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Es rosarino por adopción y llegó a la final del Mundial de Fotografía con una foto de amor eterno


Maximiliano nació en San Nicolás, pero hace 16 años vive en Rosario, y participa del certamen con la imagen de Hortensia y Elías, una pareja que pasó más de 70 años de casados. Dialogó con CLG

Por Gonzalo Santamaría

Maximiliano llegó a Rosario desde San Nicolás para ingresar en la facultad de Ingeniería, aunque luego eligió la carrera de contador público. Sin embargo, después de centrarse en los libros y estudiar durante horas tomó una decisión: se dedicó a la fotografía. A partir de allí realizó una carrera que lo llevó a ser uno de los profesionales más destacados de la Argentina y a conocer Sudamérica, varios países de Europa, México y Estados Unidos. Él se dedica a capturar momentos en casamientos, cumpleaños de 15 y cualquier evento que se presente. Uno de los tantos instantes que quedaron retratados llegaron a la lupa del Mundial de Fotografía.

Maximiliano Oviedo tiene 38 años y hace 24 portó su primera cámara a rollo con apenas 14 años y acompañando a su padre Luis en su San Nicolás natal. Un año más tarde ya encabezó las sesiones en los cumpleaños de 15 y a sus 17 años realizó sus primeras bodas. Después arribó a Rosario y tras una decisión en consenso con su familia eligió abrir su propio camino. «Cambió mucho la fotografía, venía de la modalidad de rollo e iba a escuelas y jardines con mi papá y no sabía el gigante mundo que había», contó a CLG el fotógrafo.

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El Mundial de Fotografía tuvo su primera edición en 2013 y no fue hasta 2018 que, con el impulso de México, permitieron participar a profesionales de Latinoamérica. Allí ingresa Argentina y eligen a «Maxi» como capitán del equipo.

Para esta edición de 2021, la que premiará a las mejores fotos de 2019 debido a que la pandemia retrasó el certamen, Argentina logró meter dos fotos en la final y una de ellas es de Maximiliano Oviedo. Teniendo en cuenta el «nivel increíble» de la competición, relató el fotógrafo nicoleño, el nivel presentado de nuestro país es destacable.

La foto de Oviedo es sencilla, pero tiene una carga emotiva y una historia que eleva la imagen. En ella se pueden ver a Elías y Hortensia, un matrimonio que vivía en la zona sur de Rosario y que su amor, nacido en un circo, se perpetuó por más de 70 años.

Él era trapecista y nació en Uruguay, ella hacía destrezas con su cabello y era oriunda de Misiones. Los primeros acercamientos entre ambos mostraban a una Hortensia reacia, pero luego Elías tomó coraje y la invitó a salir. Pasaron más de siete décadas juntos y vieron crecer su familia. «La Biblia dice que bienaventurado es el que ve a su tercera o cuarta generación», decía la mujer en una entrevista televisiva en 2018.

La foto finalista

Esta pareja tuvo la gracia de tener 10 hijos, 42 nietos, 74 bisnietos, 24 tataranietos y un chozno (descendiente en línea directa en quinto grado) y llegaron a la lente de Maximiliano por esa nota en Rosario 3: «Los conocí por el diario, que le hicieron una nota por la cantidad de años de casados en 2018».

Cuando realizó la fotografía Elías tenía 91 años y Hortensia 92, «tenían una historia de amor linda», contó el fotógrafo para después lamentar el fallecimiento de ambos a fines del 2019: «Ella se enferma, muere y en seis meses él de tristeza también murió».

«Hortensia, en la sesión me comentaba que quería ser famosa, en ese momento entendí que los sueños nunca se acaban, ella tenía 92 años en ese momento», escribió Maximiliano en su cuenta de Instagram donde celebró alcanzar las finales del Mundial.

Sobre la mención de honor que ya ganó por estar entre las mejores 10 fotos de todo el mundo contó que los nietos de la pareja rosarina lo felicitaron y reveló que aún mantiene contactos con ellos.

Al Mundial llegaron 18 fotos de 36 países, se dividen en seis categorías (retrato, naturaleza/paisaje, boda, ilustración, comercial y reportaje) y previo a esa selección hay miles de fotos nacionales. Sólo en Argentina, expuso Oviedo, se enviaron 12 mil imágenes de la fase previa. Para la premiación, que será en abril, el fotógrafo argentino juega con una carta especial.

Los jurados llegan de todas partes del mundo y tienen como objetivo elegir el impacto, la composición o los momentos: «De las 10 que hay es la más normal, pero tiene mucha composición, colores, frío y cálido, está equilibrada simétricamente y tiene una historia de amor», esbozó.

De la iglesia de Lourdes al mundo

Cuando «Maxi» dio sus primeros pasos en Rosario soñaba con fotografiar a una pareja en la Basílica de la Señora de Lourdes, lo que nunca imaginó es dar saltos que lo llevaría a Suecia, Inglaterra o México sin escala.

«Busco momentos espontáneos, dejar una huella en el presente y en el futuro, porque pienso que la fotografía es una máquina del tiempo«, contó el nicoleño y director del Congreso de fotografía Nómade, que es el más grande que se hizo en el país con 900 participantes.

Su trabajo se basa en mucha composición y la vida eligió que se destaque en casamientos y eventos: «Venía de familia, no es que lo elegí. Pero me gustó y lo disfruto».

El fotógrafo intentó incursionar en otras ramas como la naturaleza y «no sentía lo mismo», por eso volcó sus esfuerzos y creatividad a los eventos: «Voy con ganas, me gusta generar vínculo con el cliente».

El vínculo es algo que siempre destaca en sus palabras. Tuvo la oportunidad de realizarle sesiones a muchas parejas amigas, como así también formar una amistad con clientes que lo llamaban espontáneamente.

Dio vueltas por Cuba, México, Chile y Uruguay, siempre con su lente en la mochila y la ilusión de encontrar la foto que deje esa marca en la historia de las personas.

La fotografía le dio la oportunidad de conocer todos estos países y otros como Estados Unidos y parte de Europa, justamente su primera salida al exterior se dio gracias a su trabajo. «Antes era impensado que te llamen del exterior. Ahora, una vez me llamaron un viernes desde México y cuando arreglamos me dijo que era el lunes el evento, y el domingo me subí al avión», contó con el frenetismo que se desprende de esa anécdota.

Por último le reveló a CLG cuál es la iglesia más linda donde pudo capturar momentos y, entre el arraigo y sus estudios de ingeniería, eligió la Parroquia Espíritu Santo en San Nicolás, ubicado en el Edificio Somisa (una construcción creada por la Sociedad Mixta Siderurgia Argentina, de ahí la sigla).

«Tengo algo, tiene una forma triangular que la hace impactante, es súper atractiva y siempre que voy me gusta jugar», resolvió Oviedo. Esta iglesia, como todas las otras, forma una cruz en su vista aérea, pero esta en particular lo hace con techos «a dos aguas». «Es moderna y como estudié ingeniería me gusta la parte edilicia, me atrae mucho encontrar una iglesia así», sentenció el capitán del seleccionado argentino de fotografía.