Así lo aseguró el titular del Paseo Pellegrini a CLG. "En este verano hay más gente en Rosario, pero no se tradujo en mayores ventas porque hubo una gran pérdida de poder adquisitivo", relató
La gastronomía fue uno de los sectores más golpeados por la llegada de la pandemia hace ya casi un año, pasando varios meses sin poder abrir y luego con restricciones horarias y cantidad de comensales, que aún se mantienen. Si bien Rosario lleva varios meses de un ritmo mucho más cercano al habitual, ahora es la crisis económica lo que golpea a la actividad.
En los bares y restaurantes de la ciudad se esperaba un verano «movido» en comparación con años anteriores, ya que no todos iban a poder salir de vacaciones por el contexto sanitario. Efectivamente, durante diciembre y enero en Rosario se vio mucha más gente de lo habitual. Sin embargo, eso no se tradujo en mejores ventas en el sector gastronómico.
Así lo relató a CLG el titular del Paseo Pellegrini e integrante de la Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica y Afines de Rosario (Aehgar), Alejandro Pastore, quien contó cómo viene el verano en el sector: «Rosario no es una ciudad que reciba turismo de manera masiva. Si bien es uno de los puntos más elegidos de Santa Fe, está lejos de los volúmenes que en este momento tienen los balnearios, zonas de montaña o zonas de sierras como bien sabemos, que de por sí están pasando una temporada difícil».
«Acá la situación es con público que ha quedado en la ciudad, hay una notoria sensación de que hay más gente de la que hubiera en otro contexto, pero eso no implica un mayor consumo porque la realidad es que ha habido una pérdida del poder adquisitivo muy notoria. Eso ha hecho que se limiten gastos que están más cerca de lo optativo y la gastronomía claramente es uno de ellos», explicó.
Pastore señaló que los bares aún están lejos de recuperarse y pone su esperanza en la vacuna: «Si bien hay más gente y un viernes o un sábado podemos sacar una foto con público en los bares, la realidad es que los bares están abiertos prácticamente unas 18 horas por día y en esa implicancia la necesidad de poder traccionar consumo durante todo el día es lo que está faltando. Esperemos que con el avance de la vacunación y de mejores conductas sociales que eviten la propagación del virus, podamos tener un panorama mejor en el resto del año».
«Teníamos la expectativa de que frente a la mayor presencia de público en la ciudad durante el verano, eso redundara en un mejor volumen de ventas. Nos sorprendió que no se diera de esa manera. La explicación es que la gente ha perdido parte de su ingreso o directamente su trabajo», añadió.
Por otra parte, el titular del Paseo Pellegrini se refirió a la situación impositiva del sector: «Le hemos pedido al Municipio la condonación de los TGI para hoteles. Como bien sabemos, la hotelería es un sector que probablemente no tenga la posibilidad de trabajar de forma normal hasta el año que viene y necesita toda la asistencia posible. Lo mismo para la gastronomía los meses que estuvo cerrada».
«En cuanto a lo provincial, recién hace algunos días salió en el Boletín Oficial la condonación de las deudas por impuesto inmobiliario del bimestre 2 al 6, así como los saldos a favor de ingresos brutos del período 9. Son detalles, pero la realidad es que eso se nuclea con pagos de planes de servicios, sobre los cuáles han habido muchas menos facilidades. Además de los gastos corrientes del negocio y de tener que afrontar el pago de vacaciones, también hay que hacerle frente a las deudas del año pasado», agregó.
Sobre la actualidad que atraviesa la actividad, Pastore indicó: «Hay que resistir con mucho ingenio, encontrarle la vuelta para reducir los costos fijos al menor punto posible y aguardar que el proceso de vacunación avance con la rapidez y profundidad que necesitamos para que la sociedad vuelva a convivir de la forma en que lo hacíamos. Vemos que hay nuevas inversiones, gente que decide emprender en gastronomía y está bien que así sea. Obviamente que hay un público de mayor poder adquisitivo que sigue sosteniendo el consumo y eligiendo los lugares que en definitiva están direccionados a ese segmento».
Sin embargo, son muchos los que no pueden resistir la crisis: «Los cierres se siguen dando de manera permanente. A veces no son noticia porque lamentablemente la situación ha llevado a que normalicemos que un bar cierre sus puertas o que un hotel esté a la venta. Seguimos pidiendo una extensión de horario y que se elimine el límite de seis personas por mesa».