Ubicada en calle Jujuy 1455, la institución poco a poco se fue erigiendo como una fuerza pujante de ayuda a diversas entidades. Hoy -en su tipo- es la agrupación más antigua del continente
Los registros marcan que el 3 agosto de 1913 se fundó el Club de Motos Rosario. Desde entonces se fue erigiendo en el parque de motos más importante del país y uno de los máximos referentes a nivel global por antigüedad. De contar con una casa prestada en Corrientes y Santa Fe pasó a tener un espacio propio en Jujuy 1455 merced a la donación de la familia Dedominici.
Sin embargo, detrás del fascinante mundo de las dos ruedas hay una institución con mucha historia, pasión y solidaridad. Al menos así lo certifica el presidente del CMR, Luis Todesco. “Hacemos lo que nos gusta y da placer, es decir, andar en moto y ayudar al otro”, declaró, con marcado énfasis.
Todesco encabeza el tercer mandato presidencial. Tiene un rol activo e importante puertas hacia adentro del Moto Club Rosario. No obstante, en todo momento destaca la labor realizada por los directivos que pasaron o están hoy en día en la comisión. “Esto creció y crece gracias al aporte de todos”, rubricó sin rodeos.
También confesó que “la primera vez que pisé el club fue en 2004. Luego me fui involucrando en diversos espacios dentro de la comisión directiva y llegué a ser presidente”, .
El Moto Club cuenta con un caudal de 120 socios de diversos puntos del país. “Incluso hay uno que vive en California, Estados Unidos, y cada vez que viene al país cena con nosotros”, deslizó Luis para luego acotar que “en enero se reabrió el cupo para ampliar el cupo societario”.
Motos con historia
Dentro de la cálida casona de Jujuy 1455 se exhiben en la actualidad cuatro reliquias: una Puma Primera Serie, una Guzzi Cardelino, una Zanella Gran Turismo 125cc y una Siambretta 48. Cada tanto las rotan porque los mismos socios las ceden para exponer sobre dos rieles que están elevados a más de dos metros para que esas joyas se puedan apreciar como rige la ley tuerca.
Espacio de puertas abiertas
La historia indica que pasó de ser un club de motos antiguas para transformarse de lleno en un club de motos, por lo cual las puertas están abiertas para todos aquellos que quieran ingresar a este espacio. No se necesita tener un modelo de alta cilindrada o costo elevado. El objetivo es otro. La esencia también.
“Cualquiera que va arriba de una moto puede venir”, remarcó un sincero Luis Todesco como para dejar sentado que la integración y camadería está por encima de todo.
Socios y socias se juntan todos los jueves en la casona, donde murales, motos y fotos adornan el prolijo y seductor recinto. El asado es el menú principal de la cena. No es necesario esperar hasta la sobremesa para charlar de fierros. El tema motos es el eje en todo instante. Sobre todo para los protagonistas, quienes luego de una larga actividad privada a nivel laboral eligen ese espacio para darse un bálsamo de placer.
“Nos reunimos y hablamos de motos como también de organizar algún viaje. Surge todo de la espontaneidad. Cada uno expone ideas y entre todos la desarrollamos para salir después dos o tres días juntos. Lógicamente, van los que pueden o quieren. No es algo obligatorio, por cierto”, dijo Todesco.
El parque motor es variado. Sea de marcas como cilindradas. Los socios se movilizan en Guzzi, Triumph, Vespa, Ducati, Gilera, BMW, Norton, BCA, Honda, etc. A eso hay que sumarle que la entidad centenaria cuenta con tres socias motociclistas. Una de ellas incluso es la secretaria del club y se moviliza sobre una encantadora y resplandeciente Guzzi.
Placer y solidaridad
No sólo se trata de despuntar el vicio sobre las dos ruedas. Detrás del disfrute en ruta hay un fin benéfico. “Hay dos viajes solidarios al año. Son la vuelta de Entre Ríos y la vuelta de Santa Fe. Claro que una vez que tenemos definido el destino, buscamos escuelitas rurales o entidades que nos queden de paso y los visitamos para llevarles cosas”, apuntó el presidente con orgullo.
“A eso hay que sumarle que antes de viajar hablamos con gente amiga de las zonas por donde pasaremos y nos hacen la logística para llevar lo que realmente más necesitan. Aunque generalmente entregamos útiles escolares y alimentos no perecederos, entre otras cosas”, abundó Todesco.
“Emociona ver que cómo la gente nos espera. Nos reciben con alegría sincera. Incluso hasta nos organizan un desayuno o tortas. Compartimos un lindo momento entre todos. El fin solidario también genera eso, empatía. Hacemos lo que nos gusta y da placer, es decir, andar en moto y ayudar al otro”, sostuvo emocionado Luis.
La pandemia no los frena
La acción benéfica no se detuvo con la pandemia. La fuerza de voluntad del club por ayudar aceleró, reforzó los cuidados y apeló al estricto protocolo sanitario para dar hace poco presentes en el hospital Víctor Vilela. Mientras que en breve irán al hospital de Niños Zona Norte.
A esas acciones hay que sumarle que “el pasado 20 de junio, en plena pandemia, hicimos un recorrido por diversos puntos de la ciudad. El punto final fue el Monumento a la Bandera. Fue una salida muy cuidada y respetando el distanciamiento. Si bien cada uno estuvo en su moto o auto, lo cierto es que juntamos como 500 motos”, disparó Luis.
Por otra parte, el presidente recordó, entre otros temas, que “Rosario es una de las pocas ciudades que tiene chapa patente histórica para que las motos antiguas puedan circular en algunos eventos o encuentros puntuales. Eso se logró en un trabajo en conjunto con la Municipalidad de Rosario”.
Pappo, un visitante más
Según relató el vicepresidente Edgardo Balastro, quien era un visitador ilustre al espacio de las dos ruedas era nada menos que el cantautor rockero Pappo. “Tenía una Harley Davison. Después de tocar venía y cenaba acá”, graficó sin dudar el directivo.
Entre los diversos eventos y acontecimientos que realiza el MCR hay uno que fue un boom. “En octubre de 2016 realizamos una muestra de motos muy importante en el galpón de la música. Vino mucha gente. La idea era no sólo repetirlo sino llevarlo a una mega exposición porque somos uno de los clubes más antiguos del mundo. En el borrador de las posibilidades figura para mayo que viene”, remarcó el presidente Luis.
“Más allá de todo, el real objetivo es disfrutar del placer que generan las motos como también ser solidarios. Combinamos lo que más nos gusta en realidad”, cerró Luis Todesco. No caben dudas, el Moto Club Rosario conjuga pasión sobre ruedas y fraternidad.