La Forestal, una empresa inglesa, aplicó una represión sobre sus trabajadores que dejó 500 muertos y definió el futuro de la zona
Ayer, 29 de enero, se cumplieron 100 años del estallido obrero que marcó el norte de Santa Fe, el sur chaqueño y el noroeste santiagueño: la rebelión contra La Forestal. La compañía inglesa, que fue la primera productora de tanino del mundo, aplicaba prácticas opresoras ante sus trabajadores y estos no tardaron en manifestarse.
Justamente un 29 de enero pero de 1921, la empresa británica aplicó una feroz represalia contra sus empleados y murieron más de 500 obreros, días después de haberse declarado en huelga.
La coyuntura sobre fines del siglo XIX y principios del XX en Santa Fe, Chacho y Santiago del Estero, tenía explotación obrera, persecución para quienes elegían ser representados por los sindicatos o grupos activistas, un monopolio de la producción y ganancias exorbitantes frente al desmonte de miles de quebrachos colorados, todo conectado por más de 400 kilómetros de vías férreas. En el medio, La Forestal, que llegó a tener 2 millones de hectáreas en Argentina, que taló el 90% de los árboles de la zona y su voraz represión.
Cien años después, en Villa Guillermina, en el noroeste de Santa Fe, está el Complejo histórico-cultural donde yacen las ruinas de la fábrica y «la chimenea más imponente de Sudamérica».
En el Complejo se inauguró un mural hecho por el nieto de un huelguista. “Eso fue un gran aporte al surgimiento del sindicalismo argentino que se gestó aquí en nuestro norte, con un dirigente como Teófilo Lafuente. Por eso, queremos reivindicar el valor de los pueblos forestales, que tienen plena participación en esta conmemoración, que han sabido transitar el dolor y desde allí han abierto un presente con expectativas”, explicó el gobernador Omar Perotti en el acto.
En la conmemoración se firmó la creación del Parque de la Memoria y la Identidad de los Pueblos Forestales. En el acto también estuvieron vecinos e historiadores de la localidad anfitriona y vecinas. También los jefes y jefas comunales, como Nancy Abalos (Villa Guillermina), José Nicola (La Gallareta), Ramón Ledesma (Tartagal), Catalina Hoffmann (Villa Ana), Omar Walker (Los Amores), Fernando Roda (Intiyaco); Beatríz Villalba (Garabato), Ariel Bolaño (Margarita); y los intendentes Paula Mitre (Vera) y Rubén Mitre (Calchaquí).
También asistieron Alejandro Jasinski, autor del libro «Revuelta obrera y masacre en La Forestal», más Carlos Del Frade y Oscar Ainsuain quienes publicaron el año pasado el libro «La Forestal, explotación y saqueo. Una historia que continúa». Y de manera virtual participó el historiador Felipe Pigna.
La Forestal. «Un hachazo a la dignidad del hombre» es una crónica cantada protagonizada por Enrique Llopis que fue estrenada en Buenos Aires con gran éxito en el año 1985.
El quebracho colorado fue declarado como «árbol forestal nacional» en 1956, bajo el mandato del dictador Pedro Aramburu, quien en el decreto «olvidó» de mencionar a la masacre o a la explotación obrera.
Los trabajadores estaban organizados en la Federación Obrera Regional Argentina (Fora) y por eso se encolumnaban en reclamos de mejores condiciones de trabajo para varones y mujeres, ocho horas en la fábrica y mejoras salariales. Pero La Forestal pagaba con pagarés que sólo podían ser utilizados en los almacenes de la firma, a pesar de contar con errocarriles, puertos, moneda y policía propia, maestros, hospitales y jueces de paz. De todas formas, bajo el gobierno de Hipolito Irigoyen se había firmado un convenio colectivo de trabajo que la empresa incumplió.
Fue así que nació la huelga en Villa Guillermina y también en la fábrica de Villa Ana. Ante la brutal represión los empleados buscaron refugiarse en el monte, sin embargo la Gendarmería Volante y la Legión Patriótica los detuvo y aplicó torturas, quemas de viviendas y desarticulación sindical.
En noviembre de 1922 La Forestal volvió a abrir sus puertas y 30 años después se retiró del país, claro está luego de talar todos los quebrachos. En el norte santafesino sólo quedó miseria y desconcierto de vías férreas sin utilizar, desempleo y pocos habitantes, un combo que sólo avizoró un futuro magro.
El accionar de La Forestal fue un adelanto a la desindustrialización aplicada por la última dictadura militar y significó el fin de la industria del quebracho en Argentina.
Sobre el cierre de las operaciones en nuestro país, la empresa británica contrató como director a José Alfredo Martínez de Hoz, ex ministro de Economía en 1963 y entre 1976 y 1981.