El padre Pepe Di Paola contó, en una entrevista exclusiva con CLG, cómo impactó la pandemia en las villas, dijo que "el consumo de sustancias se incrementó este año" y criticó el proyecto para legalizar el aborto. "Es una imposición del FMI", aseguró
Alejados de los vaivenes del valor del dólar, cansados de las disputas políticas y en medio del debate por la legalización del aborto, en las villas la prioridad es conseguir un plato de comida cada día. Y al padre Pepe Di Paola no se la contaron. Con más de dos décadas de trabajo en las villas, este cura muy cercano al Papa Francisco conoce como nadie la pobreza y asegura que “los partidos políticos tienen un desconocimiento absoluto de lo que piensa el pobre”.
En un extenso diálogo con CLG, el cura villero cercano al papa Francisco contó las consecuencias que tuvo la pandemia en las barriadas, y cómo, contrariamente al relato oficial, “en las villas las personas están en contra del aborto”. En este sentido, dijo que la Interrupción Voluntaria del Embarazo es una “imposición del FMI”, aseguró que “Alberto Fernández está haciendo lo mismo que hizo Macri en 2018” y advirtió que los dirigentes políticos del país “nunca pisaron los barrios populares”.
“Podemos esperar muy poco de los dirigentes argentinos. Si no hay un cambio de mentalidad es imposible. Como ya dije antes, si votan a favor del aborto en Argentina no hay Navidad, porque a una chica de 15 años como María que quedó embarazada le podrían haber dicho que vaya a abortar a la clínica de Belén y Jesús no hubiera nacido”, puntualizó Di Paola.
Por otra parte, indicó que los jóvenes fueron los más golpeados por la cuarentena y que el cierre de escuelas y clubes “incrementó notablemente” las adicciones y el consumo de sustancias. “En vez de juntarse en lugares donde pueden tener liderazgos positivos, lo hacen en la esquina con personas que lo llevan a cualquier lado. Al gobierno le faltó una mirada social del tema”, indicó.
—¿Cómo impactó la pandemia y la crisis económica actual en las villas en las que trabaja junto con la Pastoral Social de la Iglesia?
— Es una situación complicada porque una de las cosas que golpea es la falta de trabajo. No hablamos de trabajo formal, sino de changas. La clase media al ajustar su presupuesto para vivir eliminó ese tipo de gastos: cortar el pasto, pintar y muchas cosas que les permitían a nuestros hermanos en los barrios llevar un plato de comida diario a la mesa. Todo esto en un año de pandemia donde las actividades de los jóvenes y adolescentes no se realizaron, con escuelas y clubes cerrados.
— ¿Este contexto facilitó un aumento de las adicciones y el consumo de sustancias en las villas?
— En la marginalidad se esconde el peor rostro de la droga. Y este tiempo sin propuestas para los jóvenes no ayudó. Se incrementó en los últimos años y mucho más en estos meses. No pueden estar nuestros chicos tantos meses sin actividades. En vez de juntarse en lugares donde pueden tener liderazgos positivos, lo hacen en la esquina con personas que lo llevan a cualquier lado.
— ¿Cómo evalúa las medidas adoptadas por el Gobierno Nacional al respecto?
— Estuvo muy bien en el principio cuidando la salud. Nosotros pusimos las Iglesias a disposición, acompañamos y seguimos acompañando. Damos de comer a más de 3.300 personas en mi Parroquia y cada cura villero lo mismo, sumando la desinfección de pasillos y un trabajo muy grande. Faltó un análisis más social del tema, no sólo epidemiológico.
— ¿Y cómo se explica que en este contexto que describe se haya puesto sobre la mesa el proyecto de legalización del aborto?
— Me parece desafortunado. Estamos en una situación muy complicada. Lo que el gobierno está haciendo es lo mismo que hizo Macri. Los dos se juntan ante una exigencia del FMI, como es el control poblacional, y en el fondo la negación a la vida. No digo que no se hable del tema, pero podrían dejar que pase la pandemia, dejarnos trabajar con tranquilidad. Todavía ni siquiera trajeron la vacuna que se apuraron a tirar sobre la mesa el tema. Pero coincide: en el 2018 Lagarde estaba con Macri y la imposición del FMI es esa, cuando lo dije en el Congreso me saltaron un montón, pero que rara coincidencia que aparece de nuevo el FMI y los mismos muchachos se juntan para promover lo mismo.
— Y en el día de ayer el proyecto recibió dictamen del Senado…
— Da indignación que los senadores que deben representar al pueblo estén recibiendo presiones. La mayoría de la gente ya demostró estar en contra del aborto. Y sin embargo cuando pisan Buenos Aires parece que pierden la territorialidad que los llevó a la banca que ocupan. Qué clase de convicción pueden tener nuestros dirigentes. En la Capital Federal el 77% de las personas de la Villa 31 está en contra del aborto. Ahora, ¿por qué el Senador de Capital vota a favor? Porque responde al poder, pero nunca pisaron los barrios populares. Los barrios populares tienen su propia mirada de las cosas. Hay un desconocimiento absoluto de todos los partidos políticos de lo que piensa el pobre. Y si quieren saber, por ejemplo, que piensan los pobres en materia de salud que se vayan a atender a un hospital público como lo hacen ellos.
— ¿Coincide con aquellos que dicen que país atraviesa una profunda pérdida de los valores humanos más indispensables? ¿Se pueden recuperar?
— Se van a recuperar en la medida que no se vote la muerte en Navidad, aunque la verdad es que podemos esperar muy poco de los dirigentes argentinos. Si no hay un cambio de mentalidad es imposible. Como ya dije antes, si votan a favor del aborto en Argentina no hay Navidad, porque si Jesús hubiese sido abortado. Una chica de 15 años como María que quedó embarazada y le podían haber dicho podés ir a abortar a la clínica de Belén.
— ¿Cuál es la mirada del papa Francisco sobre la realidad argentina? ¿Puede influir desde su lugar para impulsar un cambio espiritual profundo en el país?
— La Iglesia puso todo en esta pandemia. Desde Cáritas, los curas villeros. Tenemos un recorrido a lo largo del país acompañando al pueblo. Creo que es una falta de ubicación de los gobernantes y de representatividad en el parlamento lo que están haciendo. La Comunidad tiene que seguir defendiendo la vida, desde el principio hasta el final, y cuidando a nuestros viejitos. Porque después van a venir a decirnos de la muerte asistida. Estos empiezan por algo y después siguen con otras. Estas ideologías vienen de afuera con un ordenamiento, no son nacionales y populares. Nosotros como pueblo tenemos que mostrar lo mejor que tenemos y fortalecer la vida de la comunidad como nos dice Francisco. Nadie se salva solo.