Sectores como la construcción, la producción automotriz, la siderúrgica, la metalmecánica, la refinación de petróleo, la elaboración de alimentos y la fabricación de muebles comenzaron a recuperarse partir de la segunda mitad de 2020
La actividad económica estuvo este año marcada por la irrupción de la pandemia de coronavirus que obligó al Gobierno a tomar medidas preventivas de aislamiento y restricciones a la circulación, y eso generó el cierre transitorio de fábricas y comercios y una retracción en el consumo, en especial en el primer semestre.
A partir de la segunda mitad de 2020 la economía dejó de caer y empezó a mostrar algunos signos de recuperación respecto a los meses previos, especialmente, en sectores como la construcción, la producción automotriz, la siderúrgica, la metalmecánica, la refinación de petróleo, la elaboración de alimentos y la fabricación de muebles.
La economía venía de dos años de caídas consecutivas, de 2,6% en 2018 y 2,1% en 2019, y en un 2020, en que se apostaba a la recuperación de la mano de políticas activas para la industria, la construcción, el agro, los servicios y el consumo, la aparición de la pandemia desestabilizó todos los planes y el nivel de actividad cerraría con una baja en torno al 11/12%..
El verano pasado mostró una actividad en baja que mantenía el efecto arrastre de dos años de crisis durante los que cerraron 20.000 empresas, se perdieron 303.800 puestos de trabajo registrado, y la merma de poder adquisitivo frente a la inflación fue de 6,3% en 2018 y de 8,4% en 2019, lo que erosionó fuertemente el consumo.
En este marco, la llegada de la pandemia complicó los planes de reactivación, y en marzo se produjo el primer cimbronazo, tras el inicio de la primera fase del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) que mantuvo cerrados empresas y comercios, y paralizada la construcción.
En el inicio del confinamiento, la actividad económica cayó 11,5%; y en abril ya fue un derrumbe del 26,4%.
Sin embargo, a partir de mayo, y con las primeras aperturas, la caída se desaceleró, al marcar una baja de 20,6% interanual, inferior a la de abril, y un aumento de 10% en la comparación mensual.
En junio se volvió a recortar la baja en la actividad económica, que tuvo una merma de 12,3% interanual, pero un aumento de 7,4%.
Las medidas de contingencia adoptadas por el Gobierno, fundamentalmente el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP), en el se invirtieron $ 200.000 millones entre marzo y junio, evitaron que la caída fuera peor.
Prueba de eso es que pese a venir de dos años de caída de su Producto Bruto Interno (PBI), y con el agregado de la pandemia, la economía argentina cayó 19,1% interanual en el segundo trimestre del año, cuando más impacto tuvieron las restricciones.
Esa caída fue inferior a la del PBI del Reino Unido, que fue del 21,7% en el segundo trimestre; a la de España, que lo hizo en un 22,1%; y similar a las pérdidas sufridas por Italia, del 17,7%; y Francia, del 19%, todas economías que venían de años de crecimiento.
Dejada atrás la primera parte del año, julio y agosto mostraron una baja sostenida similar a la de junio en la comparación interanual, de 12,3% y 11,6%, respectivamente, aunque con mejoras mensuales de 1,1% en ambos meses.
La última medición informada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) mostró una nueva desaceleración en setiembre en la pérdida de la actividad, que se redujo casi a la mitad de los tres meses anteriores, con una baja de 6,9%, en tanto que se duplicó el crecimiento mensual a 1,9%.
El derrotero de la economía tuvo su correlato en la actividad industrial que bajó 16,8% interanual en marzo y se desmoronó 33,5% en abril.
En mayo se inició la recuperación, con una baja de 6,4% interanual, que se mantuvo para junio, julio y agosto, con pérdidas de 6,6%, 6,9% y 7,1%, respectivamente.
Sin embargo, en la comparación mensual mayo mostró un crecimiento de 9%; junio, del 13,8%; y julio, de 2,1%; pero agosto mostró una merma de 0,9%.
No obstante, en setiembre se registró el primer crecimiento interanual de 2020 del 3,4%, con el consecuente incremento mensual de 4,3%, que no se pudo sostener en octubre, con bajas de 2,9% interanual y 2,5% mensual.
De todos modos, desde la Unión Industrial Argentina (UIA) anticiparon esta semana que noviembre volverá a registrar un crecimiento interanual de 2,4%, de acuerdo con sus propias mediciones.
El sostenimiento del ATP, que posibilitó durante toda la pandemia el pago de salarios a 3 millones de trabajadores de unas 340.000 empresas, motorizó la reactivación de la industria sobre el final del año.
Distinto fue el caso de la construcción, que estuvo frenada durante más tiempo, ya que recién en la segunda mitad del año y de manera paulatina se fue autorizando en los distintos distritos del país.
Esta actividad en marzo cayó 46,8% interanual y en abril experimentó un derrumbe pocas veces visto, del 75,6%.
En mayo se recortó la pérdida del mes anterior, y hubo una caída de 48,6% interanual, pero un crecimiento mensual de 99,9%.
En junio se vio una mayor desaceleración de la caída del mes anterior, y la baja fue de 14,8% interanual, con un crecimiento mensual de 38,2%.
Julio y agosto se mantuvieron en niveles de caídas interanuales similares a junio, del 12,9% y 17,7% respectivamente, y en setiembre la pérdida interanual volvió a desacelerarse a 3,9%.
Octubre fue un mes ya con similar comportamiento al mismo de 2019, con apenas una merma interanual de 0,9%, pero lo significativo es que en este mes y en setiembre se registraron subas mensuales de 3,9% y 4,3%, respectivamente.
Si estos incrementos mensuales se computan con el incremento de 6,8% de julio, y aun con la baja de 1% de agosto, se da un resultado para el cuatrimestre de julio a octubre, de una suba acumulada de alrededor del 15%, una base promisoria para consolidar la reactivación del sector