Según cuenta la familia, el pequeño sale todas las tardes a esperarlo a la puerta de su casa
Un joven de 23 años, Ariel Maidana, fue asesinado el pasado lunes 8 en la noche cuando corría con una amiga en el marco de un robo, en Guernica, partido de Presidente Perón. Los atacantes se llevaron su campera, nada más. Pero antes de huir, uno de ellos apuñaló a Maidana y terminó con su vida. Según cuenta la familia, su pequeño hijo de 3 años, sale todas las tardes a esperarlo a la puerta de su casa.
Ariel y una de sus amigas salían todas las noches a correr, regresaban cerca de la 1 de la mañana. Ese lunes, él no volvió. Cerca de las dos de la madrugada en la esquina de las calles 4 y Crisólogo Larralde, a metros del Paseo de los Artesanos. Una cámara de seguridad municipal registró la huida de los atacantes y cuando Maidana cayó fulminado, por las puñaladas, frente al anfiteatro, mientras intentaba perseguirlos.
«Vinieron de atrás los ladrones y lo empezaron a patear. Mi hermano agarró a uno y el otro le pegó las puñaladas. Cuando salieron corriendo uno le manoteó la campera, que la tenía en el brazo», aseguró Sebastián, uno de sus hermanos. Fue lo único que le robaron. «Era una campera negra, vieja, la usaba para trabajar, estaba toda gastada. Te digo la verdad, si la hubiera querido vender no se la comprarían en ningún lado», aseguró.
Ariel era uno de 12 hermanos, seis varones y seis mujeres. Vivía con su madre, Amada, a quien de acuerdo a los dichos de la familia, acompañaba constantemente. Tenía un hijo de 3 años y una bebé de 5 meses, con distintas mujeres. Trabajaba de albañil y se ganaba la vida a base de esfuerzo.
Por el crimen, está detenido un adolescente de 16 años. Además, está prófugo otro de 18. Hasta el momento, la familia no recibió el resultado de la autopsia.
El homicidio es investigado por la Unidad Funcional del Joven N° 2 y el Juzgado de Garantías del Joven N° 2 de los Tribunales de La Plata. Según las fuentes, el menor había sido detenido en enero por intentar robar en una casa junto a tres cómplices.
En redes, familiares y amigos hicieron una campaña pidiendo que la Justicia «no se lave las manos» en el caso por tratarse de una familia humilde. «Siempre iba por la vida diciendo permiso, por favor y gracias. Cuidaba de sus amigos cuando estaban enfermos y a su papá que la luchó hasta lo último. No era perfecto, pero era un ejemplo como padre, como amigo, como hijo, como tío era el mejor», contó una de sus primas.
El pequeño de 3 años no comprende lo que le pasó a su papá, ni por qué no pasa más a verlo al salir de trabajar. Lo espera, cada día, en la puerta de su casa y lo llama, esperando una respuesta que no va a llegar.