El domingo 21 de marzo se realizarán las elecciones internas en la UCR de la provincia de Buenos Aires
Las elecciones internas de la UCR bonaerense, previstas para el domingo 21 de marzo, atraen la atención de la alianza Juntos por el Cambio, ya que los resultados de esos comicios tendrán impacto en la postura del espacio opositor de cara a las presidenciales de 2023.
El candidato del oficialismo partidario es el diputado provincial Maximiliano Abad, quien contó de inmediato con la simpatía de la ex gobernadora María Eugenia Vidal y sus dirigentes teniendo en cuenta la sintonía fina que había alcanzado durante su gestión el PRO con el Comité Provincia que condujo Daniel Salvador desde 2016.
A pesar de ello representa a un armado que cuenta con dirigentes que tienen un discurso de intentar construir liderazgos propios, de pura cepa radical y sin necesidad de recurrir constantemente a la figura de Vidal y abandonar un rol de actor secundario que tuvo durante la gestión de Cambiemos en la provincia.
Acaso en este aspecto del discurso se hallan las similitudes con su competidor, el intendente de San Isidro, Ángel Gustavo Posse, quien en sus disertaciones públicas suele llamar a «tomar decisiones sin interferencias de partidos aliados, con autonomía, para que la UCR no se convierta en un mero espectador de políticas ajenas».
Una mayor autonomía para el partido radical que se expresará, desde la provincia de Buenos Aires, y que tendrá el poder de convertirse en un factor clave cuando deban aprobarse o desecharse alianzas a nivel nacional.
Los 72 convencionales nacionales por la provincia poseen un peso específico propio, a la hora de votar en una elección crucial como la de Gualeguaychú en 2015.
La masa crítica de apoyos conseguida por los dos candidatos es realmente importante, ya que se trata de una interna en la que todos tienen sus intereses para participar y, alguno que otro, prefiere mirar y recalcular llegado el momento de actuar.
Por la esquina del retador, Posse, se destaca la figura del senador nacional Martín Lousteau, que parece participar de punto pero igual será banca: lo importante para el senador porteño es participar y expandir su influencia y la de la UCR de la Ciudad de Buenos Aires siempre dirigida por la familia Nosiglia.
La escudería de Lousteau se llama Evolución Radical que, al apoyar a Posse, cruza la avenida General Paz y se hace fuerte en la Tercera Sección Electoral, compuesta por partidos del Conurbano como La Matanza, Lomas de Zamora, Avellaneda y Almirante Brown, entre otros.
En el radicalismo miran encuestas de imagen y opinión y por más que quieran hallar dirigentes populares ninguno se le acerca a Martín Lousteau que al jugar en la interna bonaerense no hace más que ganar en influencia: Posse lo sabe y por ello lo sube al ring nacional.
Por su parte, Abad cuenta con el apoyo del «establishment» radical bonaerense y también de la líder de la Coalición Cívica-ARI, Elisa Carrió.
El escenario está preparado junto al armado de cada competidor y los apoyos que existen por afuera muestran, en realidad, que el factor Lousteau es el enigma a develar en esta elección interna.
Porque si se diera un triunfo de Posse inmediatamente se consolidaría a Martín Lousteau como el referente radical más taquillero e influyente con una sólida base en su distrito, la CABA, y con el apoyo de Buenos Aires: todo eso pondría a Lousteau al borde de intentar una candidatura presidencial en 2023.
Una nominación que no podría ser detenida, al ganar en envión, ni por los mendocinos de Alfredo Cornejo y Ernesto Sanz o por los influyentes Mario Negri y Luis Naidenoff que trabajan desde el Congreso Nacional junto a los gobernadores del radicalismo para, al menos, obtener la candidatura a la vicepresidencia de Juntos por el Cambio en 2023, teniendo en cuenta que ni siquiera se logró ese honor en la última elección presidencial, donde Mauricio Macri buscó la reelección junto al peronista Miguel Ángel Pichetto.
Para la mayoría de los radicales de origen el senador capitalino es un outsider, un forastero, que Gerardo Morales, por citar un ejemplo, no lo puede ni ver. Pero Lousteau y parte del alfonsinismo histórico no se amilanan y avanzan.
Y es en ese avance donde el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, que no puede reelegir y que buscará la candidatura presidencial de 2023, se sentará a mirar el desenlace de la contienda para, luego, actuar.
Por ello, se muestra públicamente prescindente de esta elección pero sabe que Lousteau agita su proyecto nacional para que no se le ocurra proponer a Vidal como Jefa de Gobierno porteño.
Los dirigentes de Evolución Radical recuerdan que 2023 es el turno de ellos y no del PRO luego de haber dejado el camino libre de oposición electoral, en 2019, para que Larreta-Santilli reeligieran.
La jugada nacional del senador Lousteau es una forma elegante de condicionar con la división de la oposición en 2023, un escenario que lo llevaría a la derrota a Rodríguez Larreta, al que no le sobrará nada, si el oficialismo logra mantenerse unido.