Las protestas comenzaron hace cinco meses después de una disputada elección presidencial donde la oposición exigió la renuncia del mandatario
Tras un año marcado por las masivas protestas de la oposición tras unas elecciones cuestionadas, el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, prometió este domingo una reforma constitucional para finales de 2021, que será aprobada o rechazada por la sociedad en un referendo.
El anuncio fue inmediatamente rechazado por la líder de la oposición y excandidata presidencial que con el estallido de las protestas abandonó el país y se exilió, Svetlanta Tijanovskaya, quien acusó al mandatario de tratar de ganar tiempo para que las manifestaciones pierdan fuerza.
La agencia de noticias rusa RIA adelantó algunos extractos de una entrevista a Lukashenko que se transmitirá por televisión en Rusia esta noche y en la que el mandatario bielorruso, estrecho aliado de Vladimir Putin, se comprometerá a alcanzar un nuevo texto constitucional para finales de año.
«Y luego el pueblo determinará en un referendo si debe haber una nueva constitución o no», prometió, en lo que es su compromiso más concreto hasta ahora.
Las protestas comenzaron hace cinco meses después de una disputada elección presidencial, que según el resultado oficial consagró nuevamente como ganador a Lukashenko con una victoria aplastante con más del 80% de los votos.
El mandatario ha gobernado durante un cuarto de siglo, sin interrupciones y siempre con mayorías inusualmente altas para cualquier democracia en el mundo.
La oposición, encolumnada detrás de la candidatura de Tijanovskaya, cuestionó los resultados oficiales y denunció fraude, lo que desató masivas protestas y una cruenta represión estatal.
Aunque las manifestaciones son más pequeñas que hace uno o dos meses, hoy miles de bielorrusos volvieron a marchar por la capital, Minsk, con banderas blancas, rojas y blancas de la oposición para reclamar unos nuevos comicios.