Es la primera diseñada para financiar la protección de hasta un millón de hectáreas verdes en 10 países
El lanzamiento mundial de la nueva criptomoneda GBM, la primera diseñada para financiar la protección de hasta un millón de hectáreas verdes en 10 países, se hará este lunes y el primer proyecto es la preservación de 24.500 hectáreas en el norte de Misiones.
El proyecto de GreenBond Meter es poner a la venta 245 millones de GBM coins, en seis etapas, y la primera será este lunes en 160 países a un precio inicial de US$ 1,09.
El consorcio internacional está integrado por la empresa uruguaya Nideport S.A. especialista en certificaciones de bonos de carbono, y la estonia Heimall Technologies Oü, radicada en la capital de ese país, Tallin, responsable del ecosistema de la criptomoneda.
En cada uno de los 10 países donde se identificaron áreas a proteger se crearon fundaciones que en carácter de adherentes llevan adelante la operación en cada caso.
Cada fundación arrienda la tierra identificada a proteger, y antes de cumplirse el vencimiento del alquiler (dos años) compra el predio.
En el caso de Misiones, se trata de 24.500 hectáreas ya arrendadas en la zona de San Pedro, dentro del cual aún funciona un aserradero forestal sobre 2.000 hectáreas.
El responsable del proyecto en la Argentina, Juan José Núñez, se reunió esta semana con las autoridades provinciales del área, y explicó los alcances del proyecto.
En diálogo con Télam, afirmó que «se arrienda el predio para que los productores dejen de producir; y antes de los dos años se compra y se protege la zona por 100 años de deforestación evitada, con una fuerte inversión en tecnología, especialmente de prevención de incendios».
Pasados los 100 años, que es el tiempo de vida útil de una criptomoneda, «la zona se dona al Estado para que la convierta en Parque Nacional», agregó Núñez.
«La criptomoneda es una herramienta para recaudación que acelera los procesos de inversión», que en este caso «se destina a preservar un metro de selva», destacó.
Núñez precisó que sólo para las 24.500 hectáreas de Misiones la inversión total es de US$ 100 millones «para la infraestructura dentro del campo, para sostener la actividad sustentable y para la prevención de incendios durante al menos 10 años».
«Ya hay inversión de los socios fundadores del consorcio e inversión privado de 68 grupos de capitales de riesgo», dijo Nuñez, y agregó que el proyecto tiene «una capitalización masiva, con la plataforma dónde la gente compra», y una capitalización a través de «los capitales de riesgo que adquiere grandes volúmenes de la criptomoneda»:
Quien compre una GBM coin, adquiere los derechos preferenciales a un certificado de bono de carbono sobre un metro cuadrado de la zona.
La iniciativa implica emplear al menos a unas 50 personas dedicadas «no sólo al monitoreo y control de los sistemas, sino también a la preservación y cuidado físico».
«Tenemos problemas de caza furtiva y otros delitos relacionados con la cercanía a la frontera con Brasil, por lo que ya estamos hablando con Gendarmería para que nos acompañen en el proceso», señaló.
Destacó que los pueblos originarios, en un radio de 5 a 50 kilómetros alrededor del predio, así como la comunidad local de San Pedro, tendrán «prioridad para ser contratados por la fundación».
La propuesta consiste en resguardar, con la compra de la cripto, un metro cuadrado de biosfera, «primero en Misiones, luego en la yunga salteña, los bosques patagónicos y la turba fueguina, hasta completar el plan de 100 mil hectáreas, o más, que le tocan a la Argentina en la propuesta global».
Nuñez aclaró que «la tenencia de la cripto no supondrá ningún derecho real de dominio, posesión o uso sobre la porción de la tierra preservada, sino un derecho de exigencia de cumplimiento de preservación y no explotación de la misma».
La previsión es que en el año 2023 se podrán realizar las certificaciones para convertir la inversión en bonos de carbono, que cotizan en un mercado internacional, donde se comercializan las unidades de reducción de emisiones de gases que contribuyen al efecto invernadero (GEI).
Las unidades de emisión de GEI se incorporan al mundo a través de la normativa contenida en el Protocolo de Kioto (PK), con el objetivo de facilitar el cambio progresivo de tecnología y producción a nivel mundial, con un uso menos intensivo de recursos y estructuras que emitan GEI.
Según el sitio web de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, «el mundo registra transacciones basadas en GEI desde la década de los 90», aunque «el verdadero impulso a los mercados de carbono se produce a partir de la entrada en vigencia del Protocolo de Kioto (PK) en el mes de febrero de 2005, y del lanzamiento de sistemas de comercio de emisiones de GEI nacionales y/o regionales».
En el caso de GBM coin, en el 2023 cuando finalice el proceso de certificación que permita la emisión del bono de carbono, «cada inversor que haya adquirido criptos va a tener la posibilidad de obtener el equivalente en bonos de carbono a los metros cuadrados asociados a su token (GBM coin), y podrá comprar los créditos al 50% de su valor antes que salgan al mercado».