que está por iniciar las pruebas preclínicas de la fase 1 si se concreta un acuerdo con un laboratorio privado, aclaró hoy la institución en un comunicado.
«La vacuna que se desarrolla en la Universidad Nacional de San Martín (Unsam) avanza con la fase preclínica con muy buenos resultados. Lo que sigue es lograr un acuerdo con un laboratorio privado para iniciar la fase 1, que son las pruebas en humanos», declaró el rector Carlos Greco.
«Tuvimos un apoyo muy fuerte de la Agencia de Promoción Tecnológica para conseguir un socio estratégico del sector empresario», contó Greco e indicó que está avanzado un preacuerdo con un laboratorio para financiar esta etapa.
En el comunicado distribuido hoy por la Unsam se informó que el proyecto de una vacuna contra el Covid realizado en esa casa de estudios estuvo entre los 128 en fase preclínica de todo el mundo.
«Todos buscaron y buscan el mismo objetivo: inmunizar a la población contra el virus SARS-Cov-2, pero utilizan diferentes tecnologías», explicaron desde el grupo de científicos de la Unsam liderado por Juliana Cassataro, que cuenta con investigadores provenientes de diferentes especialidades como virología, inmunología, enfermedades infecciosas, estructura de proteínas, entre otras.
Según se explicó, la fórmula de esta vacuna se basa en proteínas recombinantes, una tecnología similar a la usada en la vacuna del Hepatitis B o el VPH.
Esta propuesta fue seleccionada y apoyada por la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i) en el marco de la Unidad Coronavirus que integra junto con el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación y el Conicet.
Greco había dicho ayer a Radio Cooperativa que «es posible que de acá a un año la Argentina tenga su propia producción de vacunas sin necesidad de negociaciones con laboratorios extranjeros».
«En el futuro significaría una soberanía científica tecnológica, cuando se alcance la producción de la vacuna que para esta enfermedad significará que no dependeremos de estas complejas negociaciones con otros productores internacionales», señaló Greco.