A 37 años de la muerte del escritor Julio Cortázar, un 12 de febrero de 1984 en París, recordamos algunas de sus frases célebres
Muchas de las formulaciones plasmadas en los libros de este célebre escritor, así como algunos extractos de entrevistas, ilustran la vitalidad juguetona, fantasiosa y disruptiva de su obra y su poética, al tiempo que alumbran una singular forma de mirar el mundo, transgreden la lógica del sentido común y reflexionan sobre los tópicos emocionales de las relaciones humanas, con una vigencia todavía insospechada.
Maestro de la narración breve, autor emblemático en la escena latinoamericana de los 60, Julio Cortázar -Cocó como lo llamaba cariñosamente su mamá-, el escritor que se animó a crear con libertad por fuera de cualquiera convención, dejó oraciones que se fundieron en el imaginario poético, perdiendo de vista incluso al autor que las escribió y hasta haciendo propias algunas que no lo son. Devinieron proverbios, grafitis, tarjetas, envoltorios de azúcar y postales. «Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos» es acaso una de las que más se instalaron en el lenguaje amoroso.
Y así como esa fórmula se volvió bandera o galantería de correspondencia, otras tantas frases alcanzaron el status de representaciones instaladas en la memoria social; muchas de ellas resignificadas por los lectores y las lectores, sobre todo las que se releyeron de «Rayuela». Aunque cómo olvidar la que quedó prendida de su relato «Las babas del diablo» y dice: «Uno de todos nosotros tiene que escribir, si es que todo esto va a ser contado. Mejor que sea yo que estoy muerto, que estoy menos comprometido que el resto».
Y también están sus reflexiones y consejos sobre la escritura, como aquel en el que sentencia: «Un escritor de verdad es aquel que tiende el arco a fondo mientras escribe y después lo cuelga de un clavo y se va a tomar vino con los amigos. La flecha ya anda por el aire, y se clavará o no se clavará en el blanco; sólo los imbéciles pueden pretender modificar su trayectoria o correr tras ella para darle empujoncitos suplementarios con vistas a la eternidad y a las ediciones internacionales».
-«Cada vez sospecho más que estar de acuerdo es la peor de las ilusiones».
-«Probablemente de todos nuestros sentimientos el único que no es verdaderamente nuestro es la esperanza. La esperanza le pertenece a la vida, es la vida misma defendiéndose».
-«Sólo viviendo absurdamente se podría romper alguna vez este absurdo infinito»
-«Por eso no seremos nunca la pareja perfecta, la tarjeta postal, si no somos capaces de aceptar que sólo en la aritmética el dos nace del uno más el uno».
-«Nada está perdido si se tiene por fin el valor de proclamar que todo está perdido y que hay que empezar de nuevo».
-«Total parcial: te quiero. Total general: te amo».
-«La vida, como un comentario de otra cosa que no alcanzamos, y que está ahí al alcance del salto que no damos».
-«El truco está en volverse fuerte del corazón sin perder la ternura del alma».
-«¡Música! Melancólico alimento para los que vivimos de amor».
-«En suma, desde pequeño, mi relación con las palabras, con la escritura, no se diferencia de mi relación con el mundo en general. Yo parezco haber nacido para no aceptar las cosas tal como me son dadas».