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Líder opositor ruso Navalny fue sentenciado a tres años y medio de prisión


Este martes un tribunal de Justicia de Moscú, Rusia, decidió castigarlo por haber violado controles judiciales

El líder opositor ruso Alexey Navalny fue sentenciado a tres años y medio de prisión por haber violado controles judiciales, a pesar de las presiones de Occidente y las masivas marchas a su favor en Rusia.

«La corte decide satisfacer la solicitud del Servicio Penitenciario», falló la jueza Natalia Répnikova, de un tribunal de Moscú en el que compareció Navalny en medio de fuertes medidas de seguridad.

La audiencia se inició con casi media hora de retraso y en medio de fuertes medidas de seguridad implementadas ante una manifestación que se desarrolla en las afueras del tribunal, por la que ya fueron arrestadas cerca de 20 personas.

Navalny, que fue llevado a la corte desde la prisión donde está detenido, fue asistido por la abogada Olga Mijailova, que llegó a la sede judicial acompañada por la esposa del líder opositor, Yulia. Al líder opositor, de 44 años, que vestía una camisa azul oscuro, se le vio sereno en la «pecera» o cubículo acristalado situado a la derecha de la mesa de los jueces, informó la agencia de noticias AFP.

La audiencia se realizó tras dos fines de semanas de manifestaciones de apoyo al opositor en toda Rusia que se saldaron con miles de detenciones. Activista anticorrupción y férreo crítico del Kremlin, Navalny fue encarcelado a su regreso a Rusia el 17 de enero, tras una convalecencia de varios meses en Alemania por un envenenamiento del que acusa al presidente Vladimir Putin.

Putin y el Kremlin niegan las acusaciones y afirman que Navalny tiene vínculos con servicios secretos extranjeros que buscan desestabilizar el país. Su arresto provocó nuevas tensiones entre Rusia y Occidente. El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, tiene previsto viajar a Moscú el próximo viernes.

El viernes comparecerá por «difamación» contra un veterano de guerra por haber criticado una campaña publicitaria a favor del Kremlin en la que aparecía, una causa por la que arriesga a sanciones que van desde una multa a cinco años de prisión. También está acusado en una investigación por fraude, un delito que se castiga con hasta diez años de detención, por haber malversado, según las autoridades, donaciones dirigidas a su organización, el Fondo de Lucha contra la Corrupción (FBK).

Desde su regreso, la Justicia rusa multiplicó las acciones contra Navalny y sus aliados políticos, varios de los cuales están bajo arresto domiciliario, encarcelados o procesados desde hace unas semanas. Algunos se enfrentan a penas de prisión por haber violado las «normas sanitarias» contra el coronavirus organizando manifestaciones, mientras que a otros se les acusa de haber incitado a los menores a participar en concentraciones prohibidas.

El opositor logró movilizar a sus partidarios con dos fines de semana consecutivos de manifestaciones, especialmente en regiones rusas tradicionalmente más apáticas que Moscú o San Petersburgo. La respuesta policial fue masiva: el domingo hubo más de 5.400 arrestos en todo el país, un récord en la historia reciente de Rusia, según la ONG OVD-Info.