Durante la primera presidencia del General se llevó a cabo un ambicioso proyecto para transformar la matriz económica y social del país. Hoy, la realidad es muy distante a la planificada en la década del 50. ¿Qué fue lo que ocurrió?
“Gobernar es crear trabajo”, decía el general Juan Domingo Perón, el hombre que durante sus presidencias supo interpretar cabalmente las necesidades de la clase trabajadora que venía, allá por la década del año 1940, cuando el fundador del Justicialismo asume en el Departamento Nacional del Trabajo, de una histórica exclusión social. Crear trabajo, implica, sin lugar a dudas, dignificar a la persona, pero sin embargo, desde hace décadas en Argentina, y más allá de los nombres de los gobernantes y pertenencias a los diversos espacios políticos que han conducido los destinos del país, gobernar ha sido y es una utopía, porque el alto nivel de desocupación histórico, el subempleo y los salarios insuficientes para hacer frente a la vida, a lo que debe sumarse la pobreza estructural, son hechos incontrastables. Cabe aquí lo que decía el mismo Perón: “la única verdad es la realidad”; y la realidad está a la vista todos los días y desde hace bastante tiempo.
Atrás, y como un recuerdo que despierta nostalgia en muchos argentinos, quedaron acciones y obras que hicieron de la Nación una sociedad pujante, no solo en lo económico, sino en lo intelectual, en lo deportivo, en lo social. Atrás quedó la industrialización en manos del Estado de la que rescatamos dos emblemas, de los muchos que hay, en esta crónica: el legendario Rastrojero (que había sido diseñado por un rosarino muchos años antes de su fabricación) y la motocicleta Puma 98, construidos en las instalaciones de Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado (IAME). Atrás quedó el Plan Quinquenal y otras políticas de Estado que contribuyeron a robustecer a una clase trabajadora que devino en clase media, la que desde hace décadas camina por el borde del precipicio o ha caído irremediablemente en el abismo oscuro de la pobreza.
Se puede compartir o no el ideario del ex presidente Perón, se puede incluso hacer críticas a algunas de sus medidas o improntas políticas, lo que no se puede es negar que durante sus gobiernos se hizo, y mucho, por la consolidación de una sociedad mejor a partir de un ser humano dignificado a través del trabajo, de la educación y del deporte. En este último aspecto recuérdese las palabras del antropólogo y sociólogo Eduardo Archetti: en su ensayo El Deporte en Argentina sobre el deporte durante el gobierno de Perón: “Esos diez años fueron, de algún modo, ejemplares y no hubo, posteriormente, otros intentos sistemáticos de vincular al deporte con la nación a través de políticas estatales claras y articuladas. Se podría decir que a partir de 1955 la relación entre deporte y nación se da cada vez más fuera del Estado”
Sin lugar a dudas, las sucesivas dictaduras militares impidieron la consolidación de un proyecto político que dejaran firme el esquema económico, educativo, cultural y social que fue patrimonio, también, de gobiernos democráticos de otros signos. Sin embargo, luego de la última dictadura militar, la democracia no pudo recuperar la bonanza de tiempos pasados.
¿En qué consistió el Primer Plan Quinquenal?
El Primer Plan Quinquenal argentino fue un procedimiento de planificación estatal llevado a cabo durante el primer gobierno del general Juan Domingo Perón, que él mismo anunció por primera vez el 30 de septiembre de 1946 y más tarde en el mensaje presidencial del 19 de octubre de 1947 como proyecto de ley. El Plan finalizó en 1952.
Entre los principales objetivos de Perón se encontraban lograr la independencia económica de Argentina, transformar la matriz productiva, nacionalizar los servicios públicos, redistribuir la riqueza, aumentar los salarios, realizar obras en sanidad, educación y vivienda, disminuir el DTI (Deterioro de los Términos de Intercambio) e incrementar el mercado de consumo interno.
Para lograrlo se tomaron diferentes medidas contenidas en un programa de obras e inversiones necesarias para asegurar un suministro adecuado de materias primas, combustibles y equipos mecánicos, para desarrollar racionalmente la industria y la agricultura del país, en un plazo mínimo de cinco años.
Las medidas
El 9 de julio de 1947 en la casa histórica de Tucumán se realizó la presentación oficial del plan quinquenal; en dicha ocasión Perón firmó la Declaración de la Independencia Económica, y se presentaron por primera vez los postulados que enarbolan las tres banderas del peronismo: Soberanía Política, Independencia Económica y Justicia Social.
Basándose en esos postulados, a partir de ese momento comenzó en nuestro país una decidida e incesante actividad transformadora. En menos de 4 años la realidad comenzó a ser otra. Para ello, el General tomó varias medidas:
- Nacionalización del Banco Central: ocurrió en 1946, con el fin de que los industriales tuvieran fondos para facilitar el desarrollo de actividades económicas de interés nacional y para satisfacer las necesidades del comercio externo e interno.
- Creación del Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (I.A.P.I.): se utilizó el siguiente mecanismo: comprar al productor agrícola su producción al mejor precio de mercado y posteriormente el Estado la comercializaba en el exterior obteniendo los mejores precios posibles al negociar en grandes cantidades. La diferencia quedaba en poder el Estado y era devuelta mediante créditos blandos para los mismos productores agropecuarios, en inversiones de infraestructura y en el combate contra las plagas.
- Nacionalización de Entel: la empresa de servicios telefónicos pasó a ser del Estado en 1948. En pocos años, Argentina se consolidó como un líder absoluto en América Latina en prestación del servicio telefónico. En 1943 existían 724 centrales y 476.585 aparatos. La inversión total por la adquisición de diversos materiales alcanzó 10.374.000 pesos. En 1949 había 778 centrales y 647.240 aparatos, y se completó una inversión de 100.276.000 pesos.
- Creación de la flota mercante de ultramar: se expandió la Marina Mercante, que a fines de 1943 explotaba cuarenta y dos barcos, afectados todos ellos al servicio de ultramar, con un personal de 15.000 trabajadores.
- Estatización de los Ferrocarriles: entre 1946 y 1948 todas las líneas férreas fueron estatizadas bajo la órbita de la Empresa de Ferrocarriles del Estado Argentino (EFEA, luego Ferrocarriles Argentinos). Antes se encontraban en su mayoría en manos de empresas británicas y francesas. Se dio un fuerte impulso a la construcción de nuevos ramales y a la ampliación de la red ferroviaria, que llegó a contar en 1954 con más de 120.000 kilómetros.
- Nacionalización de los servicios de gas: entre 1947 y 1949 se construyó el gasoducto que unió Comodoro Rivadavia con Buenos Aires, con una longitud de 1605 kilómetros, uno de los más largos del mundo en su momento. Fue inaugurado el 29 de diciembre de 1949. Más tarde la cañería fue extendida cien kilómetros más hasta Cañadón Seco. La distribución de gas aumentó de trecientos mil metros cúbicos por día a quince millones de metros cúbicos diarios, abaratando en un tercio los costos. El gobierno de Perón aplicó una política tendiente a la expansión del sistema de gas por redes, logrando así una baja sostenida de tarifas.
- Dentro del área de Trabajo, se decidió: crear la Secretaría de Trabajo, ampliar los derechos del trabajador, sancionar el estatuto del Peón Rural, crear los Tribunales del Trabajo, establecer la jubilación de los empleados de comercio, y fomentar un régimen de previsión para el personal de la industria y afines.
Los logros
A través de la empresa estatal Obras Sanitarias de la Nación, se llevó a cabo un programa de obras, para el período 1947-51. En 1942 unos 6,5 millones de habitantes tenían provisión de agua corriente y 4 millones, servicios cloacales, y en 1955 los beneficiarios se ampliaron a 10 millones y 5,5 millones respectivamente.
A su vez, en ese período de tiempo se construyeron 350.000 viviendas destinadas a familias obreras, se inauguraron 8.000 escuelas con el auspicio de la fundación Eva Perón y se levantaron 4.300 centros de salud.
También se realizaron obras portuarias en Rosario, La Plata, Comodoro Rivadavia, Bahía Blanca y Mar del Plata, se construyeron usinas eléctricas, hidroeléctricas y térmicas, se crearon ciudades universitarias en Tucumán y Córdoba, se emplazaron diques y embalses, se establecieron parques nacionales y se realizó una importante exploración de carbón mineral y un fuerte desarrollo de la flota petrolera.
En el Primer Plan Quinquenal los salarios aumentaron el 40%, el PBI creció un 8% anual y el consumo un 11%. Como si fuera poco, en 1952 el gobierno peronista decidió saldar completamente la deuda externa: el país deudor de m$n 12.500 millones se convirtió en acreedor por más de m$n 5.000 millones.
Emblemas de la Argentina pujante
La era del trabajo y la industrialización tuvo varios emblemas, muchos de ellos creados por Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado (IAME), un ente estatal y conglomerado de fábricas autárquico de la República Argentina creado entre 1951 y 1952, durante la presidencia de Juan Domingo Perón, para promover la fabricación de aeronaves y automóviles.
Su creación se originó en la imperiosa necesidad de fabricar automóviles en el país, para lo cual se decidió aprovechar el alto desarrollo tecnológico que había logrado el Instituto Aerotécnico de Córdoba. En la época de mayor apogeo, que se extiende hasta 1955, el IAME fabricó aviones, automóviles, tractores, motocicletas, lanchas y armamento. Los mayores símbolos de esa época fueron el Rastrojero y la motocicleta Puma 98.
En cuanto al Rastrojero, se trató de una serie de vehículos diseñados y desarrollados para ser utilizados como utilitarios de carga, siendo años más tarde desarrolladas versiones para transporte de pasajeros. Fue producido desde 1952 hasta 1956 por el IAME. Tras la redenominación de esta última como Dirección Nacional de Fabricaciones e Investigaciones Aeronáuticas (DINFIA), su producción siguió desde 1956 a 1967. Finalmente y tras la separación de DINFIA entre la Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA) e Industrias Mecánicas del Estado (IME), esta última continuó su producción desde 1967 hasta su desaparición definitiva en 1980.
Por otra parte, pumita, pumarola o pumasaki son las denominaciones por las que se conoce a la motocicleta creada en Argentina en 1952. Se convirtió en un emblema cordobés y en un signo de la industrialización del plan quinquenal del país. Realizada íntegramente por obreros argentinos y con planes muy accesibles de obtención, logró rápidamente popularidad entre las clases obreras. Su simple diseño e ingeniería mecánica hicieron de esta motocicleta un símbolo de esplendor de aquellos días. Se presentaron cinco series.
El contraste
Los años de desarrollo durante los gobiernos peronistas llegaron a su fin con la instauración de sucesivas dictaduras militares, que con políticas neoliberales llevaron al país a poco menos que la ruina. Desde ese entonces, y hasta hoy, la desocupación, pobreza e indigencia no pararon de crecer, a pesar de algunos períodos donde la tendencia pudo ser parcialmente revertida.
Así, actualmente la desocupación y subocupación real en Argentina alcanza a millones de personas, los salarios son insuficientes para una gran masa de trabajadores. Según estudios privados mencionados por el Cesla, la tasa de desocupación real alcanzó al menos el 20 por ciento de la población (aunque es cierto que la pandemia el año pasado contribuyó a esta situación). El subempleo es una presencia endémica y sumado a esto, desde hace décadas, hay una pobreza estructural incontrastable que ningún gobierno democrático, ha logrado atenuar a niveles aceptables por debajo al menos del 10 por ciento, y en los últimos años se ha disparado a porcentajes asombrosos para un país con grandes riquezas naturales.
Cabe destacar que una de las características fuertes de las políticas económicas de Perón, más precisamente de los primeros años desde la llegada al poder, fue la política de ingresos. Entre los objetivos de su gobierno fue el desarrollo de un fuerte plan de industrialización, y la protección del consumo a través del salario y el sostenimiento de la inversión que iba de la mano con la ganancia empresaria. Algunos trabajos que revisan esas políticas sostienen que «la política de ingresos apuntaba a dos direcciones complementarias; por un lado, una distribución del ingreso del capital hacia el trabajo en donde el beneficiario era el trabajador; y por otro lado, una redistribución desde el sector agropecuario hacia las actividades urbanas que sostenía el salario real como las tasas de rentabilidad de las industrias. Como ejemplo de las primeras, podemos mencionar el notable incremento de los salarios con los regímenes de convenios colectivos, los salarios mínimos, el sueldo anual complementario y las vacaciones pagas, el régimen de jubilaciones y pensiones, y políticas de educación, salud, vivienda y recreación. Según las estadísticas los asalariados percibieron en 1949 entre 9 y 13 puntos más del PBI que en el año 1945».
La máxima de Perón, respecto de que gobernar es crear trabajo y desde luego un trabajo dignificado por el salario justo, y el sueño de una sociedad pujante y en genuino desarrollo, como alguna vez lo fue la Argentina, parece que es una deuda que aún tiene la democracia desde 1983 a la fecha, aunque hubo algunos períodos en los que pareció que se retomaba ese necesario camino hoy ausente.
Imagen de la Cupé «Justicialista» fabricada en el IAME entre los años 1953 y 1955.