Anticiparon un alza generalizada de precios de un 160% y esperan que los negocios privados los aumenten por encima del 300% para poder sobrevivir
Los cambios generan inquietud en la población. «Todo mundo está preocupado, ¡el cubano vive del susto!», dijo Yusbel Pozo, un comerciante de 36 años, a la agencia AFP.
El presidente Miguel Díaz-Canel anunció la reforma económica hace unas semanas y, desde entonces, funcionarios del gobierno explicaron a través de la televisión cada una de las medidas para preparar a los ciudadanos para el llamado «día cero».
Aún así, para Yusbel Pozo, «el futuro es incierto».
«No sabemos lo que va a pasar. La corriente (electricidad) sube cinco veces, suben los alimentos», dijo.
Las autoridades anticiparon un alza generalizada de precios de un 160% y esperan que los negocios privados los aumenten por encima del 300% para poder sobrevivir.
Uno de los mayores descontentos de la población, que se registraron en las redes sociales, fue por el alza de la electricidad anunciada inicialmente en la Gaceta oficial. La tarifa que se anunció era con una suba de nueve a 40 pesos mensuales para los que menos luz utilizan, pero que se disparaba mucho más para los sectores de mayor consumo.
Esta semana, el gobierno reconsideró estas tarifas y anunció que este aumento sólo será de 33 pesos.
De acuerdo con el Gobierno, el salario mínimo de 2.100 pesos cubre 1,3 canastas básicas, pero el economista de la Universidad de La Habana, Ricardo Torres, explicó que este cálculo se realizó en junio de 2019, antes de que llegara la pandemia del coronavirus y la fuerte escasez de productos durante 2020.
«Se trabajó durante mucho tiempo, se tenían muchos grupos de trabajo para analizar los diferentes temas de este gran cambio», sin embargo hay aspectos que escapan al control del Gobierno como la posibilidad una inflación descontrolada, agregó Torres en declaraciones a la agencia francesa.
El académico también criticó el avance de la dolarización, que se ve estimulado con estas acciones.
Con las nuevas medidas habrá mucho más dinero en circulación y «el peligro que tenemos es que, con todas las presiones inflacionarias que tenemos en la economía, lanzar más dinero sin un incremento de bienes y servicios puede desencadenar una inflación por encima de lo que está» previsto, indicó el experto.
Además, Cuba cuenta con una red de tiendas en las que sólo se puede comprar con cuentas en MLC (monedas libremente convertibles), que se cargan con dólares generalmente depositados fuera del país.
En estos establecimientos se venden muchos productos de consumo cotidiano para los hogares que no están contemplados en la libreta de racionamiento, con la que los cubanos se abastecen de alimentos básicos como arroz, azúcar, huevo, pollo, aceite y otros.
Sin embargo, los dólares para esas cuentas no se pueden adquirir ni en bancos o casas de cambio dentro de Cuba.
«¿Cómo los hogares van a acceder a divisas? Los lanzas al mercado negro, pero incluso dices que no quieres mercado negro, eso es una contradicción, ahí tienes una vulnerabilidad», de esta reforma económica, explicó el académico.
El Gobierno ha pensado detenidamente todos los movimientos del tablero, pero «en este ajedrez no se contempla todo lo que los hogares obtienen a través del mercado informal y ahí no hay control de precios».
El doloroso ajuste económico ocurre tras un desplome de PBI de 11% en 2020, la peor caída en 27 años, provocado por el duro golpe que recibió durante la pandemia la industria turística, motor de la economía de la isla y el recrudecimiento del bloqueo estadounidense bajo el Gobierno de Donald Trump.
«Mis hijos no pueden comer caramelos ni galleticas en este día de Reyes Magos. Todo es en puro dólar», contó con pena Ariadna Rodríguez, de 28 años y trabajadora de un comedor público, que no integra el 50% de cubanos que recibe divisas de familiares o amigos del exterior.
El economista cubano Carmelo Mesa-Lago, docente en la Universidad de Pittsburgh, también advirtió que «la unificación monetaria y cambiaria tendrá efectos nocivos a corto plazo porque habrá gran incremento de la inflación y el desempleo».
De todos modos, en declaraciones a Télam, Mesa-Lago fue mucho más optimista respecto de qué puede pasar a largo plazo, ya que, «si las políticas se implementan bien, unidas a otras medidas, generarían efectos positivos como la eliminación de distorsiones, el incremento de la productividad de las empresas y las exportaciones, los incentivos a los trabajadores y, en definitiva, crecimiento económico».
El Ejecutivo ya advirtió que no permitirá «precios abusivos y especulativos» y amenazó con «severas sanciones» a quienes busquen aprovechar la situación.